Nuevo reclamo de justicia por el asesinato de Hernán Ibiris

portada Familiares del joven de Villa Saboya exigieron reclusión perpetua para el policía que lo asesinó porque salía con su ex mujer. Fueron al Palacio Municipal, a la comisaría y a la fiscalía.

marcha

Los tres hijos de Hernán Ibiris participaron de la marcha pidiendo justicia por su padre.

Agrupaciones sociales, políticas y docentes acompañaron este jueves 10 a familiares y allegados de Hernán Ibiris en una nueva marcha para reclamar justicia por su muerte.

La movilización, que se inició poco antes del mediodía en la plaza de Belén de Escobar, hizo su primera parada frente al Palacio Municipal, donde el jefe de Gabinete, Walter Blanco, recibió en su despacho a algunos manifestantes y se comprometió a comunicarle el reclamo al Intendente.

La columna tomó luego por la avenida Tapia de Cruz hasta llegar a la comisaría Escobar 1ra y concluyó su periplo en las puertas de la fiscalía. A cada paso, el reclamo fue el mismo: esclarecimiento a fondo del hecho, reclusión perpetua y cárcel común para su autor, el policía Omar Brítez.

De esta segunda movilización -la primera fue el 30 de agosto en Matheu- participaron familiares de Hernán Ibiris y de su novia Fernanda Verón -también atacada por Brítez, su ex concubino-, familiares de víctimas del gatillo fácil de la región; Barrios de Pié, Suteba Escobar, ONG “Pamperito”, las agrupaciones docentes Almafuerte y 9 de abril, FOL-UTP, MST, Convergencia de Izquierda y PTS.

Un crimen pasional

El 21 de agosto pasado, a medianoche, Brítez (37) entró sigilosamente a la casa de su ex mujer, Fernanda Verón, en el barrio Lambertuchi. Fue hasta el cuarto donde ella se encontraba con su pareja actual, Hernán Ibiris -un chapista de 29 años que vivía en Villa Saboya, Matheu-, y comenzó a dispararles hasta vaciar el cargador de su arma reglamentaria.

Verón quedó tendida en la cama, con cinco impactos de bala en su cuerpo. Milagrosamente logró sobrevivir y se encuentra recuperándose en el hospital. Ibiris, que recibió siete tiros, murió en el acto.

Después del salvaje crimen, el policía asesino -tenía una tecnicatura en pericia científica y trabajaba como teniente de la Policía Bonaerense en Campana- se subió a su camioneta y se entregó en la subcomisaría de Matheu.

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