“De los que se ofrecen a la función pública”

SR. DIRECTOR: Una vez más el tiempo electoral y la acelerada aparición de audaces personajes que, impulsados vaya uno a saber por qué razón de “mayor valor”, se apresuran a ofrecerse como que ¡úsenme a mí, que yo sé, soy lo mejor! Un acto no solo audaz sino además irrespetuoso para la ciudadanía. Podría decirse […]

SR. DIRECTOR:
Una vez más el tiempo electoral y la acelerada aparición de audaces personajes que, impulsados vaya uno a saber por qué razón de “mayor valor”, se apresuran a ofrecerse como que ¡úsenme a mí, que yo sé, soy lo mejor! Un acto no solo audaz sino además irrespetuoso para la ciudadanía.
Podría decirse que la política significa el juicio de razón al que las sociedades recurren para dirimir en armonía y pacíficamente sus diferencias ideológicas y económicas; este juicio de razón se transmuta en el sistema democrático, que es lo que permite a todo integrante de una población, según su criterio, elegir a los mejores para que lo represente en la más y en la menos importante función pública.
Este proceso se omite hace ya mucho tiempo y no parece haber voluntad de los mandatarios actuantes de revertir esta situación.
Es recurrente soportar en estos tiempos infinidad de señores que se adjudican ellos mismos la representación de barrios, ciudades, distritos, y aun más.
En este sentido, lo realizado por Maquinista Savio llamando partidariamente a su población a arbitrar democráticamente quienes ellos determinen serán sus representantes, es un verdadero ejemplo de civilidad a seguir.
Juan Carlos Franco (Garín)

SR. DIRECTOR:

Una vez más el tiempo electoral y la acelerada aparición de audaces personajes que, impulsados vaya uno a saber por qué razón de “mayor valor”, se apresuran a ofrecerse como que ¡úsenme a mí, que yo sé, soy lo mejor! Un acto no solo audaz sino además irrespetuoso para la ciudadanía.

Podría decirse que la política significa el juicio de razón al que las sociedades recurren para dirimir en armonía y pacíficamente sus diferencias ideológicas y económicas; este juicio de razón se transmuta en el sistema democrático, que es lo que permite a todo integrante de una población, según su criterio, elegir a los mejores para que lo represente en la más y en la menos importante función pública.

Este proceso se omite hace ya mucho tiempo y no parece haber voluntad de los mandatarios actuantes de revertir esta situación.

Es recurrente soportar en estos tiempos infinidad de señores que se adjudican ellos mismos la representación de barrios, ciudades, distritos, y aun más.

En este sentido, lo realizado por Maquinista Savio llamando partidariamente a su población a arbitrar democráticamente quienes ellos determinen serán sus representantes, es un verdadero ejemplo de civilidad a seguir.

Juan Carlos Franco (Garín)

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