En el segundo episodio de su temporada 2022, ADN Escobarense vuelve a sorprender con Reliquias Urbanas, un recorrido apasionante por el valor patrimonial de Belén de Escobar. No solo en lo referente a la arquitectura sino también a los climas y características que le dan personalidad a la ciudad. Valores que, además de edilicios, son históricos, culturales y sociales.
El capítulo, de 18 minutos de duración, se estrenó el domingo 8 en el canal de YouTube de El Día de Escobar. Un documental plagado de imágenes de archivo que evocan los tiempos de antaño y que en muchos casos es esa foto el único vestigio que queda de ciertos lugares. Tomas actuales y aéreas que permiten acceder a puntos de vista poco comunes, esos que serían imposibles de registrar con los pies sobre la tierra.
“El patrimonio histórico está compuesto por varios factores: uno es el valor arquitectónico, que se refiere a los edificios porque tienen alguna belleza en particular; otro es el valor histórico, porque en ese lugar pasó algo importante, y el patrimonio social, que es lo que está en el recuerdo de la gente. Un lugar donde no sucedió nada ni tiene una belleza particular, pero todos lo recordamos por otras cuestiones”, explica el arquitecto Gustavo Darrigo, uno de los entrevistados para este nuevo episodio de ADN Escobarense.
Darrigo destaca también la arquitectura más moderna de la ciudad, la producida entre las décadas del ‘50 y del ‘60, así como otros aspectos que no tienen que ver con las edificaciones sino con las arboledas, por ejemplo. Habla de la belleza que tiene la de la calle Rivadavia, hacia el Instituto San Vicente, o la de la vereda del parque de la estación con sus tipas añosas sobre la calle Colón.
Además, afirma que “las transiciones urbanas son siempre caóticas” cuando habla sobre el paso de pueblo a ciudad que experimentó Belén de Escobar.
Por su parte, el arquitecto Ivo Iacouzzi define al patrimonio como un conjunto de elementos que “le dan un cierto ADN a la comunidad. A través de sus obras se puede definir a una comunidad y su manera de pensar, sus tradiciones, su historia”. Y analiza la importancia de impulsar políticas públicas para preservar las edificaciones emblemáticas, partiendo de la base de promover el sentido de pertenencia en la población.
En Reliquias Urbanas también aparece el testimonio de Nicolás Gaytán, quien cuenta cómo junto a su familia remodelaron y pusieron en valor una antigua casona de la alle donde funcionaba el estudio jurídico de su padre, Roberto Gaytán, y que perteneció a un hijo de Eugenia Tapia de Cruz. La describe a la perfección y dice que es sumamente emocionante poder conservar un inmueble que tiene más de un siglo de antigüedad.
Arturo Carboni habla sobre el inmueble donde funciona su inmobiliaria, una construcción emblemática de 1890, en Asborno y Estrada, frente al Palacio Municipal. La que tiene el águila sobre su puerta principal. Y el cardiólogo Jorge Resio, propietario de la mítica casona ubicada en el primer piso de Tapia de Cruz y Asborno, relata cómo era y cómo fue la remodelación de una construcción con paredes de sesenta centímetros de espesor.
Entre imágenes que van y vienen en el tiempo se ven fachadas históricas como las de las casonas de la calle César Díaz, la panadería Bertolotti -el comercio escobarense más antiguo, fundado en 1893-, la parroquia cocatedral (1908) y el teatro municipal, cuya sala fue inaugurada por la Sociedad Italia en 1892, aunque el frente actual se realizó varias décadas después.
Con dirección artística de Pablo Vega y dirección periodística de Florencia Castro, un documento audiovisual que permite entender mejor la historia de Escobar, cómo pasó a convertirse de pueblo a ciudad y la necesidad de conservar los rastros que quedan de aquellos tiempos en la actualidad y hacia el futuro.