Los incidentes se desataron al término de una fiesta en un domicilio particular, el domingo a la mañana. Los uniformados se habrían acercado por una presunta pelea y terminaron disparando balas de goma a mansalva contra los jóvenes.
Un gravísimo hecho de violencia ocurrió este domingo a la mañana en la localidad de Loma Verde, donde efectivos de la Policía Bonaerense irrumpieron en una fiesta y reprimieron con balas de goma a decenas de jóvenes, varios de los cuales sufrieron heridas de consideración y debieron ser hospitalizados.
Los incidentes se suscitaron alrededor de las 6 en una vivienda de la calle Nigromante al 400, entre Los Tilos y Los Aromos. Según distintas versiones, la Policía habría intervenido para disuadir a dos jóvenes que se estaban peleando en la vereda. Sin embargo, la situación se fue completamente de control y terminó con los efectivos disparando balas de goma a mansalva y a quemarropa, de acuerdo a testimonios de quienes participaron del encuentro.
Una de las víctimas de la gresca fue Joaquín González (18), quien recibió un disparo en su ojo derecho por parte de uno de los uniformados. “Me tiró de frente, a unos 6 metros de distancia, sin dar la voz de alto, ni nada. Sentí el impacto de una, fueron segundos”, le relató a El Día de Escobar luego de haber sido atendido en un sanatorio porteño.
“Me metí a la casa agarrándome la cara, porque me sangraba mucho. Me fui hasta el fondo y ahí me encontré con dos oficiales, que me pidieron que me tire al piso. Yo lo hice, pero igualmente me seguían gritando y diciendo de todo. Yo les pedía por favor que llamen una ambulancia, que estaba perdiendo mucha sangre, y uno de ellos me pateó la cabeza y me dijo que me calle la boca. Después vino otro y me pateó también”, relató el joven.
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Por ahora, el pronóstico de su ojo es reservado. Tuvo que hacerse una tomografía y atenderse con un neurólogo por las contusiones que tiene en la cabeza.
Según González, los hechos comenzaron minutos antes de las 6, cuando ya había amanecido. “Yo estaba mirando lo que pasaba y empecé a escuchar muchos disparos, que eran todos de la Policía, porque nadie de nosotros tenía armas o algo por el estilo. Encima no se podía salir para ninguno de los dos lados, porque cortaron la calle con los patrulleros”, sostuvo.
La situación duró alrededor de 40 minutos. “Ingresaron a la casa, patearon la puerta y tiraron balazos adentro», aseguró. También dijo que nunca explicaron el porqué del feroz accionar: “Solo nos insultaban y nos pegaban».
Trascendió que en la calle se encontraron 14 cartuchos de escopeta y en la vivienda otros 30. Sin embargo, González afirmó que se escucharon más disparos y denunció que los policías “levantaron varios cartuchos antes de irse”.
El joven también negó que los uniformados hayan respondido a algún tipo de agresión y que eso haya desatado la represión. «No había motivos para lo que hicieron. Ni siquiera había botellas, porque no las dejaban pasar a la fiesta; tampoco cuchillos para cortar el hielo, ni nada de eso. No había elementos punzantes».
“Éramos todos amigos, conocidos, estaban mis primos y estábamos haciendo una fiesta de fin de año”, señaló, aún sorprendido por todo lo que pasó.
Producto de la violencia policial, al menos 11 chicos resultaron heridos con lesiones de diferente consideración y tuvieron que ser atendidos. Uno de ellos, incluso, debió ser intervenido quirúrgicamente en el hospital Erill, según circuló en las redes sociales, donde se viralizaron fotos y filmaciones del confuso episodio y de adolescentes heridos con varios impactos de perdigones en sus cuerpos.
Otro testimonio que circuló en Facebook es el de Paula Palacios, la dueña de la casa donde se desarrollaba la fiesta, según trascendió. La mujer contó que la Policía habría intentado disuadir a dos jóvenes que peleaban en la vereda, pero en un momento todo se desmadró, sin motivo aparente.
“Eran como 20 policías en línea disparando balazos a quemarropa sin parar. Fue algo siniestro. Quedaron todos los pibes tirados y heridos, nadie los socorrió, nunca vino una ambulancia”, afirmó la vecina. “Estaban esperándolos como si fuera una emboscada», agregó, con la bronca flor de piel.
“Se metieron en mi casa, fueron hasta el patio y los pusieron a todos boca abajo, le apuntaron a la cabeza. A algunos les pegaron en la cabeza y en el cuerpo”, remarcó. También denunció que, después de reprimir, los uniformados “se fueron y los dejaron tirados. Yo tuve que cargar a todos los chicos heridos y llevarlos para que los atiendan”.
Al estar involucrada la Policía Bonaerense, las pericias en el lugar del hecho quedaron a cargo de Gendarmería. La investigación, en tanto, recayó en la Unidad Funcional de Instrucción de Delitos Complejos de Zárate-Campana, a cargo del fiscal Martín Zocca. A su vez, tomó intervención la Dirección de Asuntos Internos de la Policía Bonaerense.
El Día de Escobar intentó conocer la versión del jefe del destacamento policial de Loma Verde, Javier Solís, pero no fue posible.
A pesar del impacto de la noticia a nivel local, hasta el momento ninguna autoridad provincial o municipal se pronunció al respecto.
Por Alejo Porjolovsky