El cinismo de algunos

La inseguridad es la principal preocupación de la población. ¿Qué hacen unos y otros por resolver esa problemática? Por Jorge L. Bonfanti.

La inseguridad es la principal preocupación de la población según todas las encuestas de opinión, las que se compran desde sectores poderosos económicamente pero sin apoyo popular, para influir en el estado de ánimo ciudadano, y las que son de verdad. Es raro… nos preocupa más que nos afanen el celular a que nuestros nietos no tengan más agua.

Desde que recuperamos la democracia, la provincia de Buenos Aires fue fluctuando entre la mano dura de Ruckauf y el garantismo de Arslanián, pero la Policía y la Justicia arrastran tumores aparecidos en la última dictadura, y en la anterior, y en la de más allá.

Resulta curioso ver la actualidad que tienen los aguafuertes de Roberto Arlt que hablan sobre estos temas, corrupción policial y judicial, vista gorda política. Y Arlt murió en la década del ‘40 del siglo pasado, aunque no debería sorprendernos porque hay que ver la vigencia de los versos de Quevedo sobre el dinero, escritos en el siglo XV.

El progresismo en todas sus versiones jamás se interesó por la problemática de la inseguridad. En lugar de pelear un lugar en los foros de seguridad, los despreció y los entregó a los fachos y a los comerciantes del choreo, y nuestra Policía sigue siendo la misma de la época de Fresco o de Ruggierito.

Ahora, y de la mano del arribo al gobierno de Mariotto, más la intervención de algunos intendentes cansados de lidiar contra comisarios y jefes de calle transeros, se comienza a discutir el tema, hay debate, se vienen realizando encuentros por región, donde participan especialistas universitarios, empresarios, políticos, miembros del Poder Judicial que buscan una renovación, militantes de organizaciones territoriales, en fin, un abanico representativo, que se junta a elaborar políticas comunes.

Yo estuve presente en la que se realizó en la UNSAM (Universidad Nacional de San Martín), donde se discutió el tema de la creación de la Policía Judicial, proyecto fundamental para que no vuelva a pasar lo que ocurrió con el caso Candela, donde la cana plantó testigos falsos con la complicidad de fiscales y políticos, al punto que hoy no hay detenidos, ni siquiera investigación, que volvió a fojas cero, pero lo que no puede volver atrás es el crimen.

Las fuerzas políticas que centran su discurso en el tema de la inseguridad, como el PRO, o el ¿partido? de Francisco De Narváez no participan de estos foros provinciales y los canales que tienen a la inseguridad como su principal tema de cobertura -hay varios: TN, Crónica, C5N- tampoco van a hacer notas e informar, invisibilizan al tema, lo que demuestra que la suya es una declamación electoralista, oportunista, pero que no les interesa la democratización, modernización y purificación de la Policía y la Justicia.

La semana pasada tuve ocasión de entrevistar a Marcelo Saín, un verdadero especialista en el tema desde una posición progresista. Le pregunté por qué la derecha no participa del debate para mejorar los índices de inseguridad. Me respondió que para ellos la única política contra el delito es la capacidad punitiva del Estado, encarcelar, matar, jamás recuperar y contener, y a pesar de que esta política resulta un fracaso, insisten con ella, como Scioli, porque es su única herramienta conceptual.

Zaffaroni, capo total del Derecho, dijo que las cárceles están llenas de delincuentes fracasados.
Obviamente la responsabilidad ciudadana progresista es participar del debate y de la acción, por ejemplo, por lograr una Policía Judicial, las Policías de prevención municipales, que obliguen a las autoridades políticas a abandonar la inacción y el mirar para otro lado, como perro que volteó la olla.

Pero al encender la tele en un canal de noticias y al momento de votar, recuerden el cinismo de los que se la pasan gritando contra la inseguridad pero a la hora de los bifes se borran porque están muy preocupados por el precio de la yerba.

Por Jorge L. Bonfanti

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