Armenio no pudo con Acassuso y se quedó sin el ascenso a la Primera Nacional

Era uno de los partidos más importantes -sino el más- de sus últimas tres décadas: se jugaba la posibilidad de volver a la Primera Nacional (el ex Nacional B) después de 34 años. Tenía que ganar. Y lo intentó, por todos los caminos. Pero Armenio no pudo doblegar a Acassuso, empató 1 a 1 y sufrió una frustración que será difícil de olvidar.

Miles de personas colmaron este domingo a la tarde el estadio de la ruta 26, en Ingeniero Maschwitz, en una postal con pocos antecedentes. El fervor se vivió en el barrio San Miguel durante todo el día, con cientos de hinchas con remeras y banderas haciendo vigilia al costado del camino. A las 17, cuando empezó el partido, la ilusión alimentaba la fiesta tricolor en las tribunas.

Armenio venía de perder 1 a 0. Necesitaba ganar por más de un gol para consagrarse campeón del Reducido o bien por la mínima diferencia para ir a penales. Pero el duelo empezó cuesta arriba para el local, que a los 8 minutos ya estaba en desventaja. Una imprudencia del central Imanol Segovia, que barrió con pierna cambiada el desborde de Agustín Hermoso, le dio la chance a David Escalante de convertir desde los 12 pasos, ante la floja reacción de Iván López. Casi sin esfuerzo, Acassuso se ponía 2-0 en el global.

Por momentos sin ideas claras, pero también con mucho empuje y determinación, Armenio asimiló el golpe y no dejó de buscar el empate, que mereció a lo largo del primer tiempo. Tuvo media docena de situaciones para empatar, pero en la mayoría de los casos chocó contra la seguridad del uno quemero.

Federico Tursi se lució a los 35 al sacar un cabezazo de Gonzalo Figueroa que tenía destino de red. Diez minutos después, en una de las atajadas de la tarde, le sacó un tiro libre impresionante a Iván López: sí, el arquero tricolor se animó y sacó un disparo seco y potente, que su colega alcanzó a desviar al córner. Antes, también le contuvo un remate de media distancia a Nahuel Sica, el 5 y emblema tricolor, de buen partido.

Aunque Armenio dominó toda la etapa inicial -un poco por mérito propio y otro por concesión de su rival-, Acassuso pudo ampliar la diferencia en algunos contragolpes.  A los 24’ y a los 40’, López mostró su jerarquía bajo los tres palos para mantener encendida la esperanza del local.

En el complemento, Marcelo Fuentes movió el banco para darle más aire al equipo. Y Armenio lo tuvo tres veces en diez minutos. Una definición en el área que pasó rozando un poste, un cabezazo que Tursi desvió a puro reflejo y un tiro libre llovido de Simón Ávalos que casi se cuela en un ángulo. El local ya había acumulado merecimientos de sobra para empatar y lo logró a los 25’, con un testazo furibundo de Nahuel Troxler tras un córner.

Quedaban veinte minutos para que el equipo de la colectividad convierta el segundo y lleve la definición a los penales. Pudo ser a los 29’, con un cabezazo de Figueroa que se fue apenas por arriba del travesaño. Tres minutos después, una buena jugada colectiva por la banda izquierda terminó en un aparente agarrón Maximiliano Gerez se aprestaba a definir, cara a cara con Tursi. Todo el estadio reclamó penal, pero Hernán Mastrángelo dejó seguir.

Acassuso, replegado, encontró algunos huecos para lastimar de contra. Lo tuvo dos veces, mano a mano con López, que en ambas oportunidades ganó el duelo ante los delanteros. Los minutos finales se consumieron sin mayores incidencias -el árbitro adicionó 7’- y así el equipo de San Isidro se quedó con el ascenso a la Primera Nacional, donde jugó por última vez hace 79 años.

Para Armenio fue una nueva frustración, que se suma a las chances desperdiciadas en 2022, ante Defensores Unidos de Zárate, y otras temporadas. Aunque la gente despidió a los jugadores con aplausos -especialmente a Sica y López-, el equipo dejó pasar una oportunidad histórica de volver a la segunda categoría del fútbol argentino. Lo dio todo, eso sí, pero no alcanzó. Y la multitud que copó el estadio se fue con la tristeza a flor de piel, sabiendo que pocas veces la gloria está tan al alcance de la mano como estuvo este domingo.

Final a las piñas

Cuando Mastrángelo marcó el final del partido, el festejo de Acassuso por el ascenso se vio interrumpido por una batalla campal entre jugadores de los dos equipos. El motivo no quedó del todo claro, aunque la pica ya venía desde el primer tiempo, porque la visita abusó de hacer tiempo en cada oportunidad que se le presentó.

Al parecer, el festejo de algún jugador quemero desató la ira del arquero López, que enseguida se le fue al humo. A partir de ahí todo se desmadró: hubo empujones, piñas, corridas y hasta una temeraria patada voladora en medio de un tumulto que duró un par de minutos.

Al final, el campeón del Reducido se refugió en un rincón de la cancha y esperó a que la parcialidad local abandone el estadio para recibir la copa y dar rienda suelta a su merecido festejo.

Antes de que eso ocurra, algunos plateistas se sacaron la bronca por el empate insultando al DT Darío Lema, con reciente pasado en la entidad tricolor, donde no dejó un buen recuerdo. Tuvo que aparecer el uno de Armenio, Luciano Nakis, para pedir mesura y respeto. “Ya está, no hay nada que hacer. Ahora hay que pensar en lo que viene”, expresó, a viva voz.

Insultos a “Chiqui” Tapia

El presidente de la AFA, Claudio “Chiqui” Tapia, observó la final del Reducido junto a los presidentes de ambas instituciones, en el palco ubicado debajo de la platea. Hasta el final del partido, pocos habían notado la presencia del cuestionado dirigente.

Pasados los incidentes y con el estadio semi vacío, el mandamás del fútbol argentino entró al campo de juego para entregarle el trofeo a Acassuso. La gente que quedaba en la platea explotó contra él, acusándolo de “corrupto”, “ladrón” y otros adjetivos afines.

Nuevamente Nakis apareció para ponerle freno a los hostigamientos y apaciguar el ánimo de algunos exacerbados hinchas, que se retiraron de la cancha masticando bronca.