Hay vecinos y vecinas que, tras su partida, dejan una marca imborrable en la comunidad a la que pertenecieron. Marta Agustina Olmos es, sin duda, una de ellas. Su determinación y trabajo constante hicieron de ella un ejemplo para muchos, convirtiéndola en una figura querida y respetada en la localidad de Garín. Su fallecimiento ocurrió el pasado sábado, a los 84 años.
Nacida en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Marta Olmos llegó al partido de Escobar a mediados de la década de los 40. A los 18 años, desafió las normas de su época al ingresar a la carrera de Ciencias Económicas en la Universidad de Buenos Aires.
En un ámbito predominantemente masculino, obtuvo el título de contadora pública nacional, demostrando una admirable tenacidad y compromiso por su vocación. Esa pasión por la contabilidad la llevó a fundar el primer estudio contable impositivo de Garín, un espacio que durante más de 50 años brindó servicios de excelencia a la comunidad.
Con profesionalismo y dedicación, consolidó un prestigio que la convirtió en referente en su campo, siendo una de las pioneras en el ejercicio de la profesión en la localidad. Su ejemplo de esfuerzo inspiró a muchas jóvenes a seguir sus pasos, en un tiempo en el que las oportunidades para las mujeres eran mucho más limitadas que hoy.

Además de su labor profesional, se desempeñó como docente en distintas escuelas secundarias y en la universidad, compartiendo su conocimiento y experiencia con jóvenes estudiantes. Muchos de ellos encontraron en su estudio contable la oportunidad de dar sus primeros pasos en el mundo laboral, un gesto que reflejó su compromiso con el desarrollo de las nuevas generaciones.
En 1978 recibió el prestigioso galardón de reconocimiento “Don Garín”, una distinción que destacaba a ciudadanos ejemplares por su aporte a la comunidad. Asimismo, su estudio fue honrado por el Colegio Profesional de Ciencias Económicas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires al cumplir medio siglo de trayectoria, un hito que resaltó su constancia y profesionalismo.

Más allá de su desempeño en la contabilidad y la educación, Marta Olmos era una mujer de valores inquebrantables. Si bien no llegó a formar una familia, como hermana y tía desempeñó un papel fundamental, siendo un pilar de amor y contención para sus seres queridos. Su legado no solo se refleja en su carrera, sino en los lazos afectivos que cultivó a lo largo de su vida.
“Lamentamos profundamente su partida, sabiendo que su historia es un testimonio de que con esfuerzo, pasión, dedicación y amor es posible transformar la realidad y dejar una marca indeleble que perdure para las generaciones futuras”, expresaron sus sobrinos Alejandro, María Julia y Pablo Chiavetto, así como su hermana Julia Olmos.