La tercera entrega de ADN Escobarense en 2022 propone subirse a una expedición lacustre que llega al rincón más recóndito de Las Vizcacheras, un lugar mágico y sorprendente donde es posible analizar el estilo de vida de los pueblos preshispánicos que lo habitaron hace cientos de años.
El arqueólogo Oscar Trujillo y el historiador Gustavo Issetta relatan con pormenores la importancia de este sitio, en el que se encuentran testimonios de nuestro pasado. Está ubicado a orillas del arroyo El Tajamar, en los fondos del barrio El Cazador, en Belén de Escobar. Es casi inaccesible por tierra. Por eso, tanto los entrevistados como el equipo de ADN Escobarense, encabezado por Pablo Vega en la dirección artística y Florencia Castro en la dirección periodística, llegaron al lugar en lancha. En ese recorrida, además, lograron maravillosas imágenes tomadas desde un drone.
Durante los casi 22 minutos que dura el documental, los investigadores cuentan que las pequeñas cosas que se encuentran en ese yacimiento arqueológico son grandes indicios que permiten reconstruir cómo vivían aquellos antiquísimos pobladores de los humedales. De hecho, al tocar tierra firme y hacer una corta exploración del terreno, Trujillo e Issetta hallaron restos de cerámica de cocción reductora, la técnica utilizada hace más de 500 años atrás.
“Me animo a decir que en tiempos prehistóricos había más pobladores en el Delta que hoy”, sostiene Trujillo. Cuenta que antes de la llegada de los españoles los aborígenes ya estaban en guerra en estos pagos, que se disputaban regiones y que los querandíes eran los que más los atacaban.
Por su parte, Issetta explica que “tecnológicamente tenían mucho armamento, arcos muy grandes, boleadoras hechas con piedras atadas con un cuero que les servía tanto para cazar avestruces como para enlazar a sus enemigos”.
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El Delta del Paraná es un territorio que geomorfológicamente cambia año a año. Hace nueve mil años, todo era mar. Los grupos de aborígenes, que nadie sabe bien cómo se llamaban a sí mismos, se asentaron en este territorio porque podían pescar con facilidad. Además, con sus canoas podían llegar al continente cuando, por ejemplo, había una creciente.
Se cree que se fueron extinguiendo no solo por la matanza que hicieron los españoles al llegar a América sino también por las enfermedades que trajeron: una gripe o la viruela a los aborígenes los liquidaba en poco tiempo.
Issetta revela que desde el año 1920 se habla de Las Vizcacheras y explica por qué se lo denomina así: “Era muy común en los viajes encontrarse con los nidos de las vizcachas, el peligro número uno de los caballos, el que metía una pata adentro, era caballo muerto. Ahí los gauchos tenían que comenzar a caminar la pampa temiendo ser atacados hasta por vacas salvajes. Las vizcacheras eran huecos terribles”.
Pero, por sobre todas las cosas, Las Vizcacheras es un sitio arqueológico que necesita ser recuperado, preservado y estudiado.
Este fascinante capítulo de la segunda temporada de ADN Escobarense se estrenó el domingo 5 y está disponible en el canal de YouTube de El Día de Escobar.