Ganancias y salario son palabras incompatibles

Hablar de impuesto a las ganancias sobre el salario es una aberración lingüística y una injusticia social. El salario no contiene ganancias.

Cuando un empresario decide poner en práctica un proyecto, lo primero que tiene que hacer es un cálculo de costos. Con él podrá conocer cuánto le cuesta cada unidad de producto o de servicio a prestar. Allí deberá sumar los valores de todos los elementos necesarios para llevar a delante el emprendimiento.

En términos generales, podemos mencionar instalaciones, líneas de producción, amortización de maquinarias y mobiliarios, insumos, servicios (gas, luz, etcétera), intereses del capital invertido, todos los salarios a pagar, desde el del dueño de la empresa y su CEO, hasta el del último trabajador.

Una vez sumados todos esos valores, donde también se contempla una retribución al empresario, en su carácter de organizador del proceso productivo, obtenemos el costo total de producción. Cuando dividimos ese costo total por la cantidad de unidades de producción, tenemos el costo por unidad de producto. Una vez en el mercado, es el juego de la oferta y la demanda el que determina el precio de esa unidad de producto.

¿Qué puede pasar? Se pueden dar tres casos distintos:

1) Que el precio de mercado sea menor que el costo de producción de ese producto.

2) Que sea igual.

3) Que sea mayor.

En el primer caso, la empresa trabajará a pérdida y dependerá de varios factores lo que haya de suceder.

En general, una empresa pequeña no podrá sostenerse más que algunos meses y terminará quebrando, por lo cual dejará de producir o será absorbida por otra empresa más grande. Así, la oferta disminuye, el precio sube y las empresas más grandes ocupan cada vez más lugar, el mercado se hace menos transparente y oligopólico.

En el segundo caso la empresa, aun pequeña, podrá sostenerse por más tiempo, pero a la larga le será difícil seguir los procesos de innovación tecnológica, sus costos comparativos aumentarán y terminará también desapareciendo.

Finalmente, en el tercer caso, cuando el precio resulta superior al costo por unidad es cuando aparece el concepto de ganancia. Es ese plus, del precio más alto que el costo, una cantidad de dinero que llamamos ganancia, y en el sistema capitalista siempre queda en manos de los patrones, del empresario. Eso es la renta.

Por eso, es una aberración lingüística, y una injusticia social, hablar de impuesto a las ganancias sobre el salario. El salario no contiene ganancias, muy mal podría aplicarse entonces un impuesto. En todo caso, habría que tener el coraje de llamarlo por su nombre: impuesto al salario.

Aquí es necesario hacer un punto, para mirar la cuestión desde otro lugar. La cuestión de los recursos del Estado.

Probado está que este impuesto al salario es un ingreso estable del presupuesto nacional. Su eliminación significaría una merma más o menos importante. De todos modos, será necesario cubrir. ¿Cómo? Es una pregunta que tiene una respuesta que es muy fácil de enunciar, pero difícil de aplicar: remplazar el impuesto al salario por un impuesto a las verdaderas ganancias, a esa renta extraordinaria de la que recurrentemente se apropian los patrones.

Esto implica una dificultad superlativa, porque el medio pelo del establishment económico, mediático y político agitará el fantasma de la inseguridad jurídica, inseguridad que no se avista cuando el impuesto se cobra sobre los ingresos de los trabajadores.

Una medida de este tipo implica una audacia, que excede los límites de la voluntad política del proyecto nacional y popular. Una audacia que llevaría a inmiscuirse en un territorio que el empresariado mantiene vedado a la luz pública. El tabú de los verdaderos costos empresariales, que determinan el comportamiento de los formadores de precios. Esa información está guardada bajo siete llaves. Tanto, que obligó al gobierno a congelar el proyecto de ley de reparto de ganancias. Una tasa variable, aplicada sobre la renta extraordinaria, que cubra la masa de dinero que hoy aportan los trabajadores por el infame impuesto al sueldo, sería un verdadero impuesto a las ganancias.

En el camino, tal vez, podamos entender algunas cosas. porqué un kilo de pan vale $10 cuando la harina vale $2.5, porqué la yerba se fue a $30; porqué la leche vale $5 cuando a tambero le pagan $1,25 por cada litro, que a la industria le rinde dos; porqué la merluza vale $30 el kilo si la sacan del mar sin pagar nada; etcétera, etcétera, etcétera.

Por Jorge A. Derra

5 Comentarios

  1. jorge derra

    el trabajo es terrible a destajo y peligroso para los trabajadores, no para los empresarios que estan comodos en sus oficinas, por supuesto que me refiero a los buques factoria esos monstruos que chupan el mar con una aspiradora y dejan un tendal de peces muertos.
    Voy a tratar de conseguir el dato del valor de la tonelada de merluza que se exporta a europa ahora no lo tengo pero en su momento era irrisorio con respecto al valor de mercado en el pais. La ley de pesca instaurada por el menemismo es un desastre igual que el codigo minero entrego las riquezas del mar a las grandes compañias extranjeras y este gobierno todavia no se preocupo en cambiar eso, algunos dicen que el de la pesca es el verdadero negocio de la familia presidencial yo la verdad no los se.

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  2. Gustavo

    CITA: » porqué la merluza vale $30 el kilo si la sacan del mar sin pagar nada» Solamente tienen que comprar un barco, guarnirlo, tripularlo (se paga salario y además «a la parte»), pagar seguros, combustible, certificados, licencia de pesca (al estado), etc. Hay que procesar el pescado (filetearlo); la producción hay que congelarla y luego mantener la cadena de frío durante la distribución hasta que llega al mostrador. Hay que pagar depósitos y camiones o contenedores refrigerados. Además, al cardumen hay que encontrarlo. Si la cantidad que se pesca por día es poca, no se pueden cubrir los costos, se pierde plata… Además, hay que pagar impuestos (ganancias, ingresos brutos, al cheque, etc) y tasas municipales.

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    • Jorge Derra

      si pero la sacan del amr sin pagar nada un kilo de poyo que es mucho mas complejo y tiene los mismos requisitos vale 10 $

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      • Gustavo

        De ninguna manera es mas complejo. Los costos a que hice referencia son enormes. El trabajo a bordo es a destajo, terrible y altamente riesgoso (pensá en los temporales en los mares patagónicos) y por supuesto eso hace que haya costos laborales elevadísimo.

        PD: pollo se escribe con elle…

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        • Ariel Piralla

          Gustavo, veo que entendes del tema ,cosa que el Sr. Derra no, y habla sin conocímiento. El sector de la pesca es uno de los mas afectados hoy por la perdida de competitividad y los altísimos costos de producción. A todos los ítems que vos mencionaste hay que agregarle muchos mas que no vienen al caso, pero basta con repasar las noticias que vienen de mar del plata durante todo este año, mas la cantidad de empresas quebradas en el sur , etc. No se como sera en el caso de la leche o en el pan, pero el tema pesca lo tengo bien porque estoy en el rubro. Las merluzas y demas especies no tienen por costumbre salir del mar y meterse en la heladera del consumidor, hay que ir a buscarlas cientos de millas mar adentro, y eso hoy cuesta casi lo mismo que el producto final a la exportación.

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