Falleció a los 90 años el vecino Alberto Ranne, decano de la fotografía en Escobar

Socialmente comprometido, inquieto y multifacético, fue dos veces concejal por la UCR, artista plástico y escritor. Pero su gran amor fue la fotografía. “Siempre la llevé en el alma, era una cosa de locos, me encantó toda mi vida”, contó en una entrevista.

Reflexivo. Alberto Ranne, en su departamento de la avenida 25 de Mayo, durante una entrevista con DIA 32.

Socialmente comprometido, inquieto y multifacético, fue dos veces concejal por la UCR, artista plástico y escritor. Pero su gran amor fue la fotografía. “Siempre la llevé en el alma, era una cosa de locos, me encantó toda mi vida”.

Aquejado por un estado de salud que últimamente había entrado en franca desmejoría por el inexorable paso del tiempo, este martes a la tarde falleció el vecino Alberto Rolando Ranne Valentini, a la edad de 90 años.

Nacido en Pergamino en 1926 y radicado en Belén de Escobar desde 1952, Ranne protagonizó una vida llena de compromiso social, pasiones, vocaciones y talento, mucho más allá de su reconocida profesión de fotógrafo.

En su juventud fue cadete de aviación en Córdoba, hasta que enfermó de fiebre tifus. Estudió pintura en Bellas Artes con el profesor Juan Belcuore y fotografía con el artista vienés Guillermo Dubois; después trabajó varios años para Formoselle y compañía y durante tres décadas estuvo al frente de Foto Select, cuyo local estaba en la esquina de Travi y Colón.

En 1983 decidió iniciar su propio camino y así nació Foto Ranne. Su primer local estuvo sobre la avenida Tapia de Cruz al 1000. Después se sumaron el de Tapia al 600 y el de Spadaccini al 900. Su rutina consistía en revelar rollos, sacar fotos carnet y cubrir eventos sociales, pero su impronta artística quedó reflejada en las decenas y decenas de paisajes que capturó con su inigualable lente.

“He fotografiado todo lo que me gustaba. Todas las fotos que saqué tienen algo que me ha golpeado el corazón y yo lo he abierto para que entrara”, contaba en 2009 en declaraciones a la revista DIA 32. Y daba fe de haber sacado “más de un millón de fotos, seguro”.

Aficionado a la pintura -pintó más de 300 cuadros- y a la escritura -publicó dos libros: Poemas para la novia eterna (1992) y Homenaje a la vida (2000)-, Ranne impulsó la fundación del Círculo de Artes Plásticas y del Círculo de Escritores de Escobar, de escasa duración.

Orador. En la inauguración del museo Campiglia, en 1998. Patti, Guzmán y Ferrri Marín lo escuchan.

También tuvo una prolífica militancia en el radicalismo y fue dos veces concejal: entre 1965 y 1966 y de 1987 a 1991. No era de los que iba a calentar la banca: presentaba proyectos -según su cuenta, llegó a más de 100-, pedía la palabra y defendía a capa y espada sus razones. Además, entre 1985 y 1987 fue secretario del Concejo Deliberante.

Pero aunque todas sus incursiones en la vida social escobarense las llevó a cabo con compromiso y dedicación, su gran y eterno amor fue la fotografía. “Siempre la llevé en el alma, era una cosa de locos, me encantó toda mi vida”, contaba en aquella entrevista.

“Si una profesión no se ejerce con amor, no se ejerce como corresponde. Ese es el principio fundamental para cualquier profesional. Yo lo hice con amor, con ganas, con el ansia de que cada fotografía sea mejor que la anterior”, expresaba Ranne, con su acostumbrado apasionamiento y un consejo siempre a mano.

Además, declaraba abiertamente lo que sentía por su terruño adoptivo: “Lo amo. Yo vine a Escobar con el sueño de un joven que quería conquistar una vida llena de posibilidades, de alegrías. Hoy siento una profunda nostalgia por los hermosos momentos que viví en este bendito pueblo, al que tanto quiero”.

Fanático de Racing Club de Avellaneda, Alberto Ranne tuvo cuatro hijos: Carlos, Miriam, César y Leandro. Los dos últimos siguieron sus pasos en el mundo del arte fotográfico.

Por estas horas se barajaba la posibilidad de que sus restos no sean velados y tampoco se conocía el destino final que se le daría a su cuerpo.

Escobar despide a un vecino notable, a un hombre de valores y vocación social, que tras su vida dejó una huella digna de reconocer, admirar y continuar.

Boinas blancas. En los ’80, junto al ex presidente Raúl Alfonsín y el escobarense Venancio Giordano.

Por Ciro D. Yacuzzi

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