Dávalos compartió canciones y poemas con el público.
A lo largo de toda su carrera, que lleva más de cuarenta años, Julia Elena Dávalos recolectó historias y experiencias de vida dignas de ser escuchadas. Y este martes a la noche, un auditorio de casi 300 personas -entre docentes, alumnos y vecinos- se reunió en la Escuela Media N° 4 de Ingeniero Maschwitz para escucharla contar la historia de su familia, de su gran vocación por la música folclórica y su poca difundida obra como pintora. Videos con imágenes de sus pinturas e impresionantes paisajes salteños le aportaron belleza visual a su música.
Ella es salteña y proviene de una familia de grandes artistas y músicos como su padre, Jaime Dávalos, y su abuelo, el célebre escritor Juan Carlos Dávalos. A su casa iban a compartir la mesa personajes de la talla de Atahualpa Yupanqui y toda una nueva generación de poetas y músicos que más tarde serían Los Fronterizos, Los Chalchaleros.
Julia Elena conoció los escenarios desde chiquita, cuando iba a cantar con su progenitor. Así, mirando y escuchando, aprendió a tocar la guitarra, el charango, el bombo, el cajón y el cuatro venezolano.
La charla que ofreció en Maschwitz, amenizada con poemas cantados y muchas de las canciones de su autoría, giró en torno a sus orígenes y al permanente recuerdo de su abuelo y su padre, sus mentores en el área artística. Algo que la mantuvo emocionada de principio a fin de su interlocución. En cuanto a cuáles fueron los mayores problemas a los que debió enfrentarse en su carrera, dijo: “Es muy feo ser blanca”, en alusión a que no da con el status de típica folclorista originaria.
“Lo que uno aprende de niño, no se lo olvida jamás”, expresó Dávalos en referencia a su formación en su Salta querida, junto a los coyas en el valle. “Cuando uno pertenece a algo, no le puede fallar. Nosotros, los salteños, somos así, cuando nos vamos de nuestro lugar seguimos perteneciendo como una parte de su tierra”.
La experimentada cantautora señaló, además, que para ser alguien hay que ser conciente de lo que uno es realmente. Y agregó: “El mundo nos da oportunidades que son de película”.
Más tarde, en referencia a la juventud confesó: “Los jóvenes son un área que no conozco, siempre fui aviejada, porque me gusta charlar y charlar. Para mí, un joven que escucha a alguien viejo es alguien especial”. Y más tarde deslizó un bocadillo que tiene que ver con su visión crítica hacia el negocio de la música en especial y el arte en general: “No considero que las cosas relacionadas a la cultura deban ser caras. Con esa plata se podría alimentar a mucha gente”.
El evento se realizó en la escuela como parte del espacio cultural que el establecimiento organiza todos los años para que los alumnos puedan aprender sobre figuras populares argentinas.
A pocas horas de su cumpleaños -este miércoles 26 de octubre-, los profesores de la escuela le prepararon una torta y copas para brindar con sidra (la única bebida alcohólica que le gusta, según contó). “Nunca me voy a olvidar este momento”, concluyó Julia Elena Dávalos quien, a sus 67 años, demostró ser un ejemplo de humildad.
Fuente: El Día de Escobar