En el primer juicio había sido absuelta. Pero ahora fue considerada partícipe de la captura y ejecución del adolescente, en 2010. Los otros diez miembros de la banda fueron condenados hace nueve años.
Una mujer fue condenada a 6 años y 8 meses de prisión por el secuestro extorsivo de Matías Berardi, el adolescente capturado en Ingeniero Maschwitz, mantenido en cautiverio en Tigre y ejecutado en Campana en 2010, aunque permanecerá en libertad y monitoreada con una tobillera electrónica.
El veredicto fue dictado este miércoles en forma unánime por el Tribunal Oral Federal (TOF) 3 de San Martín y alcanzó a Alexa Souto Moyano, quien había sido absuelta en el primer juicio, en el que fueron condenadas otras 10 personas, entre ellas sus padres. Al momento del hecho, la mujer tenía 16 años y los jueces no pudieron probar que haya tenido conocimiento o participación en el crimen.
Tras conocer la decisión judicial, la madre de Matías, María Inés Daveiro, declaró que “le dio paz” que a Souto Moyano la hayan condenado “porque sabía que era culpable”.
A 12 años del hecho, los jueces Nada Flores Vega, Daniel Gutiérrez y Walter Vendetti condenaron a la mujer como coautora del delito de “secuestro extorsivo agravado por el empleo de arma de fuego, por tratarse la víctima de un menor de edad y por el número de intervinientes”.
Al escuchar el veredicto, que fue dado a conocer de manera virtual a través de la plataforma Zoom, la condenada se largó a llorar, mientras que los padres de Berardi permanecieron sentados frente a la cámara de su computadora exhibiendo una foto de su hijo.
En el fallo condenatorio, cuyos fundamentos serán dados a conocer el 9 de noviembre próximo a las 13.30, los jueces resolvieron que Souto Moyano constituya un domicilio real donde cumplirá la pena hasta la confirmación de la sentencia monitoreada por una tobillera electrónica.
Además, le informaron que deberá presentarse en la sede del TOF 3 de San Martín cada vez que sea requerida y le impusieron una prohibición para salir del país y para acercarse a los familiares y allegados a Berardi.
“Gracias, gracias”, se escuchó decir a Juan Berardi y su esposa tras la condena. “Nos dio paz que la hayan condenado porque sabíamos que era culpable. Nos quedamos con el sabor amargo de no poder escuchar lo que vivió Matías. Ella era la encargada de custodiarlo”, aseguró la mujer en declaraciones a Télam.
La madre de Matías sostuvo que Souto Moyano “en 12 años siempre se desvinculó del hecho” y que cuando tuvo la posibilidad en el juicio de declarar “se victimizó y habló de su vida”.
“Cuando no quiso responder preguntas confirmamos que era culpable”, señaló Daveiro, quien agregó que es “muy importante que la condenen y que no haya quedado absuelta”.
Con respecto a la pena de seis años y ocho meses, consideró que el delito por el cual fue juzgada “fue muy grave y la cantidad de años debía ser mayor”, pero aclaró que “confía en lo que decidió la Justicia” y sólo pidió que la condena “quede firme, porque es muy desgastante para toda la familia”.
Previo a la sentencia, Souto Moyano había dicho en sus últimas palabras que “no tenía nada que ver” con el hecho por el que era juzgada.
“Lo único que digo es que los culpables y responsables ya tienen una condena y la están cumpliendo. Yo no tengo nada que ver. Necesito que esto termine para mí y que sea justo”, expresó la hija del líder de la banda de secuestradores condenado a perpetua, Richard Souto.
Por su parte, Eduardo Durañona, uno de los abogados de la familia Berardi, indicó que aguardará los fundamentos del Tribunal para definir si pedirá la revisión de la pena en la Cámara de Casación.
“Nosotros pedimos una pena más elevada. Ahora vamos a esperar los fundamentos para saber si vamos a ir a Casación o no. Lo que está claro, y la familia quedó satisfecha, es que se comprobó la participación de Alexa en el hecho después de tantos años de pugnar por eso”, indicó el letrado.
Este es el segundo juicio al que es sometida Souto Moyano, quien fue absuelta en el primer debate realizado en 2013 -fallo luego revocado-, en el que fueron condenadas otras diez personas, entre ellas sus padres, a penas de entre 17 años de cárcel y prisión perpetua.
En su alegato de la semana pasada, la defensora oficial Diana Bergel pidió subsidiariamente que, de ser condenada, Souto Moyano reciba una pena de 3 años de prisión de ejecución condicional como coautora del secuestro, cometido cuando ella era menor de edad.
En jornadas anteriores, también al alegar en el juicio, el fiscal Eduardo Codesido pidió que la mujer sea condenada a 6 años y 8 meses de presión, lo que finalmente dispuso el tribunal. En tanto, los abogados Durañona y Santiago de Jesús, representantes de la familia Berardi, requirieron una pena de 20 años de cárcel y su inmediata detención.
Un caso estremecedor
Matías Berardi tenía 16 años cuando fue secuestrado. Era el mayor de cuatro hermanos y cursaba el quinto año del colegio Saint George de Escobar. El lunes 27 de septiembre de 2010, cerca de las 21.30, salió de su casa en la localidad de Ingeniero Maschwitz y tomó un colectivo para encontrarse con un grupo de jóvenes con los que viajó hasta Capital Federal para festejar el cumpleaños de un amigo en una fiesta de egresados en el boliche Pachá.
En la madrugada del martes 28, Matías bajó de una combi en el cruce de Panamericana y ruta 26 para volver a su casa. Entre las 5.45 y las 6.10 fue secuestrado por una banda liderada por el herrero Richard Fabián Souto.
A las 6.11, los padres de la víctima recibieron una llamada desde el teléfono del chico en la que un hombre les dijo que tenía a su hijo secuestrado.
Desde ese momento lo mantuvieron cautivo en una casa de la avenida Sarmiento 407 de Benavídez, partido de Tigre, desde donde se realizaron al menos 8 llamados extorsivos a sus padres para exigirles un rescate de $1.000, que luego ascendió hasta los $30.000.
Tras pasar 14 horas cautivo, a las 19.20 del martes, el adolescente logró saltar una reja y escapar hacia el parque de la herrería. Matías salió a la calle y pidió ayuda entre los vecinos, a quienes les dijo que lo tenían secuestrado, pero no logró que nadie lo refugiara ni lo ayudara porque no le creyeron.
La banda salió a buscarlo y lo recapturó a dos cuadras, en las puertas del cementerio de Benavídez. Para despistar a los vecinos y lograr que nadie lo asistiera, además, las mujeres cómplices del secuestro salieron a la calle a los gritos a decirles que el joven era un ladrón que había intentado robarles.
Minutos más tarde, a las 20.38, se dio la última llamada por parte de los secuestradores, que le preguntaron a la familia de la víctima si tenían el dinero que les habían exigido. Del otro lado del teléfono les respondieron que habían recolectado $6.000, ante lo cual cortaron.
A la madrugada del día siguiente, Matías fue trasladado a un descampado en Campana, cerca de la ruta 6, donde los asesinos le dispararon por la espalda con una pistola 11.25. La bala ingresó por el omóplato derecho y le ocasionó la muerte en el acto. El cuerpo del joven fue encontrado horas después.
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