Masiva marcha de vecinos en Garín por el asesinato del comerciante Carlos Peker

Con angustia, tristeza y bronca, recorrieron la ciudad y se manifestaron frente a la comisaría reclamando seguridad y justicia. La Policía negó que haya más detenidos por el crimen, como se informó desde el Municipio.

Recorrieron la ciudad y se manifestaron frente a la comisaría reclamando seguridad y justicia. La Policía negó que haya más detenidos por el crimen.

La muerte del comerciante Carlos Alberto Peker (62) caló hondo en la comunidad garinense, que este viernes a la tarde se movilizó masivamente para reclamar el esclarecimiento del crimen, por el cual hay un detenido y tres prófugos identificados.

La marcha comenzó alrededor de las 19, en la esquina de Fructuoso Díaz y el boulevard Perón, donde está el reloj. Pese al mal tiempo, cientos de vecinos se acercaron para solidarizarse con la familia de Peker y sumarse al reclamo de justicia y seguridad.

Tras recorrer las calles céntricas de la localidad, la columna se detuvo frente a la comisaría de Garín, donde la protesta cobró mayor intensidad, pero sin desbordes y ante un fuerte dispositivo policial. Fue una manifestación de tristeza, indignación e impotencia.

Peker era muy querido. Los vecinos lo conocían hace años y había una gran relación de confianza. Sus clientes también lo consideraban como una suerte de “psicólogo”, al que le comentaban sus inconvenientes mientras hacían sus compras. Además, era uno de los pocos que todavía fiaban.

Por esas trágicas paradojas del destino, ese mismo jueves a la noche Peker se tomaría vacaciones para ir a Mar del Plata a ver jugar al fútbol a uno de sus hijos. Pero media hora antes de que cerrara su minimercado, ubicado en la avenida Fructuoso Díaz al 950, tres delincuentes entraron a robarle y, como se resistió, lo mataron por la espalda.

Uno de los presuntos partícipes del crimen fue detenido minutos después a unas cuadras del lugar, en la esquina de Uruguay y Vicente López. Según la policía, coincidía con las descripciones aportadas por los testigos y tenía en su poder una suma de dinero que no supo justificar, por lo que se presume que sería parte de la recaudación que los malvivientes se llevaron del comercio. Es un joven de 18 años llamado Daniel Hernández.

Los otros dos delincuentes que ingresaron al comercio estarían identificados, pero continúan prófugos, a pesar de que desde la Secretaría de Seguridad del Municipio afirmaron que ambos fueron detenidos. Y más aún: dieron la identidad de uno de ellos y el apodo del otro. «Es una locura lo que están haciendo. Así entorpecen la investigación», explotó de bronca un jefe policial consultado por El Día de Escobar.

Se presume que del hecho también participó un cuarto sujeto, que habría actuado como campana y conducía el Peuget 504 gris en el que la banda huyó en dirección a la villa Cri Cri.

El relato de su esposa

No era la primera vez que Peker era víctima de la inseguridad. De hecho, ya dos veces había sido baleado por delincuentes en tres oportunidades. «En el 2002 le entraron a robar y le pegaron un tiro, al poco tiempo le pasó lo mismo con una bala que le rozó y le quemó. Y en enero de 2004 me fueron a robar a mí y le pegaron cuatro tiros en las piernas. Fue su dolencia hasta hoy porque nunca quedó bien. Pero él seguía trabajando; era su vicio», afirmó su esposa, Cristina, con quien llevaba veinte años de matrimonio.

Pero esta vez haberse opuesto a la voluntad de sus victimarios le costó la vida a Peker: lo ultimaron por la espalda, con un tiro mortal en la nuca. «Seguro se habrá dado vuelta para agarrar un machete que tenía ahí. Siempre se resistía, decía que cuando le entraran a robar no se la iban a llevar de arriba”, contó la mujer en declaraciones a la prensa.

«Cuando vine estaba de rodillas, como rezando», contó Cristina, quien tiene otro negocio a pocas cuadras de allí y fue corriendo al minimercado cuando le avisaron lo que había pasado.

La esposa de la víctima aseguró que el robo se produjo cuando solo faltaba media hora para que su esposo cerrara el local, donde funcionaba una carnicería, y que tenían previsto viajar a Mar del Plata para descansar cuatro días, ya que uno de sus hijos iba a jugar allí un torneo de fútbol.

«Carlos era muy querido, muy bueno, espero que lo recuerden bien. Destrozaron a una familia muy unida. Tengo unos hijos maravillosos que me dejó», sostuvo la mujer.

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