Tenía 70 años y padecía una severa enfermedad. Fue pionero en la venta de discos y alquiler de películas en VHS. Se inició en el rubro en 1968 y llegó a tener tres locales en la ciudad.
Fue un amanecer triste el de este domingo para los vecinos de Belén de Escobar: rápidamente empezó a circular en las redes sociales la noticia sobre la partida de Carlos Ortelli (70), quien falleció producto de una difícil enfermedad que le tocó transitar en el último tiempo.
“Charlie” era un personaje de la ciudad. De voz fuerte y algo protestón, pero siempre dispuesto a dar una mano a quienes se lo pedían. Llevaba más de 50 años como comerciante, algo que lo había convertido en un referente para sus colegas y clientes.
En 1968, con 18 años, abrió su primer local en Tapia de Cruz 1045, el mismo lugar donde él había nacido, la casa de sus padres. Fueron ellos quienes lo alentaron a que ponga el negocio y le sugirieron que elija el rubro de los discos. “Empecé con 150 LP y 150 simples. También tenía kiosco”, recordaba años atrás, en una entrevista.
En esa época la Fiesta de la Flor se hacía en el Centro Comunal, a dos cuadras de su local, y eso hizo que aquellos días las ventas fueran récord. A su vez, ya de chico empezaba a mostrar su aguda visión para el comercio.
En 1981 abrió un local sobre la calle Spadaccini al 900, a metros de la terminal de ómnibus, que aún hoy sigue funcionando; al mismo tiempo inauguró otro sobre la avenida principal y en 1986 puso el videoclub Charming, asociado con Alfredo Alvarez y Alberto Peralba. Era pleno auge de alquilar películas en formato VHS y su comercio era un verdadero boom. Permaneció abierto más de 30 años, mutó de cassettes a DVDs con mucho éxito, hasta que la llegada de las plataformas digitales para ver cine en casa hizo desaparecer ese rubro.
En la actualidad continuaba con sus dos negocios, el de Spadaccini y el de Tapia de Cruz, donde se fue aggiornando a las épocas y vendía de todo: desde consolas de juegos, accesorios para celulares y muñecos hasta instrumentos musicales, relojes y parlantes con bluetooth, entre muchas cosas más.
“Siempre fui un tipo comprador, mi negocio nunca puede estar vacío, tiene que tener variedad de todo”, decía, y así era, sin dudas.
Otra característica de sus locales es que siempre están abiertos, incluso domingos y feriados. “Es cuestión de organizarse, tengo buenos empleados que me acompañan, trabajamos todos como un equipo”, aseguraba, como una de las claves de su perseverancia y compromiso comercial.
Fanático hincha de San Lorenzo de Almagro, fiel seguidor del básquet de Sportivo Escobar, Ortelli estaba casado con Mirtha Alvarez y tenía tres hijos: Ezequiel, Estefanía y Fabricio.
Otro legendario vecino escobarense que se va, dejando una huella única en su ciudad.
Por Javier Rubinstein
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