El Jardín Japonés, un buen plan para las vacaciones de invierno en Escobar

El emblemático parque de la calle Alberdi es un espacio mítico y una opción accesible para disfrutar de la naturaleza en un entorno urbano.

El Jardín Japonés en Escobar.

Uno de los principales atractivos de Belén de Escobar es, sin lugar a dudas, el Jardín Japonés. Un espacio mítico y recreativo, donde los visitantes pueden disfrutar su lago con peces de colores, las cascadas, las farolas de piedra y sus pintorescos puentecitos, además de la abundante vegetación que lo envuelve.

Este oasis en plena ciudad, ubicado en la intersección de las calles Alberdi y Spadaccini, invita a descansar, meditar, leer, sacar(se) fotos, compartir mates y charlar bajo la sombra de sus bellos árboles, en un contacto especial con la naturaleza y la cultura nipona.

Un contingente recorriendo el Jardín Japonés
Visitas guiadas. Todos los meses, el Jardín Japonés ofrece enriquecedoras recorridas orientadas.

El tradicional parque cuenta con 2.500 metros cuadrados y está abierto de martes a domingo, de 10 a 18 horas. La entrada general tiene un valor de $2.300, mientras que los menores de 6 a 17 años abonan $1.800. Estos precios están vigentes desde enero y aún no sufrieron aumentos. En tanto, jubilados, pensionados, menores de 5 años y personas con discapacidad ingresan sin cargo.

Como todos los meses, también continúan realizándose visitas guiadas abiertas al público, donde se comparten historias y curiosidades sobre este espacio único. Los interesados deberán inscribirse enviando nombre, apellido, DNI y teléfono de contacto al correo electrónico turismo@escobar.gob.ar o por WhatsApp al 11 3536 6096.

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Vista general del parque
Oasis. El tradicional parque cuenta con 2.500 metros cuadrados y está abierto de martes a domingo.

Festival de las Estrellas

Durante las vacaciones de invierno, el jardín Japonés de Escobar también presenta propuestas especiales para disfrutar en familia. En ese marco, este sábado 19 se realizará una visita guiada con la celebración del Tanabata, también conocido como el Festival de las Estrellas. Una tradicional festividad japonesa basada en una antigua leyenda de amor.

Durante la jornada se compartirá la historia que da origen a esta tradicional celebración japonesa, e invitarán a los participantes a formar parte de uno de sus rituales más representativos: escribir deseos en tiras de papel de colores llamadas tanzaku, que luego se cuelgan en los árboles del jardín como símbolo de esperanza.

Lago del Jardín Japonés
Calma y quietud. El jardín invita a relajar la mente y disfrutar de la belleza de su arquitectura.

La actividad se realizará a partir de las 14:30, con entrada gratuita y cupos limitados. Quienes deseen participar deberán inscribirse previamente enviando nombre, apellido, DNI y teléfono de contacto al correo electrónico turismo@escobar.gob.ar o por WhatsApp al 11 3536 6096.

Historia de un lugar emblemático

El Jardín Japonés se inauguró el 4 de octubre de 1969. La colectividad de ese país asiático quiso hacerle un regalo al partido de Escobar por la cálida acogida recibida durante la masiva inmigración ocurrida cuatro décadas atrás. En esa época la Intendencia estaba a cargo del ingeniero Alberto Ferrari Marín.

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Así, con paquete y moño, Escobar recibió uno de los quinientos jardines japoneses públicos que existen en el mundo y el único de la provincia de Buenos Aires. Un espacio zen de meditación y profundo contacto con la naturaleza.

El estilo del jardín es llamado Ikeniwa, que quiere decir “lago y piedra”. En escala reducida, representa a todos los componentes de la naturaleza. Además de esos dos elementos, también tiene vegetación y peces.

autoridades en la inauguración del Jardín Japonés, el 4 de octubre de 1969

Las piedras fueron traídas del río Anisacate de Córdoba, en La Bolsa, y transportadas a Escobar en ferrocarril y camiones. De picar y tallar los bloques de granito que se ven en el lago se encargaron los presos de la cárcel de Sierra Chica.

Los peces koi fueron donados por un senador japonés y enviados al país en avión, en tubos de polietileno con oxígeno.

El puente ondulado con la baranda roja que atraviesa el lago fue construido a mano por un carpintero japonés. Se llama El Puente de Dios, porque dicen que “conduce al paraíso”.

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