Un atleta de la vida

Ya alejado de las competencias, tiene la mente puesta en los chicos que entrena en el CENARD.

Pintada por fuera con un verde que la hace distinta a todas, su casa de la calle Don Matías tiene las puertas abiertas de par en par, literalmente. “Pasá, pasá”, indica al asomarse tras escuchar el timbre. Corto el patio, al entrar al living impresionan la cantidad de copas, trofeos, medallas y otras distinciones -premios Konex, Olimpia, Clarín, la ciudadanía ilustre de Escobar, etcétera- que atesora en sus muebles. “Siempre los recibí como una satisfacción muy íntima, sentirte reconfortado de saber que vas por el buen camino. Pero todo eso se hace chiquitito y se convierte en respeto, ese es el mayor logro”, acentúa en su explicación con la mirada en las vitrinas.
Pese a su exitosa trayectoria deportiva y con más de trescientas carreras sobre sus espaldas, Carlos Alberto Rodríguez decidió dejar las competencias, hace ya cuatro años. “Lo definí a doscientos metros de terminar una carrera en San Pablo. Al ser funcionario público tenía la cabeza totalmente puesta en otras responsabilidades, me faltaba tiempo y ya no estaba donde iba. Cada vez corría menos carreras, no soportaba la tensión de ir a competir, no disfrutaba de encontrarme con los corredores, con la gente. ¡No saludaba ni al colectivero! Estaba muy loco, no me aguantaba ni yo”.
La versión completa de este artículo se encuentra publicada en la edición de junio de DIA 32 (disponible en todos los puestos de diarios y revistas del partido de Escobar). Para recibirla: suscripciones@dia32.com.ar.
En 2008, "Beto" Rodríguez tuvo  en sus manos la antorcha olímpica.

En 2008, "Beto" Rodríguez tuvo en sus manos la antorcha olímpica.

Pintada por fuera con un verde que la hace distinta a todas, su casa de la calle Don Matías tiene las puertas abiertas de par en par, literalmente. “Pasá, pasá”, indica al asomarse tras escuchar el timbre. Corto el patio, al entrar al living impresionan la cantidad de copas, trofeos, medallas y otras distinciones -premios Konex, Olimpia, Clarín, la ciudadanía ilustre de Escobar, etcétera- que atesora en sus muebles. “Siempre los recibí como una satisfacción muy íntima, sentirte reconfortado de saber que vas por el buen camino. Pero todo eso se hace chiquitito y se convierte en respeto, ese es el mayor logro”, acentúa en su explicación con la mirada en las vitrinas.

Pese a su exitosa trayectoria deportiva y con más de trescientas carreras sobre sus espaldas, Carlos Alberto Rodríguez decidió dejar las competencias, hace ya cuatro años. “Lo definí a doscientos metros de terminar una carrera en San Pablo. Al ser funcionario público tenía la cabeza totalmente puesta en otras responsabilidades, me faltaba tiempo y ya no estaba donde iba. Cada vez corría menos carreras, no soportaba la tensión de ir a competir, no disfrutaba de encontrarme con los corredores, con la gente. ¡No saludaba ni al colectivero! Estaba muy loco, no me aguantaba ni yo”.

Arrinconado, a “Beto” no le quedó más opción que dar un paso al costado y abandonar las competencias que tanta adrenalina, cariño y popularidad le dieron. “Si sos un atleta profesional y te pagan por correr podés dedicarte, pero yo tenía muchas cosas en la cabeza. Ahora acepto algunas invitaciones, pero voy sin compromisos con nada”, aclara. Sin embargo, correr sigue siendo su gran pasión: como rutina, casi todas las mañanas se entrena yendo por la Colectora Este hasta Loma Verde, Los Cardales u Otamendi. “Hay semanas en las que me mato, hago doscientos kilómetros, como si fuera a correr, pero es para mí”.

La versión completa de este artículo se encuentra publicada en la edición de junio de DIA 32 (disponible en todos los puestos de diarios y revistas del partido de Escobar). Para recibirla: suscripciones@dia32.com.ar.

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