Falleció “Juanqui” Drovetto, un querido comerciante y vecino escobarense

Tenía 77 años y arrastraba problemas cardíacos. Entre 1985 y 2001 estuvo al frente de la mítica pizzería La Pérgola. “El día que me vaya quiero que me recuerden en una mesa, charlando y contando chistes”, había declarado en una entrevista, en 2015.

Hábito social. Antes de la pandemia era habitual verlo tomando un café con amigos en algún bar céntrico.

Tenía 77 años y sufría problemas coronarios. Entre 1985 y 2001 estuvo al frente de la mítica pizzería La Pérgola. “El día que me vaya quiero que me recuerden en una mesa, charlando y contando chistes”, había declarado en 2015.

En la mañana de este lunes, frío y gris, falleció el querido comerciante y vecino escobarense Juan Carlos Drovetto. En dos días iba a llegar a cumplir 78 años, pero su corazón no lo dejó. Los problemas cardíacos y diabetes que arrastraba le pusieron punto final a su paso por esta vida.

“Juanqui” había nacido en Caballito, el 2 de septiembre de 1942. A los 29 años se instaló en Belén de Escobar y pasó a ser un amigo de todos en esta ciudad, que por entonces todavía era pueblo.

Laboralmente hizo de todo. Su primer trabajo fue en una juguetería, a los 12 años. Después fue cocinero de Pippo y la Casa del Atún, en Capital. Además, vendió artículos regionales, inseminó vacas en el campo para la empresa La Martona y mandaba a fabricar bolsas tejidas en el norte argentino.

“Estuve en la selva de Tartagal (Salta) siete meses. Llegué en un avión y los indios se iban abriendo para que podamos bajar. Les dejé dinero para que me hagan unas bolsas que se usaban mucho y yo las vendía en galerías de la calle Santa Fe”, recordaba en un artículo publicado por la revista DIA 32 en agosto de 2015, hace justo cinco años (ver acá).

Su popularidad alcanzó la cima con la ya mítica pizzería La Pérgola, en la esquina de las calles Mitre y Ameghino. Entre 1985 y 2001, fue uno de los grandes recintos gastronómicos y bohemios de la ciudad. Todos iban a degustar las pizzas a la piedra que él mismo amasaba. Eran un manjar.

Emblemática. La pizzería La Pérgóla funcionó 16 años en la esquina de Mitre y Edilfredo Ameghino.

“La Pérgola era una reunión de gente amiga, te sentías en tu casa. La armamos con mucho cariño con Alfonso Diez. Nos fue muy bien y me dio muchas alegrías. El lugar se llenaba y tuve una colaboración muy grande de mis hijos, trabajaban todos, como la familia de Alfonso”, sostenía, con entusiasmo, cuando hablaba de su “boliche”.

Era un padre orgulloso de sus seis hijos varones: Mateo, Gustavo, Luciano, Juan Carlos, Javier y Juan Ignacio. “Son un ejemplo. Puede haber peleas, pero son tan unidos que para mí son el mayor triunfo”, decía. También era un abuelo muy presente.

Amante del mar, las pizzas, las charlas de bar e hincha de Ferrocarril Oeste. “Juanqui” deja un vacío difícil de llenar entre sus amigos escobarenses, en un año de pandemia, donde no se puede siquiera despedir a un ser querido.

“El día que me vaya quiero que me recuerden en una mesa, charlando y contando chistes”, confesó en aquella entrevista. Y así será seguramente.

Hoy, Escobar perdió a otro personaje entrañable.

Por Javier Rubinstein

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