Los dos están en el selecto grupo de los profesores de Educación Física más queridos del partido de Escobar. Siempre con una sonrisa, buen trato, pedagogía y un ida y vuelta con sus alumnos que los hace ser líderes en el ámbito de la natación zonal.
En enero de 1993, Fernando Pérez (51) y Sergio Carlucci (50) crearon la Escuela Integral de Natación del Club Independiente de Escobar y nunca más la dejaron. Llegaron como jóvenes profesores, entusiastas, y jamás hubieran pensado que llegarían a tanto.
Formaron nadadores federados campeones nacionales y provinciales, pero también le sacaron los miedos a aquellas personas que le tenían fobia al agua y poco a poco les enseñaron a nadar.
“Uno mira para atrás y ha pasado tanto tiempo, tanta gente, tantas historias y momentos vividos en el club, que no lo podemos creer. No llevamos un registro de alumnos, pero estimamos que pasaron miles. Hay gente que vino durante más de diez años y dejó. Pero los grupos se van rearmando, se van creando nuevos ciclos”, le cuentan a El Día de Escobar sobre la cantidad de alumnos que supieron pasar por la pileta del club.
“No nos damos cuenta del tiempo hasta que te detenés a mirar. Cuando cumplimos los primeros diez años hicimos una fiesta en la sede y decíamos ‘10 años, ¡cuánto tiempo!’. Ahora pasaron veinte más… el tiempo pasa en su justa medida y lo vemos reflejado en nuestras familias”, comenta Pérez.
“En 1993 éramos solteros, hoy algunos de nuestros hijos están en la facultad y yo ya soy abuelo”, confiesa, padre de seis hijos; uno de ellos, Lisandro, es preceptor en el natatorio, ubicado en el campo de deportes que el club verdinegro tiene sobre calle Las Heras.
Por una cuestión natural y del paso del tiempo, han tenido de alumnos a niños que hoy ya formaron una familia y como un deja vú llevan a sus hijos para que aprendan a nadar. “Nos dicen que quieren que les enseñemos a nadar como hicimos con ellos. Eso te hace mover el piso y nos permite ver la historia como fue. Hacemos algo que nos gusta y moviliza, sino no hubiéramos aguantado tanto. Hoy no es común que algo perdure tanto”, sostiene Carlucci, con una mezcla de nostalgia y orgullo por su labor en tantos años.
Saber pasar tormentas
Como en cada relación entre personas, la ya icónica e inseparable dupla tuvo momentos de sobresalto, donde por diferentes cuestiones corrió riesgo de disolverse, pero juntos lograron sobreponerse y seguir en la misma sintonía.
“Hay cosas ajenas a nosotros que te cansan, me ha pasado y se lo planteé al ‘Tano’. Una va creciendo, no es tan paciente ni tolerante como antes y se generan cuestiones que te hacen querer cambiar, hay veces que no te sentís tan cómodo”, admite Pérez, el más impulsivo de los dos, sobre los lapsus más difíciles que debieron pasar.
“Hubo momentos ríspidos, sí, pero los dos coincidimos que si hoy tengo que encarar otro proyecto solo no lo hago. Lo haría con Fernando. Eso habla de una confianza y la tranquilidad que uno descansa en el otro. Es difícil, porque hay una amistad de por medio y una sociedad, pero nosotros pudimos subsistir a esas tormentas”, completa el “Tano” Carlucci.
Tres décadas de enseñanza
El 8 de marzo arrancó la 30º temporada de la Escuela de Natación, que tiene como punto más fuerte y requerido la enseñanza infantil, con chicos desde los 3 hasta los 13 años.
También hay adolescentes, adultos (con grupo de iniciación, intermedio y avanzado), entrenamiento para aguas abiertas, aquagym y se está volviendo a armar el equipo competitivo, tras una generación dorada que tuvo el club años atrás y que por distintas cuestiones se fue disolviendo.
“Podés venir con problemas, pero llegás, te encontrás con los alumnos y se te pasa todo. Encarás el día de otra manera, te reís con la gente. Generamos un clima tan ameno que venimos a trabajar sin esforzarnos. La gente hizo que nos sostengamos en el club, te llaman o te regalan algo justo en el momento que peor estás”, señala Carlucci, un eterno agradecido a sus alumnos, sostén clave en cada momento adverso.
Hay personas que baten récords de permanencia en la escuela. Una de ellas es Dora Aristizábal, una señora que ronda los 25 años como nadadora en CAIDE. María Bush y Alejandro Ambas es una pareja que también está desde hace casi dos décadas con ellos.
“Fuimos los precursores de la natación en Escobar, no había casi piletas climatizadas. Había prejuicios de ponerse la malla, de aprender de grandes. Y en un momento teníamos 800 personas por mes que venían a nadar. A principios de 2000, en los arranques de temporada, había colas para inscribirse, era una cosa impresionante. Vivimos eso y fue increíble”, relatan, acerca de las horas más gloriosas de la actividad, con la pandemia como contrapartida, cuando daban clases virtuales desde sus casas.
Para el final, los dos profesores hacen hincapié en cada persona que los ayudó a sostener la escuela, con agradecimientos puntuales: “Primero a la gente, que nos permitió crecer. Al club y a cada uno de los presidentes que pasaron, que nos dieron la oportunidad cuando éramos estudiantes, y a nuestras familias, que nos bancan en todas. A cada profe que trabajó con nosotros, en especial a Ezequiel Bucci (ex entrenador de federados), una persona muy importante y que fue una pérdida muy sensible cuando se fue. También a los medios deportivos de Escobar, con los que crecimos juntos. Todos nos nutrimos de todos.”, cierran, felices por este gran presente y todo lo vivido a lo largo de estos treinta años.
Por Javier Rubinstein