Por primera vez, el partido de Escobar cuenta con un inventario detallado de sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), una herramienta fundamental para la elaboración del Plan Local de Acción Climática (PLAC) que definirá las políticas públicas en el distrito y las medidas de mitigación y adaptación frente al cambio climático.

El informe lo realizó la Subsecretaría de Escobar Sostenible, en articulación con otras áreas técnicas de la Comuna, la Fundación Vida Silvestre y la Red Argentina de Municipios frente al Cambio Climático (RAMCC). Está elaborado bajo estándares internacionales y brinda información precisa sobre las fuentes de emisión a nivel local, algo que hasta ahora se desconocía completamente.

Según el estudio, durante 2023 se generaron más de 917 mil toneladas equivalentes de dióxido de carbono. La mayor parte de estas emisiones provino del consumo energético en hogares, industrias, comercios y el alumbrado público. El transporte, la disposición de residuos y el tratamiento de efluentes también tuvieron una participación significativa.

Además, el informe incluye un análisis del uso del suelo y las actividades agropecuarias. En este sector se registraron emisiones vinculadas al cambio de uso del suelo y a la ganadería, pero también se relevaron sumideros de carbono en el territorio: más de 5.000 hectáreas de bosque nativo y más de 17.000 hectáreas de pastizales que permitieron absorber cerca de la mitad de las emisiones generadas por estos mismos usos. Esta capacidad de absorción, conocida como secuestro de carbono, fue clave para reducir el impacto neto de las emisiones en ese sector.

El inventario de gases de efecto invernadero se realiza en el marco del Plan Local de Acción Climática de Escobar. En la continuación de los trabajos planteados, una vez finalizado este informe, que corresponde a la etapa de diagnóstico del eje de mitigación, el municipio deberá abordar la etapa de metas. Allí, en función de los resultados obtenidos, se plantearán los objetivos de reducción de emisiones.  

Por otro lado, el municipio tiene la posibilidad de abordar simultáneamente el eje de adaptación al cambio climático. Esto se relaciona con la detección de las principales vulnerabilidades y amenazas climáticas y con la identificación de los sectores potencialmente más afectados dentro de su territorio.

Con respecto al inventario, el reporte de nivel básico cubre las fuentes de emisión que generalmente ocurren en todas las ciudades. “En este caso se englobaron los resultados correspondientes a los sectores de Energía Estacionaria, Transporte y Residuos, pero sin tener en cuenta las emisiones generadas por las pérdidas en la transmisión y distribución de energía en la red eléctrica, las provenientes de la industria de la energía (generación de energía) y la de los residuos importados de otros municipios, con tratamiento dentro de los límites de inventario”, aclara el estudio, al que tuvo acceso El Día de Escobar.

En líneas generales, se considera que los gobiernos locales poseen una mayor capacidad de acción sobre los sectores comprendidos dentro del nivel de reporte básico. “Por estas razones, el gobierno local de Escobar toma como base las emisiones del inventario básico para establecer los objetivos de reducción sobre los cuales definirá la Estrategia de Mitigación”, señala el documento entre sus conclusiones.

¿Qué es la huella de carbono?

El rastro de los gases de efecto invernadero generados por las actividades humanas se conoce como huella de carbono. Este indicador ambiental mide tanto las emisiones directas como las indirectas de compuestos como el metano (CH4), el óxido nitroso (N2O), los hidrofluorocarbonos (HFC), los perfluorocarbonos (PFC), el hexafluoruro de azufre (SF6) y, especialmente, el principal contribuyente al calentamiento global desde 1990: el dióxido de carbono (CO2).

Conocer la huella de carbono de una actividad, medida en toneladas de CO2, es fundamental para tomar decisiones informadas y adoptar medidas que permitan reducir estas emisiones al mínimo posible. La responsabilidad de hacerlo, para evitar un cambio climático catastrófico, recae en las personas, las empresas y los gobiernos.