“Vivía un infierno”: habló la hermana del hombre que se suicidó de 15 puñaladas

Patricia Abusto relató a El Día de Escobar que su hermano quedó aislado y deprimido tras ser acusado falsamente de abuso sexual por una compañera de trabajo.

Casa donde vivía Fabián Abusto

Hace un mes y medio, un caso policial conmovió a los vecinos del barrio La Chechela, en Belén de Escobar: un hombre de 56 años era encontrado muerto de quince puntazos en el dormitorio de su domicilio. La escena, de por sí estremecedora, llevó a los investigadores a concluir en un primer momento que se trataba de un homicidio con alevosía.

El hallazgo del cuerpo de Fabián Marcelo Abusto ocurrió el jueves 3 de julio en una vivienda de la calle Bolivia al 800, entre Almafuerte y José Hernández. El trágico descubrimiento se produjo cuando un amigo se acercó al domicilio, preocupado porque no lograba comunicarse con él.

El hecho, que desde el primer momento generó gran repercusión, quedó marcado por el trasfondo de una denuncia previa contra Abusto por abuso sexual agravado contra una joven. Esa circunstancia se convirtió en la línea inicial de la pesquisa, orientando las sospechas hacia un hombre que mantenía un vínculo cercano con la denunciante. Por eso, inicialmente se habló de que sería un caso de “justicia por mano propia”.

Con esa hipótesis, los investigadores apuntaron contra un joven de 29 años que trabajaba en una red comunitaria de La Chechela, dependiente del Municipio. Se decía que había mantenido un fuerte enfrentamiento con Abusto tras la denuncia de abuso sexual contra su compañera de trabajo.

Sin embargo, a un mes de esa detención, el fiscal Claudio Aundjian dispuso que el sospechoso quedara libre porque no se encontraron pruebas en su contra. De hecho, el examen médico forense determinó que el hombre no había sido víctima de un ataque, sino que se había quitado la vida autolesionándose con un cuchillo de cocina de su casa.

La médica que practicó la autopsia concluyó que las quince heridas de Abusto no eran compatibles con un ataque. Eran superficiales, de escasa profundidad, y habían sido hechas en un ángulo de 45 grados, impropio de una agresión directa, que suele producir lesiones más profundas y a 90 grados. Esa trayectoria fue clave para descartar la participación de un tercero.

Casa del barrio La Chechela donde ocurrió el crimen
Escenario. La casa en la que vivía Fabián Abusto, sobre la calle Bolivia al 800, en Belén de Escobar.

El testimonio de la hermana

La dramática muerte de Fabián Abusto y las circunstancias que la rodearon afectó profundamente a su familia. Una de sus dos hermanas, Patricia, se comunicó con El Día de Escobar para contar su versión sobre lo sucedido y “limpiar el nombre” de su hermano, a quien consideró víctima de una falsa denuncia que “arruinó su vida”.

Según Patricia Abusto, la secuencia que derivó en el suicidio de su hermano comenzó el 6 de junio, cuando él se encontró con una compañera de trabajo, de 26 años, en el centro de Escobar. “Fueron a comprar cervezas, pan, salchichas, fernet y Coca Cola. De ahí se dirigieron a su domicilio en el auto, ingresaron a la casa, compartieron la cena, realizada por ella, se tomaron unos tragos y tuvieron relaciones sexuales, Era la segunda vez que ellos salían, aunque ella es casada, salía con el muchacho detenido y con mi hermano”.

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“Mi hermano la llevó a su domicilio sin ningún problema, pero ella le solicitó que no diga nada en el trabajo. Al día siguiente trabajaron sin ningún problema, pero el lunes 9 esta señora le hizo una denuncia en Recursos Humanos del Municipio, aduciendo que había emboscada en la casa de mi hermano y forzada a realizarle sexo oral”, continuó la mujer en su relato, que envió a este medio por escrito.

“Ese mismo lunes, el director de la Red Comunitaria Escobar le comunicó a mi hermano la denuncia y le pidió que se retire a su domicilio a esperar la notificación. Mi hermano hacía 11 años que estaba trabajando en el Municipio como contratado. Fue dado de forma inmediata de baja y forzado a renunciar (12/06/2025) con el argumento de que entorpecería el proceso judicial. A las claras se ve que eso era una excusa para no echarlo y ni pagar la indemnización correspondiente. Dicho de paso, la liquidación de su renuncia fue realiza el 11/07/2025, cuando él ya había fallecido. Un horror”.

“Nosotros no somos una familia de recursos económicos, por ende, no pudimos contratar un abogado y solo tuvimos acceso a uno de oficio. En ningún momento mi hermano fue llamado a declarar. Solo se presentó en la fiscalía a recibir la acusación y una perimetral, que no podía acercarse a la señora a 100 metros. Allanaron su casa, se llevaron sabanas, toallas y el celular. Y las pericias psicológicas eran para abril de 2026. Eso es mucho tiempo para alguien que quiere demostrar su inocencia. Nunca estuvo detenido, ni siquiera demorado, solo estaba siendo investigado”.

“Días después de la denuncia, el muchacho que más tarde sería detenido se acercó a la casa de un amigo de mi hermano para solicitarle que se reúna con ella, que estaba arrepentida y que se había equivocado, para tener una charla. Así ella retiraba la denuncia (está de testigo el amigo, que escuchó todo), con lo cual le aconsejó que no se acerque, porque él tenía una perimetral y, si se acercaba, iría preso”.

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“Mi hermano estaba muy angustiado porque tenía miedo de quedar detenido y enfrentar una condena por algo que no hizo”, prosiguió Patricia Abusto.

Hasta el momento que se suicidó, él vivió un infierno. Sin trabajo, los que decían ser amigos se alejaron; señalado como un violador, no salía. Lo poco que ganaba vendiendo jugos Naranjín, era lo que apenas le alcanzaba para comer. Ese mes no pagó los servicios de la casa, los aboné yo. No pagó el seguro del auto, un amigo le cargó nafta para que pueda ganar unos pesos en la venta que tenía. Se transformó en un paria. Lo echaron de La Cámpora el mismo día de la denuncia, el que tanto militó y tantas cosas compró (banderas, paraguas, un bombo, hasta cuando necesitaban hacer política lo hacían en su casa)”.

“La situación era muy complicada, cada día hablábamos, tomábamos café. Lo ayudé en todo, siempre estuve con él. Lo que hizo de agarrar la cuchilla y darse 15 puntazos, fue terrible para nosotros. Esto se confirmó después de la autopsia: no tenía signos de defensa, la casa estaba sin signos de que estuviera otra/s personas. También se descubrió que tenía una cirrosis avanzada, que él no sabía y nosotros tampoco, y cardiopatía isquémica”.

“Mi hermano terminó sus días sin tener para comer, sin trabajo, sin amigos. Su mundo se derrumbó. Le explotó la cabeza y por eso se suicidó. Vivía estresado, no podía dormir, tenía terror de ser detenido. No sé qué pretendía esa señora, pero ella fue quien provocó esta tragedia. Mi familia quedó destruida, tuve que pedir ayuda psicológica porque lo que hizo mi hermano no me deja vivir. Todos los días espero su llamada: “Hola hermana querida, ¿cómo estás?”. O veo un auto igual al suyo y salgo a ver si es él”.

“Nosotros no podemos seguir investigando sobre la acusación porque él ya no está. Y como me dijeron en la Defensoría Oficial, “ese tipo de justicia que usted busca acá no la va a encontrar, o le cree lo que le dijo su hermano o le cree a esa señora”. Por eso, cuando leo lo que ustedes publican, me llena de rabia y de dolor, porque él no era un violador, era una hermosa persona que tuvo la mala suerte de encontrarse con un ser despreciable que no midió las consecuencias de sus acciones”, concluyó Patricia Abusto.

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