La historia sin fin: Nueva clausura al predio del Pigeon Club de Maschwitz

El procedimiento estuvo a cargo de inspectores municipales, efectivos policiales y agentes del Ministerio de Trabajo, quienes detectaron diversas irregularidades.

Inspectores municipales, efectivos policiales y agentes del Ministerio de Trabajo de la provincia realizaron este sábado un procedimiento que culminó con una nueva clausura preventiva del Club de Tiro al Pichón (Pigeon Club) de Ingeniero Maschwitz.

Durante la inspección al predio, sito en las calles Blas Parera y Colombres, se comprobó que “las instalaciones del restaurante-cafetería se encontraban funcionando sin la habilitación correspondiente”, informó el Municipio en un comunicado. Asimismo, “se detectaron faltas de medidas de seguridad e higiene y bromatológicas, razón por la cual se procedió a labrar las actas de clausura preventiva del lugar”.

También se detectaron falencias en materia de zoonosis: carretillas con palomas muertas con aparentes heridas de arma de fuego, grandes jaulones con aves y gran cantidad de materia fecal., además de animales muertos dentro de las jaulas y ratas, según consignó el parte oficial. Del mismo modo, se observaron restos en descomposición a cielo abierto, invadidos por moscas a 30 metros del restaurant.

Por su parte, el Ministerio de Trabajo “intimó a los responsables del establecimiento a presentar toda la documentación que acreditara la correcta registración de los seis trabajadores relevados en el lugar, quienes se encargaban de recolectar las aves cazadas en el campo de tiro”.

“Sin bien en esta oportunidad los jóvenes trabajadores tenían 18 años cumplidos, y no eran menores como en ocasiones anteriores, las condiciones en las que trabajaban eran muy malas”.

Las autoridades destacaron que los animales “eran tomados sin ningún elemento de protección adecuado, guantes o barbijos, lo que aumenta el riesgo de la actividad, ya que manipular restos de palomas es un peligro sanitario y representa serias fallas en relación a los derechos de los trabajadores.

Así, el predio del Pigeon Club Argentino, permanentemente cuestionado por organizaciones protectoras de animales, volvió a ser clausurado por enésima vez en los últimos años. Aunque de una forma u otra siempre logró reabrir sus puertas para que los aficionados a esta cruel práctica de matar palomas con un rifle encuentren un lugar donde divertirse, a su manera.

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