Crisis hídrica: Preocupación en Escobar por la histórica bajante del río Paraná

El fenómeno comenzó a mediados de 2020 en el Litoral y en las últimas semanas impactó con fuerza en el Delta inferior. Problemas de navegabilidad y estado de alerta por la proliferación de cianobacterias que podrían contaminar el agua.

Costanera. La bajante del Paraná en Escobar es menor, aunque ya está dos metros por debajo de su nivel.

El fenómeno comenzó a mediados de 2020 en el Litoral y en las últimas semanas impactó con fuerza en el Delta inferior. Problemas de navegabilidad y estado de alerta por la proliferación de cianobacterias que podrían contaminar el agua.

Hace ya más de un año que el río Paraná está padeciendo una bajante histórica. Al margen de los efectos para el medioambiente, esta crítica situación afecta directamente la navegabilidad y pone en estado de alerta a los habitantes del Delta.

El inicio de este fenómeno data de junio del año pasado y perjudica a toda la cuenca, que pasa por las provincias de Buenos Aires, Entre Ríos, Santa Fe, Misiones, Corrientes, Chaco y Formosa. Además de la imposibilidad de movilizarse a través del río y arroyos aledaños, también genera preocupación la aparición de cianobacterias, algo que ya sucedió recientemente.

La bajante actual es la más importante desde 1944. El déficit de precipitaciones en las cuencas brasileñas del Paraná y del río Iguazú y la sequía son factores determinantes, según explican diferentes especialistas.

Tan crítico es el panorama que el presidente Alberto Fernández declaró la “emergencia hídrica” por 180 días en la cuenca. Esto faculta a diferentes áreas del gobierno a adoptar medidas para «mitigar las consecuencias de la grave situación que genera la bajante».

Así, los ministerios de Desarrollo Productivo y de Trabajo establecerán acciones para preservar la actividad productiva y puestos de trabajo, Obras Públicas dispondrá y monitoreará la realización de trabajos de infraestructura y Seguridad planificará las medidas de apoyo y toma de decisiones, además de asistir a las poblaciones ribereñas.

De la misma manera, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable mantendrá el control de incendio, Transporte «observará las posibilidades de navegación y acceso a puertos”, el Instituto Nacional del Agua brindará servicios técnicos con relación a la emergencia, la Secretaría de Energía asegurará el abastecimiento de energía eléctrica y el Ministerio del Interior se encargará de la coordinación con las provincias afectadas.

“Estamos algo más de dos metros por debajo de la media normal en el partido de Escobar. Nos mantenemos en una situación de observación constante, pero no estamos en el nivel de criticidad que hay en otras zonas”, declaró a El Día de Escobar el director general de Medio Ambiente, Javier Guzzo.

“Nuestro río Paraná es de tránsito de gran porte para la zona de Santa Fe y le estamos dando prioridad para que se pueda hacer, al igual que a la navegación diaria de los isleños, que comprende el transporte de alimentos y las escuelas. Todo lo que es placer queda restringido por el uso lógico de cada propietario”, explicó el funcionario.

“Estuvimos recorriendo la zona este fin de semana y queda restringido de manera directa, porque no hay calado en las mismas guarderías y no se pueden sacar las embarcaciones”, agregó.

Evaluación. «No hay que entrar en crisis, pero sí hay que seguir observando”, expresó Javier Guzzo.

Guzzo también alertó que la proliferación de cianobacterias en la cuenca “puede afectar al ambiente y a la salud, por eso hay que tener mucho cuidado”.

“Estamos trabajando de manera articulada con la Dirección de Defensa Civil, la Secretaría de Salud y Prefectura mirando la zona costera y los lagos y lagunas que tenemos en el distrito. No hay que entrar en crisis, pero sí hay que seguir observando”, remarcó.

La bajante repercute en muchos aspectos, pero quizás tenga un mayor impacto en las personas que habitan en las inmediaciones de los cursos de agua afectados. Uno de ellos es Plácido “Toti” Aquino, quien desde hace varias décadas vive a orillas del río Luján.

“La carencia de agua y la falta de lluvias afectan al turismo, no hay pesca e incluso a los vecinos les cuesta salir con las embarcaciones. Ha habido bajantes, a veces bajan las aguas del norte y después toman su nivel, pero nunca había visto algo de esta manera desde el tiempo que llevo viviendo acá. No sé hasta cuánto será esto”, expresó.

Sin caudal. La desoladora imagen del río Luján, afluente del Paraná, a la altura del puente de la ruta 25.

Tres escenarios posibles

El Instituto Nacional del Agua (INA) se encuentra diariamente monitoreando la bajante del río Paraná. En esa línea, estableció tres escenarios alternativos probables para el comportamiento de la actual bajante.

El escenario I correspondería a una “continuación progresiva de la tendencia de bajante según registros recientes”; el escenario II sería “más crítico que el escenario anterior, representando una situación intermedia”; y el escenario III sería el “más crítico” y tendiente a aquello registrado en el año 1944.

En el primero de los casos, la ribera del partido de Escobar alcanzaría una bajante de 0,16 metros en octubre; en el segundo escenario, la merma alcanzaría los 0,3 metros; en tanto que en el último, la bajante sería de 0,49 metros, según los datos aportados por el INA.

“En las últimas semanas se ha producido desde territorio brasileño el aporte de caudales superiores a los originalmente previstos, dando como resultado la estabilización de los niveles de la bajante en prácticamente todo el tramo argentino del río Paraná. En consecuencia, el comportamiento del río Paraná se ha alejado temporariamente de aquello ocurrido en 1944”, afirmaron desde el organismo estatal.

Las informaciones relativas a los escenarios se actualizan semanalmente de acuerdo a las informaciones que el INA recibe de la Red Hidrológica Nacional (RHN). Los escenarios estiman, para un conjunto de ciudades de referencia, los niveles promedios diarios hasta fin de 2021.

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