Abandono total: la plaza de la estación de Escobar, un espacio público a recuperar

Copada por cientos de manteros que ocupan cada día más lugar y casi sin ningún mantenimiento, ya ni siquiera tiene bancos donde sentarse ni juegos en el arenero de los chicos. El campito del centro de la ciudad luce como en sus peores épocas.

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Copada por cientos de manteros que ocupan cada día más lugar, ya ni siquiera tiene bancos donde sentarse ni juegos en el arenero de los chicos. El campito del centro de la ciudad luce como en sus peores épocas.

Lejos del brillo que había recuperado a mediados de los ’90 con una remodelación que transformó notablemente su descuidado aspecto de entonces, hoy la plaza de la estación de Belén de Escobar es víctima de un abandono absoluto y su imagen apena.

No se trata solo de la ocupación cada vez más numerosa y permanente de la mitad de su predio por parte de los manteros -antes eran un puñado que se juntaban una vez a la semana, ahora son cientos y están todos los días desde la mañana-, aunque se trate de una situación a todas luces irregular, donde conviven casos de necesidad con comercio ilegal y de dudosa procedencia. Ese es uno de los problemas más visibles, pero no el único.

Desde hace ya tiempo, encontrar un banco de plaza es una misión casi imposible. Casi, porque hay uno. Qué fue de todos los que estaban sobre las dos cuadras de la calle Colón y en el interior del parque, es un completo misterio. Es como si estuviera prohibido sentarse.

Dentro de ese contexto, que casi no haya juegos en el espacio destinado a los chicos pareciera coherente. Quedan, sí, rastros de momentos felices. Los caños del sube y baja sin los tablones, la estructura del «toro loco» sin el tacho, los fierros del pasamanos y las cadenas colgantes de las hamacas sin asientos. Si hasta el arenero es más tierra que otra cosa…

Por donde se lo mire, el panorama es desolador. Una sombría postal que se complementa con las veredas en pésimas condiciones, durmientes apilados haciendo las veces de asientos, las pérgolas con sus columnas cada vez más torcidas y los adoquines de los desdibujados senderos esparcidos por el parque, cuyo sector cercano al andén es usado como playa de estacionamiento por decenas de autos de los manteros. El único cuidado que recibe actualmente es el corte del poco pasto que le queda.

Hace unos días, el intendente Ariel Sujarchuk aseguró que el eje de su gestión “es la recuperación integral del espacio público”. Está claro que asumió hace solo nueve meses, que hay mucho por hacer, que todo a la vez no se puede y que hay que tener paciencia. Pero con la plaza de la estación de Escobar esa premisa está cada día más en deuda.

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