No más intrigas: Guzmán se va al Congreso y Blanco quedará al mando del Ejecutivo

Tras muchas idas y vueltas, el intendente decidió asumir como diputado nacional y desde este lunes 18 dejará al Municipio en manos de su actual jefe de Gabinete.

Walter Blanco y Sandro Guzmán, una sociedad política que comenzó en 2006 y continúa sólida hasta estos días.

Que sí, que no, que tal vez, que puede ser, que hay que ver. Después de cuatro meses de intrigas y especulaciones, finalmente Sandro Guzmán decidió asumir en la banca de diputado nacional que obtuvo en las elecciones del 27 de octubre y dejar a cargo de la Intendencia a su jefe de Gabinete, Walter Blanco, quien tomará las riendas del Ejecutivo a partir del próximo lunes 18.

La definición del caso se formalizó en las últimas horas, a través de un pedido de licencia por tiempo indeterminado que Guzmán envió al Concejo Deliberante. El trámite se consumó en la sesión de este miércoles, donde pasó casi inadvertido ante el escándalo suscitado por la aprobación de un expediente que da luz verde a la apertura de una galería comercial en Maquinista Savio, exceptuándola de cumplir con el marco legal vigente.

Así las cosas, el jefe comunal ahora alineado al Frente Renovador dejará el mando del Municipio después de casi seis años: asumió en diciembre de 2007 tras ganar las elecciones como candidato del Paufe y en 2011 fue reelecto por el Frente para la Victoria. No obstante, conviene aclarar que no renunció a su cargo sino que pidió una licencia “por tiempo indeterminado”, lo que técnicamente no es, claro está, lo mismo. Eventualmente, podría reasumir en la Comuna, aunque al menos hoy nadie cree que eso esté en sus planes.

Por su parte, el hecho de que sea Blanco quien asuma obedece a que la Ley Orgánica de las Municipalidades establece que en ausencia del intendente deberá sucederlo quien haya sido el primer candidato a concejal de la lista por la que asumió.

Hasta ahora, cada vez que Guzmán había pedido licencia para tomarse vacaciones su puesto había sido cubierto por el segundo concejal electo del FPV en 2011 y actual presidente del Concejo Deliberante, Elio Miranda, en períodos que en ningún caso duraron más de un mes. Pero en todas esas oportunidades fue porque Blanco declinó de hacerlo y le cedió su lugar en la línea sucesoria. Ahora no se trata de una cobertura provisional y breve sino de más de la mitad de un mandato, por lo cual el funcionario oriundo de San Fernando decidió hacerse cargo del futuro político e institucional del distrito, al que desembarcó, justamente, de la mano de Guzmán, en 2006.

Despejado el interrogante sobre si Guzmán asumiría en la Cámara Baja del Congreso o continuaría en el Palacio Municipal, la gran incógnita pasa a ser cuál será el rumbo y el carácter que le imprimirá Blanco a su gestión. Por un lado, hereda un gobierno que Guzmán encolumnó tras la huella de Sergio Massa, mientras que, por el otro, él mantuvo sus pies en el plato del kirchnerismo, si bien en la campaña electoral adoptó un perfil extremadamente bajo.

La intriga se acrecienta porque, además, durante todo el año no dio una sola declaración a los medios. Sin embargo, se da por descontado que de un momento a otro arrojará certezas sobre sus planes, de los cuales varios voceros calificados del FPV, como el diputado Jorge Landau o el primer concejal electo Hugo Cantero, ya dieron algunos indicios al pronosticar que se trataría de “una transición”. En otras palabras, una especie de “kirchnerismo light”, casi híbrido, que alejaría al distrito de las huestes renovadoras y lo acercaría nuevamente al calor de la Casa Rosada, aunque sin fanatismos ni convicciones a ultranza. Simplemente, por conveniencia estratégica.

En ese esquema, se impondría con inmediatez una reestructuración del gabinete, donde no podrían tener más cabida ninguno de los tres primeros candidatos a concejales del Frente Renovador: Germán Maldonado, Sebastián Rey y Gabriela Garrone, actuales secretarios de Proyección Institucional, Infraestructura y Desarrollo Social, respectivamente.

Pero antes que avanzar en elucubraciones o conjeturas que podrían no ser exactas, mejor esperar a que el futuro intendente interino de Escobar ponga, precisamente, blanco sobre negro. Algo que, es de esperar, ocurriría de un momento a otro, ante la inminencia de su asunción.

Como sea, algo está claro: un nuevo capítulo se abre en la historia política del partido de Escobar. Ojalá sea para mejor.

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