Su muerte se produjo en las primeras horas de 2017 en la Clínica Fátima de Escobar, donde había sido internada dos días antes por una grave afección. “Ya lo esperábamos. Estaba sufriendo mucho”, reveló uno de sus cuatro hijos.
Garín está de luto. La pediatra más antigua, conocida y querida de la ciudad falleció este domingo 1º a la mañana luego de sufrir un paro cardíaco en la Clínica Privada Fátima de Belén de Escobar, donde estaba internada desde el viernes pasado.
Servicial, comprometida, sencilla, desprendida y profesional. Estos son algunos de los adjetivos que ayudan a describir a Norma Miletich (71), quien perdió la vida tras luchar por más de un año contra una grave enfermedad.
“Ya lo esperábamos. Estaba sufriendo mucho”, reveló Carlos, uno de sus cuatro hijos, a El Día de Escobar. Su madre tenía cáncer de útero y, pese a que se lo extirparon, el tumor hizo metástasis y logró apagar su característica sonrisa en cuestión de meses. La noticia de su deceso corrió como reguero de pólvora y en Garín todos lloran su partida.
Hija de padres italianos, oriunda de Barracas, vecina de Garín desde 1971, Miletich se recibió de médica en la UBA a los 42 años y con cuatro hijos a cuestas: Fernando, Mariano, Carlos y Ulises.
Además de trabajar hace más de 25 años en diferentes centros asistenciales del Municipio, Miletich tomó la posta que dejó su esposo, el también reconocido médico Horacio López -fallecido en 2008-, y durante once años ininterrumpidos atendió en el consultorio particular de Larroca 1110, donde miles de adultos entregaron su bien más preciado a sus sabias y experimentadas manos.
“Se fue la mejor pediatra”, “Un ángel caído del cielo”, “Una consejera de todas las madres”, “Un ejemplo de persona”. Con estas sentidas y afectuosas palabras los vecinos, amigos, allegados, viejos y actuales pacientes le están rindiendo tributo en las redes sociales a una médica que siempre honró el juramento hipocrático.
“Cuando Horacio vino acá no había nada, entonces atendíamos hasta de madrugada. Yo guardias no hago, porque tengo mis horarios, pero sí le digo a la gente que me pueden encontrar en el consultorio o en la sala. Si estoy en casa, atiendo el teléfono a cualquier hora, pero se los doy cuando me tienen que llamar”, le contaba a la revista DIA 32 en una entrevista publicada en febrero de 2015.
Sus pacientes dan cuenta de esta práctica. “Vos podías venir a cualquier hora y ella salía y te atendía sin problema. Incluso, si venía alguien que no tenía para pagarle la consulta, cualquiera fuera el motivo, ella lo atendía igual. No habrá nadie igual”, expresó a este medio una pariente de la respetada pediatra, que está siendo velada en Cochería Paraná (Garín) y será inhumada en un cementerio privado de Pilar.
“Cuando terminé la carrera pensé que no iba a trabajar de esto. Ya había cumplido con mis padres y estaba tranquila en casa con mis cuatro hijos”, respondió Miletich en aquel cálido y entretenido reportaje, pero preguntas después daba cuenta de que su pasión por los niños había ido más lejos: “Ya tengo edad para jubilarme, pero no pienso hacerlo. De la sala hasta que no me echen no me voy a ir. Y en el consultorio voy a dejar el día que me dé cuenta que me olvido de todo. Me gusta lo que hago y no lo estoy haciendo por dinero”, confesaba Miletich, tan humilde como feliz.
Su salud le jugó una mala pasada y no le permitió cumplir aquel deseo. No obstante, partió dejando una huella imborrable en una comunidad garinense que piensa en homenajearla de la mejor forma posible. Según trascendió, ya se estaban juntando firmas para que la Unidad de Diagnóstico Precoz que se está construyendo en la plaza de estación lleve su nombre.
Ojalá que el Municipio, que alguna vez supo rendirle tributo a su marido con la imposición de su nombre al Hospital Oftalmológico, tomé nota de esta iniciativa popular y la haga realidad. Las futuras generaciones merecen conocer a los próceres de Garín.
Por Damián Fernández