Increíble pero real: Robó y dejó una nota pidiéndole disculpas a sus víctimas

Un ladrón se llevó los disyuntores y llaves térmicas de cuatro comercios de la calle Fructuoso Díaz, en Garín. Antes de irse escribió una singular carta.

De no creer. La nota donde el delincuente confiesa y pide disculpas por el robo cometido.

Un ladrón se llevó los disyuntores y llaves térmicas de cuatro comercios de la calle Fructuoso Díaz, en Garín. Antes de irse escribió una carta donde explicaba que lo hacía por necesidad y decía que devolvería lo sustraído.

Como cada sábado, los comerciantes de la avenida Fructuoso Díaz al 300, en Garín, se levantaron temprano para ir a trabajar, pero al llegar a sus respectivos negocios se encontraron con que los habían “madrugado”: los locales no tenían luz porque cortaron los cables del tablero eléctrico para robarse los disyuntores y las llaves térmicas.

Parece un chiste, pero no lo es. Muy por el contrario, la avivada de uno, dos o vaya a saber cuántos malvivientes terminó amargándole la mañana a los vendedores, que necesitaban de la energía eléctrica para poder ofrecer sus productos y servicios a los clientes. Tal es el caso de Claudio Fernández, propietario de una forrajería, quien se percató del tragicómico episodio antes que los demás.

“Cuando entré al negocio, antes de las 8.30, prendí la luz como siempre y nada. Lo primero que pensé fue que la habían cortado, pero salí y vi que la reja que protege al tablero eléctrico estaba forzada. Me acerqué y comprobé que habían cortado los cables y que no estaban los disyuntores ni las térmicas”, denunció el comerciante, todavía asombrado, a El Día de Escobar.

Pero eso no es todo. Tras avisarle del inconveniente al dueño de los cuatro negocios afectados -sobre un total de cinco en la cuadra-, un electricista matriculado llegó horas después a la esquina de Fructuoso Díaz y Storni para solucionar el problema y descubrió un papel metido entre los cables.

Al abrirlo, se encontró con una nota tan reveladora como insólita: “Perdón es que presisaba para mi casa y no llegava para comprar pero serán devuelto Disculpa (sic)”, eran las palabras textuales del ladrón, confesando el delito y disculpándose con las víctimas.

La nota no alivió la indignación de los comerciantes. Incluso, Fernández la consideró «una tomada de pelo». “Si era para la casa hubiese robado un disyuntor y una térmica sola, no todos los que había en el tablero. Cada disyuntor cuesta entre 600 y 700 pesos. Y una térmica vale más de 200″, expresó, indignado.

También se sorprendió de que ni la policía ni la gente que pasa por el lugar haya visto actuar al ladrón. “El tablero está a cinco metros de la calle más transitada de Garín -por la Fructuoso Díaz- y para hacer lo que hicieron necesitaron bastante tiempo. Encima, en la esquina ahora hay un semáforo, por lo cual los coches también paran y, por ende, la gente mira para todos lados. No puedo creer que nadie haya visto nada”, concluyó el forrajero. 

Vulnerado. A pesar de estar protegido, bajo llave y a cinco metros de una avenida, el tablero fue robado igual.

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