Una ceremonia muy especial tuvo lugar el martes por la mañana en una vivienda de la localidad de Garín, donde se realizó el reconocimiento oficial del primer ahijado del presidente de la Nación, Javier Milei.
El protagonista de esta historia es Isaías Javier Maydana, nacido en marzo de 2024 en la Unidad de Diagnóstico Precoz (UDP) de Garín. Al ser el séptimo hijo varón de la familia, el niño fue alcanzado por la ley de Padrinazgo Presidencial, vigente desde 1907.
El acto conmemorativo contó con la participación del edecán presidencial y capitán de fragata Juan Ignacio Sander. Durante la informal ceremonia, el representante del jefe de Estado hizo entrega de un diploma y una medalla de oro como símbolo del cumplimiento de los requisitos para ser reconocido como ahijado del presidente.
El padre del pequeño, Claudio Adrián Maydana, le cuenta a El Día de Escobar que el trámite para obtener el padrinazgo “fue súper rápido”. “Lo hicimos por WhatsApp. Nuestro hijo nació el 6 de marzo y ya para el 14 mayo nos habían notificado que era ahijado presidencial y los beneficios que esto implica”.
“Isaías tiene una beca anual a partir de que inicie los estudios, desde jardín de infantes hasta alcanzar la universidad. Además, nos entregaron un diploma y una medalla de oro como forma de reconocimiento. Este padrinazgo es un orgullo”, afirma el padre del niño garinense.
Hacia finales del año pasado, varios portales difundieron la noticia de que el primer ahijado presidencial nació en la provincia de Santa Cruz. Sin embargo, Claudio desmiente esas versiones: “Isaías es el ahijado del presidente desde mayo, y el bebé del sur nació septiembre”, sentencia categórico.
Claudio vive en el barrio Cri Cri junto a Isaías, su esposa -Cecilia Soledad Luque- y sus otros seis hijos: Brandon (11), Tiano (9), Franco (7), Marcos (5), Alan (4) y Elías (2). “Vivimos acá hace apenas dos años, pero mi mujer y yo nacimos y vivimos en Escobar toda la vida, en el barrio Las Lomas. Nunca nos fuimos”, sostiene, orgulloso.
Sobre qué se siente ser padre de nada menos que siete hijos varones, comenta: “Es difícil, pero al mismo tiempo es hermoso. Por suerte los chicos son muy compañeros entre ellos y se cuidan el uno al otro todo el tiempo”.
Claudio es policía y trabaja en el Comando de Patrullas de Malvinas Argentinas, mientras que su esposa se dedica al cuidado y mantención del hogar. “Ella tiene la parte más difícil, no tiene franco nunca”, señala el hombre.
Isaías comparte un rasgo con su flamante padrino: ambos se llaman Javier, aunque no se trata de un homenaje al presidente. “Le pusimos así porque, en realidad, es como me iban a llamar a mí cuando nací. Pero hubo un cambio de planes a último momento y terminaron poniéndome otro nombre”, aclara.
En cuanto a la opinión que tiene sobre el líder libertario, Claudio reconoce que siente una especie de simpatía con él. “Me gusta la sinceridad que tiene al expresarse. Estoy de acuerdo con muchas de sus ideas, con otras no, pero en general me gusta”.
Paradójicamente, también se muestra muy agradecido con el actual intendente de Escobar, Ariel Sujarchuk. De hecho, en la entrevista con este medio no oculta su deseo de que el jefe comunal sea el padrino de su hijo.
“En primer lugar, me gustaría expresar mi gratitud por la atención que recibimos en la UDP de Garín. Nos dirigíamos al hospital Erill, pero nos tuvimos que desviar porque iba a nacer en el Uber, entonces decidimos ir ahí. Al llegar, los profesionales nos atendieron muy bien y súper rápido. Aparte, el chico no se hizo esperar. El parto duró apenas 10 minutos”.
“El intendente me tomó la jura de fidelidad a la bandera. También estuvo cuando se jubiló mi abuela como enfermera del hospital Erill y me gustaría que ahora esté con mi hijo. Todo esto va más allá de la política, porque en realidad no nos identificamos con ningún partido, sino con el hecho de que las cosas se hagan por el bienestar de los ciudadanos”, concluye Claudio, con la satisfacción de haber concretado un logro muy singular que marcará para siempre la vida de su familia y especialmente de su hijo menor.
Una ley surgida de un mito
En la República Argentina, la ley 20.843 garantiza el padrinazgo del Presidente de la Nación en funciones al momento del nacimiento del séptimo hijo varón o la séptima hija mujer de una prole del mismo sexo.
Esta ley tiene sus raíces en la gran inmigración rusa en la Argentina y en la creencia de que el séptimo hijo varón era “el hombre lobo”, mientras que la séptima hija mujer era “bruja”. Así, en la Rusia zarista de Catalina La Grande se otorgaba el padrinazgo imperial que daba una protección mágica contra estos males y evitaba que los niños fueran abandonados.
En 1907 Enrique Brost y Apolonia Holmann, una pareja que se había radicado en Rusia, dan a luz a José Brost, su séptimo hijo varón, y envían una carta al Presidente José Figueroa Alcorta para que lo apadrinara. Allí comienza la tradición que, además, le otorga al ahijado una beca asistencial para contribuir con su educación y alimentación.
El 28 de septiembre de 1974 María Estela Martínez de Perón convirtió esta tradición en ley. La norma fue modificada en 2009 por Cristina Fernández de Kirchner a través del decreto 1416, que dio lugar, entre otras cosas, el derecho al beneficio aun cuando el bautismo religioso no fuere por el credo católico.