Una multitud participó de la renovada Fogata de San Juan en Maschwitz

Miles de vecinos se acercaron al parque Papa Francisco para disfrutar de esta ancestral celebración de luz y fuego, con profunda simbología. Antes del la quema del muñeco hubo una procesión y un gran show de destrezas.

Miles de vecinos se acercaron al parque Papa Francisco para disfrutar de esta ancestral celebración de luz y fuego, con profunda simbología. Antes de la quema del muñeco hubo una procesión y un gran show de destrezas.

En una jornada muy fría, pero de mucho calor humano, artístico y espiritual, Ingeniero Maschwitz vivió este sábado una auténtica celebración popular con la tradicional Fogata de San Juan, que en los últimos dos años se había suspendido a causa de la pandemia de Covid-19.

Fue la undécima edición y quizás haya sido una de las mejores, o la mejor. Por el fervor de los participantes, por la organización, por el despliegue, los estímulos sonoros y el acompañamiento artístico previo, que fue generando la atmósfera ideal en el predio del parque Papa Francisco.

La gente se fue acercando a partir de las 17, de a poco pero fluidamente, hasta ser muchísima. Miles, seguro, aunque difíciles de calcular entre la oscuridad que cayó enseguida y la amplitud del espacio.

El ritual comenzó con la habitual procesión por las calles aledañas al ritmo de los tambores, un sonido que fungió como arenga para ir poniéndole alegría, energía y espiritualidad al recibimiento del solsticio de invierno, con toda su carga simbólica, en la noche más larga del año.

Los personajes en zancos y las destrezas con fuego también le aportaron al evento un encanto que no había tenido en otras ediciones. El artista que jugaba con antorchas y sostuvo con el mentón un cuadrado metálico en llamas se llevó todas las miradas, los aplausos y el foco de las cámaras de los teléfonos celulares.

Habilidad. Las destrezas con fuego mantuvieron entretenido al público antes de la quema del muñeco.

Después, ya definitivamente de noche, con más frío y con una multitud expectante, se encendió la hoguera. Una plataforma prolijamente montada con tablas, ramas y hojas secas, que ardió hasta envolver en llamas y consumir vorazmente la figura del Ninot erguida en el basamento superior. Cincuenta metros alrededor de la efigie, el calor era abrasador.

La quema del muñeco representó el deseo y la petición de deshacerse de lo viejo para dar paso a lo nuevo. Ese fue el espíritu dominante en esta ancestral celebración de luz y fuego, que en Ingeniero Maschwitz encontró un lugar inmejorable para mantener encendida la tradición con la llegada de cada invierno.

Organizada por Arde Juan y con el apoyo de la Subsecretaría de Gestión Cultural e Inclusión Social, la Fogata de San Juan volvió recargada después de dos años en los que no se pudo realizar por la pandemia. La espera valió la pena.

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