Tenía 38 años y estaba internado con problemas cardíacos y respiratorios. En 2015 fue uno de los finalistas del reality Elegidos, en Telefe. También dio tres funciones a sala llena en el Gran Rex junto a otros participantes.
Después de pasar varias semanas internado con problemas coronarios y pulmonares, falleció este jueves el cantante garinense Sebastián Villalba (38), quien supo acariciar la fama en 2015 por su participación en un reality de talentos en Telefe.
“Esta exposición te puede llegar a marear un poco, pero no me creo la del rock star”, contaba en aquellos días felices, cuando lo paraban en la calle para sacarse fotos o pedirle un autógrafo. Nunca perdió la humildad, la misma con la que subió y bajó de ese casi siempre efímero sitial que le dan los grandes medios a las figuras emergentes.
“Yo viví en una de las zonas más jodidas de La Matanza, donde los chicos se exponen a diferentes situaciones de violencia. A mí la música me fue llevando por otro lado y eso es fundamental. Mucha gente puede sentirse atrapada por un mundo oscuro y esto de verme a mí, teniendo la posibilidad de salir de eso, los apasionó a todos. Esa era mi intención: si yo podía lograr que la gente se identifique con mi historia, era feliz. Y pasó”, le decía a DIA 32 en una entrevista publicada en septiembre de 2015 (ver acá).
Villalba fue uno de los finalistas del programa Elegidos, que conducía el popular Marley en la pantalla de Telefe. Aunque no ganó, brilló en cada intervención y se dio el gusto de dar tres funciones a sala llena en el mítico teatro Gran Rex, junto a otros finalistas. Además, dejó atrás su trabajo de vigilador privado para volcarse de lleno a la carrera artística.
“El programa me dio una gran ayuda para poder definirme y dedicarme a esto. Ahora estoy saliendo a cantar y tocar en shows y eventos privados todos los fines de semana, algo que antes no hacía. Además, estoy con muchos ensayos, produciendo y armando un montón de cosas, como mi disco”, comentaba, entusiasmado.
La popularidad pasó, pero no lo cambió. Siguió siendo el mismo tipo simple, entrador, buena onda y laburante. Incluso estuvo a cargo de un taller de guitarra y canto en la biblioteca popular Juan Bautista Alberdi, de Garín.
Su temprana partida, y el sufrimiento que atravesó estando internado, causó una fuerte conmoción tanto en quienes llegaron a conocerlo como en aquellas personas que lo admiraron a la distancia. Hoy, su voz ya no está. Pero su recuerdo, y su ejemplo, se prolongarán en el tiempo.
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