La escasa cantidad de precipitaciones empieza a causar estragos en los cultivos. Además, se espera que el próximo trimestre llueva menos de lo normal y haya temperaturas superiores a la media.
Escobar es unos de los 44 distritos de la provincia de Buenos Aires -alrededor del 25% del territorio- que se encuentran afectados por una sequía “severa”, lo que no solo hace crecer la preocupación de los productores sino que también enciende una alarma para el gobierno nacional pensando en la cosecha de granos y, por ende, en la recaudación para el próximo año.
De acuerdo al último reporte de la Mesa Nacional de Monitoreo de Sequías, existen en el país 140 millones de hectáreas afectadas por la falta de agua, de las cuales más de 7 millones, catalogadas bajo la categoría de “afectación severa”, se encuentran concentradas en la denominada zona núcleo agrícola. En esta última categoría, fueron identificadas tres provincias afectadas, de acuerdo con el informe: Buenos Aires (44 partidos), Santa Fe (4) y Entre Ríos (5).
Entre los municipios bonaerenses que tienen toda su superficie (o parte de ella) afectada están General Villegas, Ameghino, Pinto, Alem, Arenales, Colón, Pergamino, Rojas, Lincoln, Viamonte, Junín, Tejedor, 9 de Julio, Bragado, Alberti, Chacabuco, Salto, San Nicolás, Ramallo, San Pedro, Arrecifes, Capitán Sarmiento, Baradero, Zárate, Carmen de Areco, San Antonio de Areco, San Andrés de Giles, Exaltación de la Cruz, Campana, San Fernando, Escobar, Pilar, General Rodríguez, Luján, Las Heras, Mercedes, Navarro, Suipacha, Chivilcoy, Carlos Casares, Pehuajó, Cañuelas, Lobos y 25 de Mayo.
En tanto, otra treintena de comunas cuentan con una afectación de su superficie «moderada». Al igual que en la región de la sequía «severa», se esperan menos lluvias de lo normal para los próximos meses.
De hecho, el informe indica que en el área afectada se espera para el próximo trimestre mayor probabilidad de ocurrencia de lluvias por debajo de lo normal, mientras que se prevén temperaturas superiores a lo normal.
A esto se suma que el déficit acumulado de precipitación en la zona núcleo entre 2020 y 2022 es más bajo que el registrado entre 2007 y 2009, una de las más intensas sequías que haya afectado a la región.
La condición actual de los cultivos, tanto extensivos como intensivos, en el norte de Buenos Aires se encuentra afectada, de manera tal que se esperan rendimientos muy por debajo del promedio histórico, e incluso pérdidas totales y reducción del área sembrada.
Es probable que el trigo que se sembró en el área con sequía severa actual tenga rindes muy bajos o no se coseche y que el maíz llegue al inicio de su período crítico a sequía con reservas escasas o deficitarias. A su vez, se reporta afectación en la actividad ganadera. “Es esperable que en muchos casos no se pueda sembrar y esta superficie pase eventualmente a soja o maíz tardío”, destaca el informe.
Fuerte impacto
La semana pasada la Comisión de Emergencia y Desastre Agropecuario de la provincia de Buenos Aires (Cedaba) decidió recomendar la declaración del Estado de Emergencia y/o Desastre Agropecuario por sequía para los partidos de San Pedro, San Vicente, Chascomús, Dolores, Magdalena, Rojas, Salto, Alberti, Ramallo, Lobos, Junín, Suipacha y Arrecifes. Habrá, en tanto, una nueva reunión el 14 de noviembre para sumar más comunas.
En este contexto, el intendente de Salto, Ricardo Alessandro adelantó que acompañará a los productores en el pedido para que la Provincia declare el desastre agropecuario a sus 160 mil hectáreas cultivables. «Es inédito porque llevamos seis meses dónde sólo ha llovido 40 milímetros», señaló, al tiempo que definió que «la situación es dramática».
En declaraciones a FM 97Une, sostuvo que para poder sembrar y que la semilla germine se necesitaría que llueva unos 70 milímetros. Pero añadió: «Hay una falta de agua, de aquí a fin de año, de unos 400 milímetros».
Alessandro adelantó que «no habrá semillas de arvejas para el año que viene» debido a que «se ha perdido el 100% de lo sembrado». Además, explicó que «sólo se va a cosechar el 15 ó 20% del trigo» mientras que «los rindes, que eran del 40 ó 50 quintales, no superarán los 10 ó 15 quintales», lo que repercute en el precio del pan, que «está aumentando porque no habrá trigo». A todo eso, dijo que «hay que sumarle el problema de la alimentación de los animales porque se retrasó la siembra de maíz y la soja.
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