-
-
Incómodo. Leandro Costa se defendió argumentando que existen antecedentes de casos similares.
El hijo del senador macrista reasumió en su banca y pidió cobrar la dieta, pese a percibir un sueldo como funcionario nacional. Así, embolsará más de $60.000 netos. “Si alguien cree que estoy violando la ley, que lo denuncie”, desafió.
Su regreso al Concejo Deliberante no fue precisamente cómodo para Leandro Costa, a quien el oficialismo le dio una bienvenida a puro reproche en la sesión de este miércoles. Es que en los últimos días el concejal de Cambiemos había declarado en diversos medios que renunciaría a su dieta, pero al final se acogió a los beneficios de una ley provincial para poder cobrarla, a pesar de estar percibiendo mensualmente un sueldo por su cargo de director en el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación.
En una estrategia para levantar el perfil de cara a una eventual candidatura en las elecciones legislativas de 2017, el hijo del senador provincial decidió reincorporarse al Legislativo. Lo hizo el pasado viernes 30. Y ese mismo día presentó dos notas: en una informó que renunciaría a su dieta, pero en la siguiente pidió acogerse a los beneficios de la ley provincial 13.217 para poder cobrarla.
«Renuncio a la dieta porque es una obligación, como también es una obligación lo segundo», explicó el flamante jefe de la bancada macrista, aunque en realidad el texto de la ley habla de un «derecho» y no de una obligación (ver al pie: Hecha la ley…). «No hay nada para esconder. Si alguien cree que estoy violando la ley, que vaya y lo denuncie», desafió el edil, que en diciembre del año próximo finalizará el mandato que obtuvo por el Frente Renovador en 2013.
«Acá nadie está hablando de delito, estamos hablando de ética», le respondió desde la rebautizada bancada oficialista Peronismo que Hace -ex Frente para la Victoria- el concejal Oscar Fontán.
Su presidente, Daniel Bufelli, fue más vehemente. Aseveró que se trata de una incompatibilidad, adelantó que pedirán un dictamen a la Asesoría General de Gobierno y puso en duda que Costa «pueda estar a la altura» en los dos cargos que desde este mes desempeña simultáneamente.
En la misma línea, María Rosa Pereyra le recordó al hijo del senador que «los concejales son elegidos para trabajar todos los días para la gente, no solo para venir a las sesiones». Y consideró que se trata de «un tema de ética y conciencia».
Costa calificó de «incoherentes» todos esos planteos, insistió en ampararse en antecedentes de casos similares y prometió que destinará la mitad de su dieta a hacer beneficencia con entidades de bien público.
Pesos más, pesos menos
La dieta de un concejal en Escobar es de 20 mil pesos netos, más un plus de 1% por cada año de antigüedad en la banca. En tanto, el sueldo bruto de un director nacional es $61.034, según información del Ministerio de Modernización de la Nación, a lo que hay que deducirle casi un 30% por Ganancias, IPS y obra social (IOMA), lo que dejaría un número final de unos 40 mil pesos.
De esta manera, Leandro Costa estaría embolsando del erario público la suma de 60 mil pesos mensuales, entre la dieta de concejal y el salario que cobra como director nacional de Formación de Actores Territoriales.
Consultado por El Día de Escobar, el reasumido concejal aseguró que su sueldo bruto en el ministerio que comanda Carolina Stanley es de «44 mil pesos, más o menos», que con las deducciones quedaría en unos 30 mil de bolsillo. De ser así, sus ingresos netos por la doble función rondarían en 50 mil pesos.
Hecha la ley…
La ley provincial 13.217 (ver texto completo), en su artículo segundo, expresa que los concejales que renuncien a su haber «tendrán derecho a percibir, a su requerimiento, una suma no remunerativa y compensatoria de los gastos inherentes a la función equivalente a las dos terceras partes de la dieta».
Sin embargo, en el mismo párrafo aclara que «esta suma no estará sujeta a aportes y contribuciones previsionales y asistenciales», lo que en definitiva equivale a percibir el mismo importe que el resto de los concejales que cobran su dieta plena, ya que la misma está alcanzada por esos aportes.
Por Ciro D. Yacuzzi
