Murió Carlos Brandán, otro querido vecino escobarense víctima del coronavirus

Tenía 72 años y llevaba tres semanas internado en un sanatorio porteño. En marzo había recibido la primera dosis de la Sputnik V y aguardaba por la segunda. Dedicó su vida a los seguros y fue un destacado socio del Club Independiente de Escobar.

Sonriente. Brandán llevaba cuatro décadas de asegurador. Tenía su oficina en Alberdi y Don Bosco.

Tenía 72 años y llevaba tres semanas internado. En marzo había recibido la primera dosis de la Sputnik V y aguardaba por la segunda. Dedicó su vida a los seguros y fue un destacado socio del Club Independiente de Escobar.

Tras permanecer internado durante tres semanas en una clínica de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires por haberse contagiado de coronavirus, este martes a la madrugada falleció Carlos Brandán, quien fue un reconocido asesor de seguros y un vecino muy querido de Belén de Escobar.

Su internación se dio tres días después de haber presentado síntomas, debido a que tenía bajos niveles de saturación de oxígeno. Una vez en el sanatorio recibió una máscara y respirador artificial, según expresaron allegados suyos a El Día de Escobar. Sin embargo, no lograba recuperarse y el panorama terminó desencadenando en el peor final.

A fines de marzo se había vacunado con la primera dosis de la vacuna Sputnik V. Ansiosamente aguardaba ser convocado para recibir el segundo componente, que quizás podría haber evitado esta fatalidad.

Siempre activo en encuentros sociales y deportivos, Brandán fue pasando por varios cargos en el Club Atlético Independiente de Escobar, donde actualmente era vocal, bajo la presidencia de Gustavo Basso. Hasta antes de la pandemia, también jugaba al fútbol con amigos y socios de la institución, manteniéndose bien físicamente más allá de su edad.

Llevaba más de cuarenta años al frente de su aseguradora, que había comenzado el abuelo de su mujer, después siguió su suegro -Raúl D’Alessandro- y él continúo desde 1979, sobre la calle Alberdi al 200, esquina Don Bosco. Junto a él trabajan su esposa Estela, su hija, su sobrino, y sus hermanos.

Hincha fanático de Independiente de Avellaneda, se consideraba un “gran bailarín”. “Siempre bailamos con mi señora, vamos a los aniversarios de todos los clubes”, comentaba años atrás en una entrevista. Era un enamorado de las sierras de Córdoba, donde iba a veranear y a degustar chivitos, a Cosquín y Carlos Paz.

“Carlitos” no dejaba detalle librado al azar en su trabajo. “Siempre inculco trabajar y dar el ejemplo. No reto a nadie. Si alguien tenía que hacer algo y no lo hizo, lo hago yo, para que no se avergüence. Me gustaría no trabajar más, jubilarme, pero la inflación te come el salario, no me alcanzaría. Ese sería mi deseo, pero lamentablemente no se me va a dar. Voy a terminar mis días siendo un laburante”, confesaba años atrás.

Este miércoles a las 12.15 el cortejo fúnebre con sus restos pasará por la sede del CAIDE, sobre la calle Colón al 600, y 12.30 hará lo propio por el campo de deportes de la calle Las Heras para brindarle el último adiós.

Escobar despide otro personaje querido por todos, víctima de esta trágica pandemia.

Por Javier Rubinstein

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