Los adorables cachorritos revolucionaron la casa y convivirán con los participantes hasta el final del certamen. Su llegada se dio a través de un veterinario y ex funcionario municipal de Escobar.
Todo lo que pasa en Gran Hermano es noticia, incluso por mínimo que sea. Es que el programa más visto de la televisión en los últimos años -con picos de rating altísimos- logró que sea casi inevitable hablar o escuchar de lo que pasa en la casa más famosa del país, aún para quienes son indiferentes a este tipo de formatos. Ahora, un hecho ocurrido esta semana tiene como protagonistas a dos perritos y a un veterinario de la localidad de Garín.
Después de semanas intensas cargadas de discusiones y tensión, con las eliminaciones de Ariel Ansaldo y Walter “Alfa” Santiago, la casa de Gran Hermano se vio revolucionada el lunes por la llegada de dos nuevos y pequeños integrantes, que enseguida se ganaron el cariño de los pocos participantes que siguen en competencia.
Cuando el conductor del ciclo, Santiago del Moro, anunció la llegada de dos nuevos integrantes, la noticia generó asombro, intriga y dispares reacciones de los jugadores, que no daban crédito a la posibilidad de que se agreguen nuevos competidores a esta altura del programa.
La confusión quedó de lado cuando la gigante puerta de entrada se abrió y aparecieron dos pequeños perritos, que llegaron para alegrar la estadía y recta final de los 7 competidores que quedan en el certamen.
Con cuatro meses de encierro, aislados del exterior e incomunicados por completo, los jóvenes participantes estallaron de emoción y ternura con la llegada de estos cachorros, a quienes bautizaron Moro y Caramelo.
Artífice de la sorpresa
Gustavo González Marín es médico veterinario magister en Salud Animal (M.P 5942) y fue el encargado de cederle los dos perritos a la producción de Gran Hermano. Mucho antes, su nombre estuvo vinculado a la política y a la gestión pública local, ya que fue director de Desarrollo Ambiental del Municipio durante buena parte de la Intendencia de Sandro Guzmán (2007-2015).
En la esfera privada, González Marín es director y propietario de Las Palmas, una hostería de animales que se encuentra en Garín, sobre la calle Centenario, y sirvió como nexo para que Moro y Caramelo lleguen en óptimas condiciones al reality.
“La producción de Gran Hermano tenía interés de incluir un cachorro en la casa y al ser ellos hermanos, para no separarlos, ingresaron ambos”, explicó el profesional, quien contó que brinda servicios veterinarios a Telefe “desde hace un mucho tiempo”. Incluso participó como notero y columnista en programas como Zoobichos y Lo pedís, lo tenés.
“En este caso me consultaron por este tema y me ocupé de que se dieran las condiciones de salud y bienestar para ellos. Planteamos las medidas de seguridad como el corralito de la pileta de natación, normas de alimentación y cuidados, normas para evitar accidentes, entre otras cosas”, expresó en declaraciones a Ámbito.
Además, el médico veterinario remarcó que los cachorros “no son de raza, son mestizos machos, ambos de 2 meses y medio”. La idea es darlos en adopción cuando termine el ciclo.
“Voy a colaborar con la producción para asegurarnos que se den las condiciones adecuadas de una tenencia posible y responsable”, señaló el especialista. Y aseguró que “probablemente sea uno de los participantes, pero eso lo decidirá la producción cuando lo considere. Siempre estaré al lado de ellos para ayudar”.
Por lo pronto, Moro y Carmelo se crían juntos rodeados de siete participantes y entre decenas de cámaras que captan sus movimientos durante las 24 horas. De Garín, al programa de televisión más visto del país.
Ver esta publicación en Instagram