Piñas, firmas y denuncias para expulsar a Yao Cabrera de un country de Maschwitz

El famoso y controvertido youtuber alteró la calma del barrio San Marco en la cuarentena. A fuerza de escándalos y provocaciones, se ganó la antipatía de todos los vecinos. Piden que sea echado y llevaron el caso a la Justicia.

Repudiado. Las constantes indisciplinas y transgresiones del youtuber exasperan a sus vecinos.

El famoso y controvertido youtuber alteró la calma del barrio San Marco en la cuarentena. A fuerza de escándalos y provocaciones, se ganó la antipatía de todos los vecinos. Piden que sea echado y llevaron el caso a la Justicia.

San Marco es un coqueto barrio privado de Ingeniero Maschwitz. Cuenta con 357 lotes, de los cuales el 85% se ubica sobre el agua. Su diseño se distingue por una gran laguna con islas y su salida directa al río, lo que permite que los lotes tengan amarras privadas.

Durante la cuarentena, todo es paz y tranquilidad. O por lo menos lo era hasta que los vecinos comenzaron a padecer al controvertido youtuber Yao Cabrera.

Cabrera es uruguayo, vive en Argentina y tiene 23 años. En 2015 llegó a YouTube y rápidamente su carrera repuntó transformándose en una especie de «celebridad» de internet, con casi 7 millones de suscriptores en su canal.

Muchos lo conocen por su pelea con Duki (famoso cantante de trap). De hecho, lejos de ser reconocido por el contenido de sus videos, es famoso por varias polémicas en las que estuvo envuelto y en las que supo cosechar odio, enemigos y varias denuncias.

https://www.youtube.com/watch?time_continue=5&v=z5_aN3fe-qM&feature=emb_logo

En 2017 llegó a los noticieros por haber sido filmado junto a otros amigos abusando de una chica en un hotel, después salieron fotos de él besando a sus fans de 12 y 13 años durante sus Meet & Greet y luego fue denunciado por corrupción de menores por hacerle preguntas de índole sexual a estudiantes a las salidas de los colegios para sus videos de YouTube.

Su historia no se termina ahí: fingió su secuestro, que lo apuñalaban, que lo golpeaban en la calle y tiene varias acusaciones por coacción y estafas reiteradas a chicas menores de edad.

Hace poco fue demorado por violar la cuarentena y al día siguiente hizo una transmisión en vivo disfrazado de mujer en la que se rió de una chica trans y mostró fotos intimas de la misma.

Pero en la cuarentena no podía ser menos. Cabrera se mudó al barrio San Marcos y rápidamente alteró la tranquilidad y el ambiente familiar característico del lugar.

El youtuber ocupa dos casas, junto con un gran grupo de amigos, y los vecinos están cansados de los constantes actos de indisciplina de la banda digital. En los últimos días se conoció un video donde uno de los propietarios de San Marcos va a reclamarle y terminan a las piñas.

«Por diversas cuestiones, este chico ya fue denunciado por muchos vecinos y nuestra indignación es que no podemos hacer nada para que finalmente él y sus amigos vayan a realizar su trabajo a otro lugar», expresó una vecina de ese barrio a El Día de Escobar.

«Tenemos entendido que, además de las denuncias realizadas en la fiscalía de Escobar, ya tiene denuncias penales que están en el juzgado federal de San Isidro, a cargo de la doctora Arroyo Salgado. No entendemos cómo con tantas denuncias todavía las autoridades no han tomado cartas en el asunto», concluyó la mujer, que junto a otros vecinos inició una serie de acciones para ponerle punto final a la pesadilla del youtuber y su pandilla.

Antecedente en Luján

No es la primera vez que Cabrera y su troupe generan este tipo de altercados en un barrio privado. A raíz de la publicación de este artículo, una vecina que tiene una propiedad en el country Los Puentes, del partido de Luján, se comunicó con El Día de Escobar para contar la experiencia que sufrió en carne propia en mayo del año pasado.

“Le alquilé a un matrimonio peruano, pero cuando tenían que tomar posesión entraron como quince personas, que después me enteré que eran yuotubers y uno de ellos se llamaba Yao Cabrera. Pero ese engaño con el ‘prestanombre’ no fue lo único ni lo peor. También tuvieron un pésimo comportamiento en el barrio y en quince días me destruyeron la casa. Encima, cuando los quise desalojar me amenazaron y me exigían dinero», contó la mujer, ya aliviada y solidarizándose con los vecinos del barrio San Marcos.

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