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A ocho años de haberse jubilado de las fuerzas de seguridad, el comisario mayor retirado Víctor Hugo Salazar se convirtió en el primer jefe de la flamante Policía Municipal de Escobar. Un desafío para el que su currículum le da sobradas credenciales, aunque el tiempo dirá si su desempeño alcanza a cumplir con las expectativas.
Oriundo del Partido de Pilar, Salazar tiene 63 años, vive en la localidad de Matheu y cuenta con una amplia formación. Graduado en la Escuela de Policía Juan Vucetich en 1983, complementó su carrera con capacitación académica en el Centro de Altos Estudios Policiales, donde obtuvo el título de Técnico Superior en Seguridad Pública Distrital.
Además, está cursando el tercer año de la carrera de Derecho en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora y participó en múltiples cursos de actualización sobre violencia de género, delitos contra las personas y gestión de fuerzas de seguridad.
A lo largo de su carrera, ocupó cargos clave en la Policía Bonaerense. Dirigió varias comisarías en los partidos de Tres de Febrero, San Miguel y San Martín. En estos últimos dos, además, fue jefe del Comando de Patrullas.
También se desempeñó como jefe de la Policía Distrital en Zárate-Campana y en San Justo (La Matanza), además de estar a cargo de la Policía Departamental de Pergamino. Entre otros destinos, estuvo un tiempo como subjefe del Comando de Patrullas de Escobar, por lo que conoce la problemática del delito en el distrito.
Tras su retiro de la institución en 2017, con 34 años de servicio, Salazar se desempeñó en el ámbito privado, liderando una empresa de seguridad que inició años atrás. Su regreso a la función pública se dio este jueves, cuando dio el juramento de rigor ante el intendente Ariel Sujarchuk, durante el acto de presentación de la Policía Municipal en el Polo de Seguridad de Ingeniero Maschwitz.
El desafío de Salazar al frente de esta nueva fuerza será consolidar su operatividad, ganar la confianza de la comunidad y mostrar una mejora tanto en las estadísticas como en la sensación de seguridad de la población. Para esto se prevé la implementación de estrategias de patrullaje focalizado, el uso de tecnología aplicada a la seguridad y la articulación con organismos judiciales y provinciales, entre otras estrategias.
La Policía Municipal de Escobar estará conformada por 420 agentes (actualmente no llega a ese número). Además de patrullar las calles y hacer hincapié en la prevención, está habilitada para aprehender a personas en flagrante delito.
Sus integrantes están autorizados a portar armas no letales Byrna, que funcionan a base de dióxido de carbono y liberan una sustancia parecida al gas pimienta, incapacitando momentáneamente a quien recibe el proyectil. Una de las tantas funciones del jefe de la fuerza es seleccionar al personal apto para portar este armamento y decidir qué agentes pueden usarlo y qué agentes no.
El trabajo de estos nuevos efectivos de seguridad es complementario al de la Policía Bonaerense, con quien estará en permanente contacto. En ese sentido, Sujarchuk señaló que “la creación de la Policía Municipal, además de ser una fuerza cercana al vecino, permite que la Bonaerense se pueda concentrar en los delitos más graves”.
El jefe comunal también marcó lo que espera de esta flamante institución: “No queremos mano dura ni blanda, ni discursos bobos, sino mano firme, inteligente y responsable para avanzar contra la delincuencia”.
Con esas premisas, y los pergaminos que lo avalan, el comisario mayor retirado Víctor Salazar enfrenta este nuevo desafío profesional de liderar la Policía Municipal de Escobar.
