El ingenioso invento de un docente para generar un vínculo con sus alumnos

Fabián Bagnato creó una simpática figura de hojalata con boca de buzón al que los chicos le dejaban cartas contándole sus problemas. “De esa forma, pude conocerlos y ayudarlos más”, asegura el profesor de Plástica.

“Pedrito”. La simpática invención del docente maschwitzense se convirtió en un confidente de sus alumnos.

Fabián Bagnato creó una simpática figura de hojalata con boca de buzón al que los chicos le dejaban cartas contándole sus problemas. “De esa forma, pude conocerlos y ayudarlos más”, asegura el profesor de Plástica.

“Pedrito” no tiene pies ni manos. Tampoco habla ni puede jugar en los recreos. Sin embargo, supo ganarse la confianza de los alumnos de la Escuela Primaria N°12 de Ingeniero Maschwitz como nadie lo había logrado. Y eso no es todo: terminó convirtiéndose en el protagonista de un proyecto educativo que su creador ahora quiere replicar en todos los colegios del distrito, y por qué no, en el resto de la provincia.

Cuando el profesor de plástica y artes visuales Fabián Bagnato (55) llegó en 2014 al establecimiento de la calle Lambaré, situado en el fondo del barrio homónimo, se vio perturbado por los problemas de comportamiento y comunicación que exhibían sus alumnos de 4° grado.

Lejos de renunciar al cargo o quedarse de brazos cruzados, apeló a su formación actoral para interpretar el personaje “más importante” de su vida y así tratar de entender los motivos y encontrarle una solución a la indisciplina estudiantil.

“Creé un personaje que se llama Pedrito. Ese personaje, que tiene la mentalidad de un nene de entre ocho y diez años, es un buzón que recibe las cartas de los alumnos contando sus problemas, ya sean domésticos o escolares, y se las contesta. Pasó a ser un gabinete psicológico de los chicos”, le cuenta a El Día de Escobar.

Confesiones. “Nos enteramos de casos de bullying y hasta de abusos sexuales”, comenta el profesor Bagnato.

Hecho con “mucho amor” con un tacho de aceite y parado en el patio interno de la escuela, “Pedrito” se convirtió en el confidente de todos los alumnos y permitió alcanzar el principal objetivo del proyecto: “Los chicos entraron en la convención teatral de este personaje y le empezaron a contar cosas que jamás le contarían a su madre, padre o maestra. Entonces, Pedrito me sirvió para enterarme cuál era el problema que tenía cada chico. De esa forma, uno los conoce y puede ayudarlos más”, señala Bagnato.

Tal fue la confianza que el niño-buzón despertó en los alumnos, que en los recreos se empezaron a formar largas filas para entregarle una carta. “Así nos enteramos de casos de bullying hasta de abusos sexuales. Una vez había una que decía, ‘S.O.S’, imaginate lo que estaría atravesando ese chico”, revela el docente, todavía conmocionado, al mismo tiempo que dice haber llegado a contestar “cien cartas por fin de semana” junto a una asistente.

Bagnato asegura que la intervención del personaje de hojalata cumplió un rol pedagógico fundamental. “Con esto de Internet y la computadora, los chicos no escriben, no leen, no conocen lo que es una carta. Ahora todo se maneja por mail y WhatsApp. Pero Pedrito estimuló la lectoescritura. Yo no te puedo explicar cómo se emocionaban cada vez que recibían una carta”, expresa, feliz, porque “los chicos entraron en esa propuesta y la verdad es que fue con mucho éxito”.

Por todo esto, el profesor de plástica y artes visuales, que hasta el año pasado trabajó en la Escuela N°12 -donde quedó Pedrito- y desde febrero lo hará en la Primaria N°10 de Garín, ahora sueña con universalizar su proyecto educativo.

“La idea es implementarlo en todo el distrito y, si se puede, a nivel provincial. Que sea un personaje de escuelas estatales que se transforme en un amigo de los alumnos y puedan contarle sus problemas. Es de la única manera que nos podemos enterar las cosas que les pasan a los pibes”, argumenta, con optimismo de cara al futuro el creador de “Pedrito”, el niño de hojalata que se convirtió en un modelo a seguir.

Por Damián Fernández

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