Los investigadores creen que el hombre, de 69 años, conocería al homicida. Y que incluso podrían haber entrado juntos a su casa del barrio Los Naranjos, en Maschwitz. No se registraron faltantes y los accesos no estaban violentados.
El atroz asesinato ocurrido este miércoles en una finca de Ingeniero Maschwitz sigue siendo un misterio. Aunque algunas hipótesis empiezan a tener más consistencia que otras y la idea inicial del intento de asalto estaría perdiendo fuerza. En cambio, una de las posibilidades que suena con más firmeza es que la víctima conocería al homicida y que su muerte no tendría que ver con la intención de robarle. Por ahora son solo conjeturas, claro está, pero basadas en indicios concretos.
Martín Osvaldo Rodríguez (69) se había mudado a esta casaquinta, ubicada en la esquina de las calles Fray Luis Beltrán y Olegario Andrade, en el barrio Los Naranjos, hace dos años. Inicialmente vivió allí junto a su esposa y sus hijas, pero se separó y desde 2019 vivía solo. Un vecino contó que el hombre no era propietario sino inquilino del inmueble.
Aunque la mayoría de los medios nacionales dijeron que era jubilado -al principio también trascendió que sería comerciante-, Rodríguez trabajaba en el partido de San Martín, en la planta de la firma de envases plásticos Colombraro. Desde la empresa confirmaron que era empleado «desde hacía muchísimos años» y que se desempeñaba como gerente.
El horrendo crimen fue descubierto el miércoles a la mañana por la empleada doméstica, que al llegar a la casa encontró el cuerpo de Rodríguez sobre la cama de su habitación, boca abajo y con las manos y piernas atadas (ver nota acá).
La mujer llamó al 911. Al lugar arribaron enseguida efectivos de la Comisaría 2da y constataron que Rodríguez había sufrido golpes en el rostro y puntazos en la zona del abdomen, que le habían provocado una importante hemorragia.
Las pericias consignaron que el crimen habría ocurrido en la madrugada de ese mismo día.
La vivienda que habitaba el gerente está a dos cuadras de la ruta 26 y a otras tantas de la autopista Panamericana. Los vecinos aseguran que no escucharon ruidos. Y el parte policial informó que no se encontró ningún alambrado roto -la propiedad tenía un cerco electrificado- ni tampoco puertas forzadas. Dentro del inmueble, solo se identificó una huella con barro.
Algo que llamó la atención de los investigadores es que en la casa estaba el auto, el celular y la computadora de la víctima. A simple vista, no se detectó ningún faltante. El único lugar que estaba desordenado era la habitación, donde fue encontrado el cuerpo.
«Dos grupos de la Policía Científica hicieron un trabajo muy minucioso en cada ambiente porque es una propiedad muy grande. Hubo una ampliación de toda la parte pericial de la casa efectuada con un detalle más preciso y minucioso del lugar, como en las paredes o marcos de puerta”, expresó un vocero a cargo de la investigación que lleva adelante la fiscal Laura Basualdo.
Que los accesos no estuvieran forzados ni se hayan registrado faltantes, sumado a la forma en que se concretó el homicidio, maniatando a la víctima en su cama, hizo que la investigación tomara una orientación distinta con el correr de las horas.
Ahora empezó a ganar fuerza la hipótesis de que Rodríguez podría haber ingresado a su casa con una persona a la que él conocía y lo terminó matando. Según los investigadores, se cree que podría tener que ver con un tema de una relación privada, publicó Clarín.
“Estamos evaluando todas las hipótesis, hay que armar un rompecabezas, ya que se relevan muchas situaciones periciales en cuanto al lugar del hecho, en cuanto a la persona, tareas de campo en la parte exterior, los testimonios, las cámaras, etcétera”, afirmó a Télam una fuente judicial.
El barrio Los Naranjos tiene cámaras y garitas de seguridad. Ahora la Policía está analizando las imágenes captadas entre la noche del martes y el horario en el que se conoció el homicidio.
Por otra parte, este jueves trascendieron los resultados del informe preliminar de la autopsia. El estudio forense determinó que el gerente de la empresa Colombraro sufrió “politraumatismos” y que falleció a raíz de un “traumatismo encefalocraneano severo”. También se realizaron hisopados para hacer pericias de ADN.