“Entendimos que no hay soluciones individuales para los problemas colectivos”

Diego Boris dio una charla sobre los alcances de la reciente Ley de la Música, de la que es coautor, en un encuentro organizado por el Centro Cultural “Macacha Güemes”.

“Existe una necesidad mucho más potente que la mera generación de lucro”, afirmó Boris durante su charla en Escobar.

Invitado para dar una charla sobre la flamante Ley de la Música, de la que es coautor e impulsor, Diego Boris visitó este viernes 28 el Centro Cultural “Macacha Güemes”, donde por espacio de dos horas explicó ante un auditorio compuesto por músicos locales los conceptos fundamentales de esta disposición, que apunta a fomentar las expresiones artísticas y combatir lo más negativo de la industria musical.

“Sin la música, la vida sería un error”, escribió Friedrich Nietzsche en su libro Crepúsculo de los ídolos. Y esta frase fue la elegida por Músicos Argentinos Convocados a modo de introducción a la Ley Nacional de la Música (Creación del Instituto Nacional de la Música). Norma que músicos y grupos locales tuvieron la oportunidad de aprender de la mano del reconocido músico Diego Boris, integrante de la Unión de Músicos Independientes (UMI).

Esta entidad realizó los primeros reclamos en 2006 y después de aglutinar a otras asociaciones impulsó el proyecto de ley que fue presentado en el Congreso de la Nación por el diputado Eric Calcagno, el que finalmente se sancionó por unanimidad en la Cámara de Senadores el 28 de noviembre de 2012.

“Consideramos que lo más vivo del arte de un país se encuentra en las manifestaciones espontáneas y auténticas, en las diversas búsquedas, que no se limitan sólo a los requerimientos de la lógica de mercado. Esta ley ayudará a fomentar este tipo de expresiones, asumiendo que existe una necesidad mucho más potente que la mera generación de lucro”, rezó Boris y los más de 10.000 músicos, grupos y referentes de la actividad musical argentina que elaboraron en forma colectiva el proyecto convertido en ley.

Más tarde, Boris expresó que “los músicos comprendimos que no hay soluciones individuales para los problemas colectivos”. Por eso decidieron organizarse y luchar por una ley que tiene por objeto “el fomento de la actividad musical en general y la nacional en particular”.

En ese sentido, la creación del Instituto Nacional de la Música (INAMU) apunta a fomentar la producción, difusión, distribución y circulación de música en vivo, mientras que la segunda parte de esta ley se orientará a trabajar junto a las entidades sindicales en un proyecto que mejore las condiciones laborales de los músicos.

Una anécdota en la Casa Rosada

Boris recordó que en 2005 “tras un diálogo entre Néstor Kirchner y el Sindicato Argentino de Músicos (SADEM) se reglamentó una ley de 1958, producto del pacto Frondizi-Perón, que tenía como objetivo evitar los abusos a los que eran sometidos los músicos en relación de dependencia -una orquesta, por ejemplo-. Pero en esa época no había muchos músicos en SADEM y quisieron generar una gran caja recaudatoria aún a costa de agredir fuertemente la actividad, instalando una matrícula obligatoria por la cual todos lo músicos del país para tocar en el bar de la esquina tenían que pagar $98 anuales y dar un examen de idoneidad. O sea que ningún músico argentino podía tocar en vivo si no cumplía con esto”.

“Sentimos que era una agresión a la música como arte y salimos a enfrentar ese decreto. Primero éramos nueve músicos, después nos constituimos en asamblea y pasamos a ser mil y charlas mediante seis músicos conseguimos una reunión con Alberto Fernández -entonces jefe de Gabinete-. Pero sorprendentemente nos atendió Néstor Kirchner y nos dijo: ‘Ayer estábamos viendo por TV con Cristina la entrega de los Carlos Gardel y cada músico que subía le daba con un palo a la ley, la miré y le dije: me parece que nos mandamos una cagada’. Se disculpó y nos preguntó si nos animábamos a armar una nueva ley”, concluyó Boris la jugosa anécdota con la que se cerró una etapa y abrió otra que, seis años después, lograría la sanción de la ley actual.

Aspectos centrales de la ley

Los principales puntos de la ley 26.801, más conocida como Ley de la Música, fueron explicados detalladamente por el músico. Entre ellos se pueden mencionar: la generación de sedes regionales del INAMU, como paso previo a la creación de sedes provinciales, regionales y municipales, la implementación de circuitos estables de música en vivo en cada región cultural del país, la formación integral de un músico poniendo énfasis en el conocimiento profundo y organizado de los distintos derechos intelectuales (compositor y autor, intérprete y productor fonográfico) y de sus derechos laborales.

Si bien la Ley de la Música entró en rigor el 8 de enero pasado, aún no está reglamentada y por ende todavía no se puede implementar. En relación a esto Boris expresó que “en un mes y medio nos dijeron que se estará reglamentando y seguramente a principios del año que viene ya estará constituido el INAMU y se ejecutará cada artículo de la ley”.

Antes de despedirse, Boris aseguró que volverá a Escobar dentro de dos semanas para brindar una charla sobre derechos intelectuales de los músicos.

Un músico no convencional

En la última década, Diego Boris ha estado desarrollando una actividad cultural poco frecuente. Desde la autogestión, en la producción de sus discos y eventos, instaló varios conceptos impensados en un pasado no tan lejano. El arte discutiendo los lugares que el mercado le asigna y como muestra de ello están los recitales no convencionales que el músico realizó entre los años 1997 y 2001.

Un recital andante con un camión con acoplado de 13 metros convertido en escenario ambulante para ofrecer un recital en avenida 9 de Julio, otro flotante con un barco aguatero desde el cual brindó un espectáculo móvil desde el Puente Avellaneda hasta la zona de Caminito, en La Boca, y un recital sobre rieles: un vagón playo y una locomotora diesel recorriendo la línea de ferrocarril más utilizada (desde estación Once hasta Moreno) dando mini recitales en cada estación. Este recital se convirtió en el primero a nivel mundial sobre un tren en una línea urbana de pasajeros.

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