
El film se estrenó el 4 de abril en el cine porteño Premier.
Este miércoles 17, a las 20.30, se proyectará en el teatro municipal de Escobar la película “¿Quién mató Mariano Ferreyra”?, a dos días de que se conozca la sentencia del juicio por el asesinato del joven militante de izquierda ocurrida en 2010.
Basado en el libro homónimo de Diego Rojas, el filme dirigido por Julián Morcillo y Alejandro Rath mezcla ficción y documental y relata la investigación del asesinato de Mariano Ferreyra, ocurrido en octubre de 2010, cuando una patota de trabajadores nucleados en la Unión Ferroviaria atacó a balazos a un grupo de manifestantes y operarios tercerizados. Por este hecho está acusado como instigador el entonces secretario general del gremio, José Pedraza.
La película, que se estrenó el jueves 4 en el cine porteño Premier, llegará a Escobar dos días antes de que se conozca la sentencia por el juicio oral y público que se inició el 6 de agosto de 2012 contra Pedraza y los otros acusados de complicidad y de la autoría en el crimen.
“Estrenar antes del final del juicio oral es una manera de intervenir en la realidad y quizás jugar un papel importante para que haya justicia por Mariano. El resultado del juicio no va a cambiar por lo que se diga en la película, pero quizás sí podemos abrir los ojos de la gente antes de la sentencia”, afirmó Rath en una entrevista con Télam.
Las entradas para esta única función en la sala de la calle Mitre 451, a cargo del INCAA, tienen un precio de $20.
Cine militante
En la línea de una tradición de cine militante y de compromiso político que remite a autores como Raymundo Gleyzer, Jorge Cedrón o Fernando “Pino” Solanas, la película combina entrevistas a familiares y compañeros de Ferreyra, imágenes documentales y una ficción que enhebra la reconstrucción del ataque que causó la muerte del militante con la pesquisa que lleva adelante Andrés Oviedo, el periodista que encarna Caparrós.
“Cuando nos planteamos hacer la película, veíamos que podíamos exceder los límites del activismo militante y llegar a una mayor cantidad de gente. Y como la película también habla del periodismo y la autocensura, elegimos a alguien con trayectoria y espalda política como Caparrós para interpretar -en su debut protagónico en cine- al periodista que investiga el caso”, recordó Rath.
Al igual que la investigación que lleva adelante el personaje de Caparrós, la película está dividida en seis capítulos que llevan por título: “Tercerización”, “Las patotas”, “Sindicatos y barras”, “El negociado”, “José Pedraza” y “Un crimen”, que revelan el entramado político, económico y sindical que hay detrás de la muerte de Ferreyra y del estado crítico del transporte ferroviario.
La investigación del periodista Oviedo, que en el filme es comparada con la que Rodolfo Walsh encaró para revelar la causa del asesinato del sindicalista Rosendo García en su libro “¿Quién mató a Rosendo?”, “es una reivindicación de esa manera de hacer periodismo que ponía a la verdad y el compromiso social sobre cualquier otro interés, incluso la propia vida”, señaló el cineasta.
Para Rath, “algo que está en debate en el filme es el periodismo militante que muchas veces se confunde, porque muchos que lo reivindican son dueños de los medios y ejercen presión sobre sus propios trabajadores. Es un mal del periodismo entendido como mercancía, en el que se banalizan los temas y se privilegia una inmediatez sin profundidad”.
Por eso el personaje encarnado por Caparrós sigue el ejemplo de Walsh, porque “queríamos que fuera un periodista que puede mantener su dignidad, independencia y compromiso con la verdad”, a pesar de que su jefe (cuya voz es la del cineasta Enrique Piñeyro) intenta censurarlo y luego lo despide de la revista en la que trabaja.
Entre las cosas que denuncia en su reportaje -y que la película y sus directores adscriben- está el sistema de tercerización de servicios, “una herencia neoliberal” que existe en muchas empresas argentinas y que tiene como objetivo “bajar el costo de los salarios, pero además, y principalmente, partir el colectivo de trabajadores con el aval y la complicidad de la burocracia sindical”.
Fue justamente un reclamo de los trabajadores tercerizados de la línea del Ferrocarril Roca lo que motivó la manifestación y el intento de cortes de vías que esos operarios y un grupo de militantes del Partido Obrero, entre los que se encontraba Ferreyra, protagonizaron el 20 de octubre de 2010, antes de ser perseguidos, apedreados y baleados por una patota de la Unión Ferroviaria.

Mariano Ferreyra tenía 23 años y era dirigente de la FUBA.
En ese sentido, los directores se preguntan si después de la muerte de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán en 2002, desapareció realmente la represión de la protesta social o tomó otra forma, y la respuesta que da la película es que “la represión fue tercerizada y actualmente la ejercen las patotas sindicales, que también integran miembros de las barras bravas”.
“Hay muchos episodios de violencia sindical que nunca fueron esclarecidos y que responden a una misma metodología. No es algo que esté organizado por el Gobierno, pero sí por sectores que están o estuvieron ligados a él, como en su momento el moyanismo”, opinó Rath, que también denuncia en el filme los negociados que la “burocracia sindical” realiza a través de empresas tercerizadas.
“Pedraza jugó un rol importante en la creación de cooperativas tercerizadas que daban servicios al ferrocarril y que dependían directamente del mismo sindicato que debía luchar por la defensa de los derechos de sus trabajadores. A ese nivel llegó el cinismo de esta gente”, opinó el director.
Y añadió: “Se trata de una gran estafa que trajo como consecuencia no sólo la precarización de las condiciones laborales de los trabajadores sino también el estado lamentable en el que se encuentran los trenes y que trajo como consecuencia, por ejemplo, el trágico accidente de la estación Once”.
Fuente: El Día de Escobar