Tres encapuchados entraron a robar a la casa del presidente de la Fiesta de la Flor

Era de madrugada y a Tetsuya Hirose lo despertaron de un culatazo, le pusieron un arma en la boca y lo ataron junto a su esposa y una amiga. Se llevaron dinero y artículos del hogar.

El presidente de la Fiesta de la Flor, Tetsuya Hirose, vivió una verdadera odisea al ser asaltado, golpeado y maniatado por tres delincuentes encapuchados que irrumpieron en su casa en horas de la madrugada y se llevaron una fuerte suma de dinero, además de diversos objetos de valor.
El hecho ocurrió este jueves a las 4.30 de la madrugada. Hirose (73) dormía profundamente en su casa de Escobar. Junto con él estaba su mujer, Mónica Rodríguez Mosquera (68), y en otra habitación, una amiga española que había llegado de visita, María Eugenia García Yague. Pero tres hombres encapuchados los despertaron a los gritos y los amenazaron con sus armas.
Desde ese momento, los tres vivieron una pesadilla de poco más de una hora. Los ladrones llegaron a ponerle el arma en la boca a Hirose y le dieron varios culatazos; las tres víctimas fueron atadas y a la ciudadana española hasta le pisaron la cabeza, contó Agustín, uno de los hijos del matrimonio.
Desde hace siete años Hirose es el presidente de la Fiesta Nacional de la Flor y vive en una casa ubicada en Mansilla y avenida de los Inmigrantes, cerca de la Colectora Oeste de Panamericana, en Belén de Escobar. Allí tiene su vivero, donde produce helechos y geranios.
Para entrar al predio hay que recorrer al menos unos 30 metros. Su casa está en uno de los márgenes del terreno y próxima a la de su mamá, de más de 90 años. A ella los delincuentes no le hicieron daño.
El grupo logró entrar a la casa tras envenenar a tres perros de la familia: dos rottweilers y un cocker. Se salvó un ovejero alemán que estaba más lejos y no comió la carne que tenía vidrio y un líquido azul que los mató al instante.
“El veneno era tan poderoso que hasta las moscas que se arrimaron murieron. Eso les permitió entrar y que nadie se diera cuenta. Los perros no llegaron ni a ladrar. Después los ladrones entraron forzando una reja de atrás y sorprendieron a todos muy dormidos”, contó el hijo de Hirose al diario Clarín.
Los tres ladrones entraron encapuchados y apenas se les veían los ojos. Creen que en la calle los aguardaba otro cómplice en un auto. Según Agustín, a su papá fue al primero que los ladrones despertaron con culatazos. Le dejaron tres heridas que, aunque no profundas, le resultan muy dolorosas.
“Enseguida empezaron a gritarles a las mujeres para que no gritaran ni lloraran, porque les decían que no les iba a pasar nada. Se pusieron más violentos cuando la amiga de mi madre gritó de miedo al principio. Entonces le pisaron la cabeza. Dijo que tuvo mucho miedo en ese momento y después se calmó”, aseguró el joven.
Su padre vivió un instante difícil cuando los asaltantes le pusieron el arma dentro de la boca para que revelara adónde tenía más dinero. Eso era -según las víctimas- todo lo que querían los ladrones. A tal punto que no se llevaron ningún electrodoméstico.
Los maleantes improvisaron con elementos de la casa -cables de PC, cordones de zapatos y tiras de un mantel- para atar a las víctimas y así recorrer durante una hora todas las habitaciones. Terminaron llevándose 2.500 dólares, 70.000 pesos y 1.500 euros en efectivo. También, tres cámaras fotográficas, filmadoras, computadoras portátiles y armas que Hirose había comprado por la inseguridad que se vive en la zona de los viveros: un revólver calibre 32 y una escopeta calibre 20. Además, guardaba otras que un amigo le había dejado “como una especie de herencia”; entre ellas, una carabina 22.
“Nunca había pasado una cosa semejante en la zona. Papá se quedó muy asustado. Se soltaron como pudieron, ya que la amiga empezó a hacer fuerza con un cuchillo y cortó las ataduras. Por suerte los atendieron en el hospital y no tenían ningún corte profundo”, dijo Agustín.
Los delincuentes golpearon y maniataron a Hirose, su esposa y la amiga del matrimonio.

Los delincuentes golpearon y maniataron a Hirose, su esposa y a una amiga del matrimonio.

El presidente de la Fiesta de la Flor, Tetsuya Hirose, vivió una verdadera odisea al ser asaltado, golpeado y maniatado por tres delincuentes encapuchados que irrumpieron en su casa en horas de la madrugada y se llevaron una fuerte suma de dinero, además de diversos objetos de valor.

El hecho ocurrió este jueves a las 4.30 de la madrugada. Hirose (73) dormía profundamente en su casa de Escobar. Junto con él estaba su mujer, Mónica Rodríguez Mosquera (68), y en otra habitación, una amiga española que había llegado de visita, María Eugenia García Yague. Pero tres hombres encapuchados los despertaron a los gritos y los amenazaron con sus armas.

Desde ese momento, los tres vivieron una pesadilla de poco más de una hora. Los ladrones llegaron a ponerle el arma en la boca a Hirose y le dieron varios culatazos; las tres víctimas fueron atadas y a la ciudadana española hasta le pisaron la cabeza, contó Agustín, uno de los hijos del matrimonio.

Desde hace siete años Hirose es el presidente de la Fiesta Nacional de la Flor y vive en una casa ubicada en Mansilla y avenida de los Inmigrantes, cerca de la Colectora Oeste de Panamericana, en Belén de Escobar. Allí tiene su vivero, donde produce helechos y geranios.

Para entrar al predio hay que recorrer al menos unos 30 metros. Su casa está en uno de los márgenes del terreno y próxima a la de su mamá, de más de 90 años. A ella los delincuentes no le hicieron daño.

El grupo logró entrar a la casa tras envenenar a tres perros de la familia: dos rottweilers y un cocker. Se salvó un ovejero alemán que estaba más lejos y no comió la carne que tenía vidrio y un líquido azul que los mató al instante.

“El veneno era tan poderoso que hasta las moscas que se arrimaron murieron. Eso les permitió entrar y que nadie se diera cuenta. Los perros no llegaron ni a ladrar. Después los ladrones entraron forzando una reja de atrás y sorprendieron a todos muy dormidos”, contó el hijo de Hirose al diario Clarín.

Los tres ladrones entraron encapuchados y apenas se les veían los ojos. Creen que en la calle los aguardaba otro cómplice en un auto. Según Agustín, a su papá fue al primero que los ladrones despertaron con culatazos. Le dejaron tres heridas que, aunque no profundas, le resultan muy dolorosas.

“Enseguida empezaron a gritarles a las mujeres para que no gritaran ni lloraran, porque les decían que no les iba a pasar nada. Se pusieron más violentos cuando la amiga de mi madre gritó de miedo al principio. Entonces le pisaron la cabeza. Dijo que tuvo mucho miedo en ese momento y después se calmó”, aseguró el joven.

Su padre vivió un instante difícil cuando los asaltantes le pusieron el arma dentro de la boca para que revelara adónde tenía más dinero. Eso era -según las víctimas- todo lo que querían los ladrones. A tal punto que no se llevaron ningún electrodoméstico.

Los maleantes improvisaron con elementos de la casa -cables de PC, cordones de zapatos y tiras de un mantel- para atar a las víctimas y así recorrer durante una hora todas las habitaciones. Terminaron llevándose 2.500 dólares, 70.000 pesos y 1.500 euros en efectivo. También, tres cámaras fotográficas, filmadoras, computadoras portátiles y armas que Hirose había comprado por la inseguridad que se vive en la zona de los viveros: un revólver calibre 32 y una escopeta calibre 20. Además, guardaba otras que un amigo le había dejado “como una especie de herencia”; entre ellas, una carabina 22.

“Nunca había pasado una cosa semejante en la zona. Papá se quedó muy asustado. Se soltaron como pudieron, ya que la amiga empezó a hacer fuerza con un cuchillo y cortó las ataduras. Por suerte los atendieron en el hospital y no tenían ningún corte profundo”, dijo Agustín.

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