Luis Patti volvió a ausentarse en su juicio alegando razones de salud

Médicos de Fleni informaron que sufre un cuadro de hipertensión con fuertes dolores cervicales.

Una vez más, el ex intendente de Escobar no se hizo presente en la sala de José León Suárez donde se lo juzga por su presunta participación en crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura militar, cuando era policía.
Luis Patti se quedó este lunes en la clínica de Fleni en Escobar, donde está internado desde antes del inicio del juicio oral. Los médicos informaron que “sufre un cuadro de hipertensión con fuertes dolores cervicales”, en un documento que sus defensores presentaron al Tribunal Oral Federal 1 de San Martín.
El otrora jefe político del distrito no fue el único ausente en esta nueva audiencia, ya que el ex presidente de facto Reynaldo Bignone se encuentra internado desde la semana pasada en el Hospital Militar Central. El dictador es juzgado en la misma causa, que también involucra al ex general Santiago Omar Riveros y el ex comisario de Escobar Juan Fernando Meneghini.
Durante la jornada de este lunes se exhibieron archivos de inteligencia de la Policía Bonaerense, a resguardo de la Comisión Provincial por la Memoria, que demuestran que el Ejército coordinó acciones con esa fuerza de seguridad desde 1975 para la represión ilegal en un trabajo conjunto que se intensificó tras el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976.
Según declaró la testigo y perito de la Comisión, Claudia Berlingeri, los documentos -hallados hace diez años en la disuelta Dirección de Inteligencia de la Policía Bonaerense-, dan cuenta de la interacción entre el Comando de Institutos Militares de Campo de Mayo y la Unidad Regional de Tigre, de la que dependía la seccional de Escobar donde trabajaba el acusado.
Además, demuestran que en la seccional de este municipio hubo detenidos de manera ilegal que luego eran entregados al Ejército, como, según la causa, sucedió con el ex diputado nacional Diego Muñiz Barreto, uno de los casos por los que está enjuiciado Patti.
El entramado represivo
Berlingeri exhibió diapositivas de los archivos y legajos digitalizados y se centró en particular en los hallados sobre la represión ilegal en la zona norte de la provincia de Buenos Aires, dentro de la jurisdicción del Comando de Institutos Militares de Campo de Mayo, que puso bajo su órbita a la Unidad Regional de Tigre, que incluía a Escobar y sus subdependencias como Garín, donde estaba Patti desde antes del ‘76.
Un informe secreto de mayo de 1975 daba cuenta de una reunión el 8 de ese mes en Institutos Militares de Campo de Mayo con jefes policiales de “San Martín, Tigre, de la Brigada de Investigaciones de Martínez y Caseros, lo que muestra a las fuerzas cooperando en el distrito”, explicó la perito y docente.
En esa ocasión, los militares encargaron a la policía “ejercer control sobre establecimientos fabriles de la zona, y pasar información cada cinco o diez días para poder tener controlados a los trabajadores que eran delegados o militantes”, explicó.
“Son documentos que permiten sostener el vínculo existente entre Institutos Militares de Campo de Mayo y la Policía Bonaerense y otras fuerzas represivas desde antes del año 1976”, aseveró.
En el archivo se encontraron informes sobre la estructura de la llamada “zona  cuatro” del Ejército en la dictadura, con pruebas que vinculan el accionar de la seccional de Escobar y sus “grupos operativos” en acciones conjuntas con el Ejército.
“Hay datos de víctimas y documentación que habla de los aquí imputados”, agregó la testigo.
Según los documentos exhibidos en la audiencia, en 1975 se da “la orden de batalla para la jurisdicción Campo de Mayo” y desde ese momento aparecen “legajos que dan cuenta del trabajo combinado” con la policía bonaerense. “Funcionaban desde antes del 76 en coordinación”, agregó.
Entre los legajos que se vieron en el juicio, la perito destacó uno del 12 de abril de 1975 donde se informa a las autoridades militares sobre el asesinato de cuatro personas en Tigre, en un supuesto enfrentamiento con delincuentes, que fue escrito a mano y da cuenta de la participación de personal de las comisarías de San Miguel, Escobar, José C Paz y de un oficial de la Unidad Regional Tigre.
Por ejemplo, el legajo 6705, incluía una extensa lista de “personas muy larga con pedido de captura a pedido de Campo de Mayo, de mediados del 76, se informaba que iban a ser buscadas por el Ejército” y se la remite a la Unidad Regional de Tigre para que aporte información.
Otros legajos informan sobre “procedimientos antisubversivos” en Escobar, pedidos de informes del Ejército a esa jurisdicción policial y detenciones clandestinas.
También se guardaron archivos sobre hallazgo de cadáveres entre 1974 y 1976 en la zona investigada, particularmente en lugares cercanos al rio Luján, como ocurrió con otro de los casos por los que se acusa a Patti, el secuestro y asesinato del militante montonero Gastón Goncalvez, quien estuvo preso de manera ilegal en la seccional y poco después fue asesinado de un balazo en la cabeza y enterrado como NN en el cementario de ese partido.
“Te conozco de Baigorrita”
Una testigo de identidad reservada en la causa, que sufrió un allanamiento ilegal en su casa de La Plata durante la última dictadura militar, aseguró en el juicio que ese operativo fue comandado por el entonces policía Patti, a quien reconoció muchos años después por televisión cuando lanzó su candidatura a intendente de Escobar donde lo identificó porque era oriundo de su mismo pueblo, Baigorrita, en la provincia de Buenos Aires.
“Yo a vos te conozco”, contó la mujer que pensó en septiembre de 1976 mientras observaba a un hombre vestido de civil “con camisa celeste, ojos azules y mirada muy profunda” que se había sentado a revisar ficheros en el escritorio de su vivienda de La Plata, en la que poco antes había irrumpido junto a un grupo comando en busca de un médico que ya no vivía allí.
Al iniciar su declaración ante el Tribunal Oral Federal 1 de San Martín que juzga a Patti, la mujer había contado que nació en Baigorrita, un pueblo de no más de cuatro mil habitantes en la provincia de Buenos Aires donde “todos se conocían”, y que si bien se mudó a los siete años, siguió yendo hasta que se casó porque allí estaban sus abuelos, tíos y primos.
De ese pueblo era oriundo también Patti, según supo muchos años después cuando lo escuchó mandar saludos a sus parientes en ese lugar durante una entrevista televisiva, en ocasión del lanzamiento de su candidatura por el Paufe.
“Pasaron muchos años, un día mirando televisión veo una persona en un informativo que se candidatea para intendente de Escobar, estaba mi familia al lado mío, lo primero que les digo es esa es la persona que yo digo que es de Baigorrita y fue a casa. No podía saber su nombre hasta que leo en la pantalla Luis Patti y cuando termina él le manda saludos a la mamá de Baigorrita y a todos sus conocidos y dice que era de allá”, recordó.
“Ahí pensé, eras vos”, concluyó la testigo que aseguró que Patti comandaba el grupo de tareas que ingresó a su casa en septiembre de 1976 “sentado en el escritorio daba órdenes verbales o con señas”.
En esa incursión ilegal “yo conté siete personas, dos de civil y cinco militares con ropa de combate. Eran las dos de la mañana, gritan abran policía, mi marido abre y le ponen todos los fusiles en la cabeza”, agregó.
Mientras los interrogaban por un médico que ya no vivía allí -aunque su chapa y sus fichas de pacientes habían quedado en la casa- se llevaron a sus pequeños hijos -entre ellos un bebé de menos de un año- a un patio trasero y simularon fusilarlos.
“Escucho ráfagas de ametralladora, pensé lo peor, me senté en el dormitorio, en la punta de la cama y en el cuarto contiguo, la sala de estar, estaba el escritorio del doctor, miro y lo veo a dos metros y medio de distancia. Me estaba mirando la persona que estaba sentada ahí y lo primero que pensé es yo a vos te conozco de Baigorrita”, reconstruyó.
Patti, el día que concurrió en silla de ruedas y se negó a declarar.

Patti, el día que concurrió en silla de ruedas y se negó a declarar.

Una vez más, el ex intendente de Escobar no se hizo presente en la sala de José León Suárez donde se lo juzga por su presunta participación en crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura militar, cuando era policía.

Luis Patti se quedó este lunes en la clínica de Fleni en Escobar, donde está internado desde antes del inicio del juicio oral. Los médicos informaron que “sufre un cuadro de hipertensión con fuertes dolores cervicales”, en un documento que sus defensores presentaron al Tribunal Oral Federal 1 de San Martín.

El otrora jefe político del distrito no fue el único ausente en esta nueva audiencia, ya que el ex presidente de facto Reynaldo Bignone se encuentra internado desde la semana pasada en el Hospital Militar Central. El dictador es juzgado en la misma causa, que también involucra al ex general Santiago Omar Riveros y el ex comisario de Escobar Juan Fernando Meneghini.

Durante la jornada de este lunes se exhibieron archivos de inteligencia de la Policía Bonaerense, a resguardo de la Comisión Provincial por la Memoria, que demuestran que el Ejército coordinó acciones con esa fuerza de seguridad desde 1975 para la represión ilegal en un trabajo conjunto que se intensificó tras el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976.

Según declaró la testigo y perito de la Comisión, Claudia Berlingeri, los documentos -hallados hace diez años en la disuelta Dirección de Inteligencia de la Policía Bonaerense-, dan cuenta de la interacción entre el Comando de Institutos Militares de Campo de Mayo y la Unidad Regional de Tigre, de la que dependía la seccional de Escobar donde trabajaba el acusado.

Además, demuestran que en la seccional de este municipio hubo detenidos de manera ilegal que luego eran entregados al Ejército, como, según la causa, sucedió con el ex diputado nacional Diego Muñiz Barreto, uno de los casos por los que está enjuiciado Patti.

El entramado represivo

Berlingeri exhibió diapositivas de los archivos y legajos digitalizados y se centró en particular en los hallados sobre la represión ilegal en la zona norte de la provincia de Buenos Aires, dentro de la jurisdicción del Comando de Institutos Militares de Campo de Mayo, que puso bajo su órbita a la Unidad Regional de Tigre, que incluía a Escobar y sus subdependencias como Garín, donde estaba Patti desde antes del ‘76.

Un informe secreto de mayo de 1975 daba cuenta de una reunión el 8 de ese mes en Institutos Militares de Campo de Mayo con jefes policiales de “San Martín, Tigre, de la Brigada de Investigaciones de Martínez y Caseros, lo que muestra a las fuerzas cooperando en el distrito”, explicó la perito y docente.

En esa ocasión, los militares encargaron a la policía “ejercer control sobre establecimientos fabriles de la zona, y pasar información cada cinco o diez días para poder tener controlados a los trabajadores que eran delegados o militantes”, explicó.

“Son documentos que permiten sostener el vínculo existente entre Institutos Militares de Campo de Mayo y la Policía Bonaerense y otras fuerzas represivas desde antes del año 1976”, aseveró.

En el archivo se encontraron informes sobre la estructura de la llamada “zona  cuatro” del Ejército en la dictadura, con pruebas que vinculan el accionar de la seccional de Escobar y sus “grupos operativos” en acciones conjuntas con el Ejército.

“Hay datos de víctimas y documentación que habla de los aquí imputados”, agregó la testigo.

Según los documentos exhibidos en la audiencia, en 1975 se da “la orden de batalla para la jurisdicción Campo de Mayo” y desde ese momento aparecen “legajos que dan cuenta del trabajo combinado” con la policía bonaerense. “Funcionaban desde antes del 76 en coordinación”, agregó.

Entre los legajos que se vieron en el juicio, la perito destacó uno del 12 de abril de 1975 donde se informa a las autoridades militares sobre el asesinato de cuatro personas en Tigre, en un supuesto enfrentamiento con delincuentes, que fue escrito a mano y da cuenta de la participación de personal de las comisarías de San Miguel, Escobar, José C Paz y de un oficial de la Unidad Regional Tigre.

Por ejemplo, el legajo 6705, incluía una extensa lista de “personas muy larga con pedido de captura a pedido de Campo de Mayo, de mediados del 76, se informaba que iban a ser buscadas por el Ejército” y se la remite a la Unidad Regional de Tigre para que aporte información.

Otros legajos informan sobre “procedimientos antisubversivos” en Escobar, pedidos de informes del Ejército a esa jurisdicción policial y detenciones clandestinas.

También se guardaron archivos sobre hallazgo de cadáveres entre 1974 y 1976 en la zona investigada, particularmente en lugares cercanos al rio Luján, como ocurrió con otro de los casos por los que se acusa a Patti, el secuestro y asesinato del militante montonero Gastón Goncalvez, quien estuvo preso de manera ilegal en la seccional y poco después fue asesinado de un balazo en la cabeza y enterrado como NN en el cementario de ese partido.

“Te conozco de Baigorrita”

Una testigo de identidad reservada en la causa, que sufrió un allanamiento ilegal en su casa de La Plata durante la última dictadura militar, aseguró en el juicio que ese operativo fue comandado por el entonces policía Patti, a quien reconoció muchos años después por televisión cuando lanzó su candidatura a intendente de Escobar donde lo identificó porque era oriundo de su mismo pueblo, Baigorrita, en la provincia de Buenos Aires.

“Yo a vos te conozco”, contó la mujer que pensó en septiembre de 1976 mientras observaba a un hombre vestido de civil “con camisa celeste, ojos azules y mirada muy profunda” que se había sentado a revisar ficheros en el escritorio de su vivienda de La Plata, en la que poco antes había irrumpido junto a un grupo comando en busca de un médico que ya no vivía allí.

Al iniciar su declaración ante el Tribunal Oral Federal 1 de San Martín que juzga a Patti, la mujer había contado que nació en Baigorrita, un pueblo de no más de cuatro mil habitantes en la provincia de Buenos Aires donde “todos se conocían”, y que si bien se mudó a los siete años, siguió yendo hasta que se casó porque allí estaban sus abuelos, tíos y primos.

De ese pueblo era oriundo también Patti, según supo muchos años después cuando lo escuchó mandar saludos a sus parientes en ese lugar durante una entrevista televisiva, en ocasión del lanzamiento de su candidatura por el Paufe.

“Pasaron muchos años, un día mirando televisión veo una persona en un informativo que se candidatea para intendente de Escobar, estaba mi familia al lado mío, lo primero que les digo es esa es la persona que yo digo que es de Baigorrita y fue a casa. No podía saber su nombre hasta que leo en la pantalla Luis Patti y cuando termina él le manda saludos a la mamá de Baigorrita y a todos sus conocidos y dice que era de allá”, recordó.

“Ahí pensé, eras vos”, concluyó la testigo que aseguró que Patti comandaba el grupo de tareas que ingresó a su casa en septiembre de 1976 “sentado en el escritorio daba órdenes verbales o con señas”.

En esa incursión ilegal “yo conté siete personas, dos de civil y cinco militares con ropa de combate. Eran las dos de la mañana, gritan abran policía, mi marido abre y le ponen todos los fusiles en la cabeza”, agregó.

Mientras los interrogaban por un médico que ya no vivía allí -aunque su chapa y sus fichas de pacientes habían quedado en la casa- se llevaron a sus pequeños hijos -entre ellos un bebé de menos de un año- a un patio trasero y simularon fusilarlos.

“Escucho ráfagas de ametralladora, pensé lo peor, me senté en el dormitorio, en la punta de la cama y en el cuarto contiguo, la sala de estar, estaba el escritorio del doctor, miro y lo veo a dos metros y medio de distancia. Me estaba mirando la persona que estaba sentada ahí y lo primero que pensé es yo a vos te conozco de Baigorrita”, reconstruyó.

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