Nació en Catamarca y en 1962 se radicó en el barrio Villa Angélica. Tenía tres hijos, tres nietos y cinco bisnietos. Decía que disfrutar de ellos, sonreír y llevar una vida sana era el secreto de su longevidad.
A los 105 años de edad, falleció este lunes Antonio Piza, el vecino más longevo de la localidad de Garín. Vivía en el barrio Villa Angélica desde 1962 y tenía tres hijos, tres nietos y cinco bisnietos.
Nacido el 17 de febrero de 1917 en Catamarca, era uno de ocho hermanos de dos matrimonios. A los 17 años se había instalado en Tucumán para trabajar en el ferrocarril de Tafí Viejo, pero después se radicó en la localidad de Martínez, partido de San Isidro, donde tuvo varios empleos hasta ingresar a Obras Sanitarias. Allí trabajó durante 35 años hasta jubilarse, según una semblanza escrita por el periodista garinense Eduardo Tropeano en su periódico Informe 21.
Entremedio Piza conoció a quien fuera su esposa, Delia Catalina Brown, con quien tuvo 3 hijos: Jorge Antonio, Héctor Ricardo y Viviana Beatriz. Todos ellos llegaron a Garín en 1962.
Antonio vivía en el barrio Villa Angélica y fue uno de los artífices de la instalación del gas natural en el vecindario. Además, después de haberse jubilado continuó trabajando casi 20 años en temas relacionados a la seguridad.
En junio de 2019, cuando tenía 102 años, fue distinguido por el Municipio como el vecino más longevo de Garín, durante una cena por el aniversario de la localidad que se llevó a cabo en el microestadio de Garín.
Se lo solía ver caminando por las calles garinenses, pero la llegada de la pandemia lo obligó a recluirse en su hogar, desde donde no se perdía ni un partido de River Plate, una de sus grandes pasiones.
“Solo toma medicamentos para la tiroides y alguna vitamina. Por lo demás, está sano y el secreto de su longevidad, según cuenta, es comer de todo sin excesos, poco y nada de alcohol, nada de cigarrillos, sonreír, disfrutar de sus tres nietos y de sus cinco bisnietos y llevar una vida sana”, detallaba el mencionado artículo de Informe 21, publicado a mediados del año pasado, al conocerse que Piza se había dado la vacuna contra el Covid-19.
El vecino aún mantenía contacto con una hermana de 79 años que vive en Salta y con un hermano de 90 que reside en la localidad de San Justo, del partido de La Matanza.
Su partida, a una edad que pocas personas alcanzan, causó tristeza en las redes sociales. Decenas de vecinos garinenses lo recordaron en varias publicaciones.
“Con todo el dolor en el alma hoy me toca despedir al hombre más maravilloso. El que me cuidó cuando me quedé sin papá, el que cuidó a mis hijos cuando me iba a trabajar, el que me aconsejaba y nos daba amor. Vuela bien alto abuelito, ya no sufrís más y estoy segura de que fuiste al encuentro de tu hijo. No te olvides de darle un beso grande de mi parte a mis padres como te pedí”, lo despidió Lili Piza, una de sus nietas.
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