Todavía no es tiempo de escribir poemas…

El fallo en el caso Marita Verón y la necesidad de democratizar la Justicia. Por Jorge A. Derra

Javier es un compañero al que hacía mucho tiempo no veía, mucho mayor que yo, que en ese 1981 apenas pasaba los 20. “Mirá lo que escribí”, le dije. El texto eran cuatro líneas que había escrito días antes. Él lo leyó con atención:

– Ha muerto Josefa, cansada de andar caminando calles, buscando la hija que le arrancaron de sus brazos. Marcela tenía 23 años y los hombres oscuros no tuvieron piedad con ella, la metieron en el auto a puro golpe y, según supo Josefa después, a ella también le arrancaron la hija de su propio vientre. Ha muerto Josefa, tal vez de tristeza, tanto andar sin respuesta.

– No seas boludo, tirá eso, no se lo muestres a nadie -me dijo Javier-. No estamos para poesía nosotros ahora, ya vendrá el tiempo de escribir poemas, ahora hay que cuidarse.

Nunca más vi a Javier después de ese día. Tiré ese papel, pero aquello quedó grabado en el único lugar que supera cualquier requisa: la memoria.

Hoy aquí, más de treinta años después, escucho decir a Gelblung que la trata en realidad no existe, que las chicas lo hacen con gusto, con compromiso. Se me ocurre que el conductor radial acaba de decirle a Susana Trimarco: “En algo andaría su hija”. Nadie la puso más cerca de las Madres de la Plaza, nadie tan feroz.

Siento la tentación de repudiar con odio a los jueces corruptos, pero en realidad no sé si estaré en lo cierto. Nadie puede asegurar que los jueces estén equivocados, que la causa por la desaparición de Marita no está plagada de errores ex profeso, justamente para que este sea el veredicto. Llama la atención que el desplazado sea el ministro de Seguridad, es decir, el que tiene a su cargo la policía, y no el de Justicia.

Entonces, ¿por qué la bronca general? La respuesta es: la situación de la Justicia es insostenible. Es un paquidermo esclerosado, que se resquebraja por todos lados y pide a gritos una profunda democratización. Con respecto a la venalidad del tribunal tucumano, lo terrible no es solo que sea cierto, sino que todos creemos que puede ser cierto. Ese es el punto en el que estamos.

Hace algo más de dos meses terminé de escribir una columna para DIA 32 expresando la necesidad de la modificación y democratización de la Justicia. No se trata de alardear con la predicción, sino de comprobar algo que está a la vista de todos.

A pesar de tanto tiempo, de tanto dolor, de tanta lucha, tal vez todavía no es tiempo de escribir poemas.

Por Jorge A. Derra

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