El céntrico restaurante y salón de eventos fue adquirido el año pasado por el asiático Lam Heung Kam, dueño de tres supermercados de la ciudad. Pese a que retiró parte de la tradicional fachada, depuso sus planes y ya no lo quiere.
Tras permanecer un año y medio cerrado después de haber sido comprado por un empresario asiático, el edificio donde funcionara el céntrico restaurante y salón de eventos Die Engel está nuevamente en venta. En su frente, dos inmobiliarias de la ciudad colocaron un cartel para conseguir un cliente con suficiente capital, algo difícil en un contexto económico como el actual pero nunca imposible cuando se trata de negocios. Por lo pronto, lo concreto es que el fantasma de que se instale allí un supermercado chino quedó definitivamente atrás.
La novedad sorprende y hasta desconcierta. Sorprende porque, aunque nunca se supo a ciencia cierta el nuevo destino que su comprador intentaría darle, lo último que se podría haber esperado es que no haga nada y lo ponga nuevamente en venta. Desconcierta por lo mismo, ya que no se termina de entender con qué intereses Lam Heung Kam adquirió el pintoresco inmueble de la calle Asborno al 600 ni a qué se debe que, 18 meses después, haya decidido desprenderse del mismo.
Desde un primer momento se especuló con que la intención de Kam sería habilitar un supermercado. La versión no era antojadiza ni mucho menos: este empresario nativo de China pero con una larga residencia en Argentina es dueño de al menos tres negocios del rubro en la ciudad: los ex San Cayetano, Eco y Caracol.
Distintas fuentes consultadas por El Día de Escobar aseguraron que, en efecto, Kam realizó sondeos informales para abrir un cuarto supermercado donde estaba Die Engel. Pero en todas las consultas que hizo recibió la misma respuesta: un no categórico. Por eso -explican- ni siquiera se tomó la molestia de presentar por escrito un pedido de factibilidad ante el Municipio. Sabía que se lo hubieran denegado.
«Entre las negativas informales y el rechazo que advirtió en la población, se dio cuenta de que su idea iba a ser casi imposible. Por eso desistió», afirmó a este portal alguien que lo conoce personalmente y que trató con él por este tema. Si es así, parecería extraño y hasta ingenuo que haya realizado una inversión tan grande sin considerar antes estos aspectos. «Plata no le falta», respondió la misma fuente ante este razonamiento.
Poco después de haber comprado el inmueble, Kam hizo retirar parte de su tradicional fachada. Y sobre las placas de madera que quedaron cubriendo el frente apareció en febrero pasado un sugerente ideograma que decía «Supermercado Fuqing», escrito en chino mandarín. Pero después de eso no se supo más hasta que las inmobiliarias Larghi y Biglieri colocaron el anuncio de venta.
Sea lo que sea, hay una certeza: frente a la plaza de Escobar no se instalará un supermercado. La sola posibilidad de que eso ocurra había despertado un fuerte, masivo y unívoco rechazo de la comunidad, no sólo por lamentar la metamorfosis que sufriría la pintoresca construcción sino también por el impacto negativo que un emprendimiento de ese rubro podría implicar en una zona donde el tránsito vehicular ya es de alta densidad.
Al final, parece que todo resultó un cuento chino.
Por Ciro D. Yacuzzi