Alexia Souto Moyano, hija del líder de la banda, tenía 17 años cuando ocurrió el hecho. Había sido absuelta por ser menor, pero Casación rechazó el fallo. Durante el cautiverio del joven de Maschwitz hizo de “campana”.
A casi 12 años exactos del crimen de Matías Berardi, el adolescente de 16 años que fue secuestrado en Ingeniero Maschwitz y asesinado de un balazo en Campana, el caso sigue entregando más capítulos judiciales: por un fallo de la Justicia, la única mujer que había sido absuelta volverá a ser juzgada y podría enfrentar una condena.
En las próximas semanas se realizará el juicio contra Alexia Souto Moyano, hija del líder de la banda de secuestradores condenado a perpetua, Richard Souto. Al momento del hecho, la joven tenía 17 años, por lo que en aquel entonces los jueces la absolvieron por ser menor de edad, a pesar de que varios testigos la ubicaban en el lugar de los hechos con un rol activo.
La Cámara de Casación Penal emitió recientemente un fallo en contra de la absolución dictada, al considerar que «se parcializó la valoración de la prueba reunida en el caso». Es decir que el tribunal fue parcial a la hora de dictar una absolución en lugar de una condena proporcional a la edad de la imputada.
«Este nuevo juicio es muy importante para todos. Para nuestra familia, para los amigos de Matías. Para la sociedad. También es importante que esta persona tenga una condena porque hay muchísimas pruebas en su contra. Tiene que asumir la responsabilidad de lo que hizo», manifestó la madre de Berardi, María Inés Daverio, en declaraciones a la agencia Télam.
Sobre la acusada, la mujer remarcó que «nunca declaró, ni pidió perdón». Además, consideró que, si bien al momento del hecho era menor de edad, ahora “deberá afrontar lo que corresponde».
Si bien el debate oral debía comenzar la semana pasada, la defensa de Souto Moyano pidió una postergación porque planea solicitar un juicio abreviado. Ante esta situación, el Tribunal Oral Federal (TOF) N°3 de San Martín fijó una nueva audiencia para el próximo lunes las 9:30, donde se definirá la cuestión.
“Si está pidiendo un juicio abreviado es porque de alguna manera está reconociendo su participación en el hecho”, afirmó Daverio.
«Ojalá empecemos a creer que las cosas pueden cambiar. Que este juicio sirva para darnos una esperanza a todos. Les pedimos que no nos sumen más dolor porque creo que nadie puede dimensionar lo que sufrió Matías y lo que estamos viviendo nosotros. Ya no nos quedan más fuerzas», manifestó la mujer.
Por su parte, el abogado que representa a la familia Berardi, Eduardo Durañona, destacó que la acusación que pesa sobre Souto Moyano «es la misma que tenía durante el primer debate». «El hecho no está discutido y está totalmente probado, solamente hay que probar la participación de ella», remarcó.
«Básicamente, esta querella quiere probar la participación conforme a los testimonios que se van a brindar a lo largo del nuevo debate y de esta manera, tal como señaló la Cámara Federal de Casación Penal, que el nuevo tribunal efectúe una correcta valoración de la prueba», consideró el letrado.
“No tenemos palabras, ni Juan, el papá, ni yo podemos expresar lo que sentimos. Es muchísimo el dolor con solo recordar lo que Matías tuvo que vivir. Pero tenemos que seguir adelante por nuestros otros hijos. Le prometimos a él que sus hermanos iban a ser felices», concluyó María Inés Daverio.
Un crimen estremecedor
Con 16 años, Matías Berardi era el mayor de cuatro hermanos y cursaba el quinto año –le faltaba uno más para terminar la secundaria- del colegio Saint George de Escobar, cuando la madrugada del 28 de septiembre de 2010 regresaba de una fiesta de egresados en Capital Federal y se bajó de una combi en Panamericana y ruta 26 para volver a su casa, en Ingeniero Maschwitz.
Según surgió de la investigación, Matías fue secuestrado allí por una banda integrada por un clan familiar –matrimonio, hijas, cuñados y amigos involucrados-, que lo eligió por su “ropa cheta”.
Lo llevaron cautivo a la casa del jefe de la banda, el herrero uruguayo Richard Fabián Souto, en avenida Sarmiento 407 de Benavídez, partido de Tigre, y empezaron los llamados extorsivos a los padres de Matías, en los que exigían un rescate de $30.000.
Matías fue encerrado, atado y vendado en el baño del taller del herrero, pero tras pasar 14 horas cautivo, el adolescente logró escapar, salió a la calle y pidió ayuda entre los vecinos, a quienes les dijo que lo tenían secuestrado. Sin embargo, no logró que nadie lo refugiara.
Mientras Souto y su concuñado Facundo Maidana -otro miembro de la banda- lo persiguieron con un auto y lo recapturaron a dos cuadras, en las puertas del cementerio de Benavídez, las mujeres de la familia salieron a la calle a decirle a los vecinos que era un ladrón que había intentado robarles.
La fuga y el hecho de que vio el lugar y los rostros de algunos de sus secuestradores fueron, según los investigadores, el motivo por el cual la banda decidió asesinarlo.
Cuando los secuestradores ya habían decidido asesinarlo, llamaron por última vez para saber cuánta plata había reunido la familia, que exigió una prueba de vida que nunca llegó.
El cadáver de Berardi fue hallado al día siguiente en un camino de tierra a 300 metros de la ruta 6, en Campana. Lo asesinaron de un tiro con una pistola 11.25, que ingresó por el omóplato derecho y le ocasionó la muerte.
En total, 10 personas fueron condenadas por el crimen de Matías Berardi y cinco de ellas recibieron prisión perpetua. El resto de la banda obtuvo penas que varían entre 24 y 17 años de cárcel. Únicamente Alexia Souto Moyano había sido absuelta en aquel entonces, pero ahora le llegará el turno de sentarse en banquillo de los acusados.
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