La obra se encuentra en la recta final y ya tiene fecha tentativa de inauguración. El establecimiento tendrá 3.500 metros cuadrados y 88 celdas para alojar a presos sin condena.
A fines de 2020, el gobernador Axel Kicillof anunció el Plan de Infraestructura Penitenciaria, por medio del cual se comprometió a crear 12.000 plazas para alojar a personas que se encuentran detenidas sin condena en las comisarías de varios distritos de la provincia de Buenos Aires.
En ese marco, se inició en la provincia la construcción de cinco nuevas unidades penitenciarias y quince alcaidías departamentales, una de ellas en Belén de Escobar, que en los próximos meses estará finalizada y en funcionamiento.
El edificio penitenciario, ubicado frente al cementerio municipal de la ciudad, tendrá una superficie de 4.085 metros cuadrados, de los cuales 3.542 serán cubiertos y 542 serán semi cubiertos, dentro de un predio de 7.848 metros cuadrados.
Contará con dos módulos de alojamiento transitorio de detenidos, en dos niveles con cuatro pabellones cada uno y un total de 88 celdas, según consta en la declaración de impacto ambiental realizada por la Universidad Nacional de La Plata (UNLP).
Se trata de un tamaño entre cuatro y cinco veces menor que el de una cárcel, que será destinado exclusivamente a alojar personas detenidas en el distrito que aún no fueron a juicio o no tienen condena.
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La obra está a cargo de la empresa Hidravial S.A. tiene un plazo estipulado de 300 días -10 meses- y un presupuesto de $904 millones. Los trabajos comenzaron a mediados de abril del año pasado y ya se encuentran cerca de la recta final.
El proyecto contempla un área lateral destinada a la admisión, identificación y clasificación de los reclusos, con asistencia psicosocial, vinculado a un centro médico-asistencial. También tendrá un sector para la visita de los familiares, con un salón de usos múltiples y tres habitaciones de encuentro.
Asimismo, habrá un área con comedor, dormitorios y servicios para el personal del Servicio Penitenciario, provista de controles externos e internos que garantizarán la seguridad del edificio.
Además, está prevista la edificación de una medianera tapavista y doble alambrado perimetral de cuatro metros y medio de altura con concertina.
El establecimiento contará con instalaciones de gas, electricidad, agua corriente, cloacas y desagües pluviales, entre otros aspectos.
El significativo avance de la obra no se advierte desde el exterior, por eso El Día de Escobar sobrevoló el entorno con su drone para tomar imágenes exclusivas de la futura alcaidía.
Su puesta en funcionamiento descomprimirá los atestados calabozos de las comisarías del partido de Escobar. De esta forma, los detenidos serán custodiados por personal penitenciario formado para esa función, en tanto que la Policía contará con más efectivos disponibles para sus tareas esenciales, como patrullar las calles.
Sin embargo, la llegada de la alcaidía no fue bien recibida por los vecinos del barrio Donatelli, quienes antes y durante el inicio de la construcción del edificio realizaron varias protestas. Expusieron que un centro de detención generaría perjuicios en la calidad de vida del vecindario, problemas de inseguridad y bajaría el valor de sus viviendas.
También llevaron a cabo reclamos por la vía legal, pero la Justicia Contencioso Administrativa de Zárate-Campana ya rechazó dos recursos de amparo y le dio el visto bueno al proyecto impulsado por el Municipio y el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos bonaerense.
Mientras tanto, el Servicio Penitenciario está llevando a cabo los estudios psicotécnicos de las personas que se inscribieron para trabajar en la futura alcaidía. Serán más de 160 puestos, entre guardias, profesionales y directivos.
La puesta en funcionamiento de la alcaidía departamental de Escobar ya está en la cuenta regresiva. De hecho, se especula que la fecha estipulada para la inauguración será en mayo, aunque no hubo anuncios oficiales al respecto. Lo que no genera ningún lugar a dudas es que -guste o no- será un antes y un después en la vida del barrio Donatelli.
Por Alejo Porjolovsky