“La discriminación sigue existiendo, pero ya no es tan exagerada como antes”

Por segunda vez, David Acchura asumió la presidencia de la Colectividad Boliviana de Escobar. Promete importantes obras en el mercado concentrador, la feria y en el predio de la asociación del barrio Lambertuchi.

Experiencia. David Achurra asumió la presidencia el 1º de enero. Ya había sido electo para ese cargo en 2010.

Por segunda vez, David Acchura asumió la presidencia de la Colectividad Boliviana de Escobar. Promete importantes obras en el mercado concentrador, la feria y en el predio de la asociación del barrio Lambertuchi.

La Colectividad Boliviana de Escobar suele ser noticia en los medios cuando ocurre algún suceso negativo, ya sean peleas internas, hechos de inseguridad o conflictos con la administración municipal. Pero cuando las aguas están en calma y hay buenas perspectivas de crecimiento, poco y nada es lo que se sabe.

Así, en un marco de serenidad institucional, el pasado 15 de diciembre se realizó la elección para renovar las autoridades y casi el 50% de los socios -657- decidió que David Acchura (56) asuma por dos años la presidencia de la entidad. No es un desafío nuevo para él, que ya había sido electo para ese cargo en 2010.

“Todos los bolivianos tenemos el espíritu de ayudar. Y todo dirigente que entra acá es para colaborar con la comunidad. Ese es mi objetivo: ayudar”, afirma el titular de la asociación civil, que recibió a El Día de Escobar en la sede principal de calle Las Rosas, en el fondo del barrio Lambertuchi.

En ese populoso vecindario escobarense es donde se concentra la mayor cantidad de ciudadanos bolivianos de nuestro país y donde, además, miles de argentinos se acercan todos los fines de semana para comprarles sus productos en la famosa feria de ropa y también en el mercado concentrador de frutas y verduras, los dos grandes emblemas de la colectividad y donde apuntan la mayoría de sus inversiones.

“Por hacer algunas cosas, como comprar un terreno que recién se terminó de pagar, se descuidaron otras. Por eso, lo primero que vamos a hacer es ampliar y repavimentar la playa de estacionamiento del mercado. Además, por cuestiones de seguridad, vamos a cerrar el perímetro como hicimos en el polideportivo. La prioridad de esta gestión va a estar en el mercado”, adelanta Acchura, quien inició su nuevo mandato el 1° de enero.

Los proyectos para el período 2019-2020 también incluyen varias mejoras y obras en el centro comercial de avenida de los Inmigrantes y en el polideportivo, que está ubicado frente a la sede principal de la institución, fundada hace 29 años.

En la feria se realizarán refacciones en su parte interior, se colocarán cámaras de seguridad y un generador de electricidad, se ampliará el patio de comidas y se equipará la nueva oficina de administración del primer piso, entre otras metas de la nueva gestión.

Por su parte, el predio de Las Rosas 3051 será objeto de grandes transformaciones. La idea es abrir allí un jardín maternal, un centro médico y una sala velatoria “para todos los vecinos”, remarca Acchura. Además, ya se está construyendo una nueva pileta de natación y se harán vestuarios con baños y duchas al costado de las canchas de césped sintético.

“Los recursos para hacer todas las obras salen de la feria y del mercado. Si bien no estamos exentos a la crisis del país y la situación está dura, nosotros tenemos un mercado de comida y la gente nunca deja de comer. Peso que se gana, peso que se invierte”, aclara el oriundo de Potosí, al mismo tiempo que resalta la “labor social” y la gran cantidad de “donaciones dinerarias y en mercadería” que realiza la asociación al cuartel de bomberos voluntarios de Belén de Escobar y al hospital provincial Enrique Erill.

Comisión en pleno. «Todo dirigente que entra acá es para colaborar con la comunidad.», afirma Acchura.

Una relación con vaivenes

En enero de 2017 la relación entre el Municipio y la colectividad boliviana alcanzó su punto de máxima tensión. Fue luego que la Dirección General de Inspecciones clausurara el mercado frutihortícola, que funcionaba sin habilitación y no cumplía con normas de seguridad e higiene, entre otras irregularidades.

Desde entonces, previa firma de un convenio para saldar una deuda de $13 millones en concepto de tasas y regularizar la actividad del complejo, la situación cambió por completo y actualmente existe un buen entendimiento entre las partes.

“Ya estuvimos reunidos con el intendente Ariel Sujarchuk. La comisión anterior tuvo una buena relación con el Municipio y nosotros queremos seguir avanzando por el mismo camino”, señala Acchura, con la “satisfacción” de formar parte de “un grupo de quinteros” que logró llegar a conducir la colectividad boliviana “más grande de Argentina” y que, por defecto, se codea con importantes funcionarios públicos.

Un problema que no cesa

A más de tres décadas del arribo de los primeros inmigrantes al distrito, muchos miembros de la colectividad ya son ciudadanos argentinos, por no decir nacidos en Escobar. Además, muchos hijos y nietos de aquellos precursores se dedicaron a estudiar en vez de labrar la tierra y hoy se ganan la vida como profesionales en distintas áreas. Sin embargo, la discriminación sigue vigente.

“En los centros médicos se trata mal a la gente y hasta para jugar en la Liga Escobarense de Fútbol nos exigieron cosas que a otros clubes no. Y la verdad, se sufre”, afirma Acchura, apoyado en los dichos de los integrantes de su comisión directiva, quienes más de una vez han sufrido el destrato en carne propia.

En ese sentido, señala que las principales víctimas del racismo son las “personas mayores, porque los más chicos crecieron acá y ya tienen amigos y todo”. “Sigue existiendo, pero ya no es tan exagerado como antes”, asegura, al mismo tiempo que arroja un dato revelador: “El 70% de los puesteros de la feria son argentinos”.

“Hay mucha gente que nos dice que gracias a la feria pudo criar a sus hijos y hacer su casa. Nosotros vamos a colaborar siempre con toda la comunidad escobarense”, concluye, sin pensar en el color de piel de las personas. Una práctica que el escobarense medio debería imitar.

Por Damián Fernández

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