La intención de Costantini es, en un desarrollo a largo plazo, dotar a la nueva ciudad-pueblo de Escobar de la misma oferta de servicios que dispone su creación en Tigre, con capacidad para alojar a 80 mil personas. “Siempre tengo esas miradas con perspectiva a largo plazo”, expresó el multimillonario.
Con una concurrencia que no llegó a poblar la mitad de la sala del teatro municipal, se desarrolló este miércoles 14 la audiencia pública para la evaluación del estudio de impacto ambiental del proyecto urbanístico Ciudad del Lago.
Como era de esperarse, la amplia mayoría de los participantes se manifestó en contra de la radicación de esa ciudad satélite sobre una superficie de 1.400 hectáreas de bañados. Los motivos, en casi todos los casos, fueron coincidentes: el fuerte impacto que provocará sobre los humedales, la alteración de sus características y la pérdida de los fundamentales servicios ambientales que brindan.
Desde Consultatio, la sociedad anónima que tiene a su cargo el desarrollo del emprendimiento, trataron de convencer a los asistentes de que la radicación de Ciudad del Lago no traerá perjuicios sino beneficios al distrito. Por ejemplo, con la generación de ocho mil puestos de trabajo y la construcción de un camino de circunvalación sur que conectará la entrada de El Cazador con la autopista Panamericana, a la altura del kilómetro 42.
La audiencia pública, de carácter consultivo y no vinculante, se llevó a cabo desde las 9.30 y hasta las 14.30 bajo la presidencia del secretario de Gobierno, Roberto Palau. A su término, El Día de Escobar consultó a varios participantes acerca de sus impresiones de la jornada.
Viviana Rebasa (Asociación Ambientalista del Partido de Escobar): “Al no poder interpelar a los que presentaron el proyecto, me quedó una sensación de vacío, como que todo lo que dijimos fueron palabras al viento, que no son tenidas en cuenta. Siento que el valor del dinero está arrasando con todo, cuando nadie se muere por dejar de ganar un poco. Lo que me puso contenta es la actitud de la gente de querer defender su territorio”.
Arquitecto Adrián Lobato: “Me pareció positiva la presencia de tantos ambientalistas planteando los puntos negativos del emprendimiento. La esperanza no se pierde, quizás esto sea un punto de inflexión para empezar a luchar. Hay que juntar filas para hacer frente a esto, no podemos aprobar emprendimientos a costa de perder toda la calidad ambiental del distrito”.
Viviana Sieburger (habitante del Delta de Tigre): “Me gustó encontrarme con tanta gente con argumentos de peso, valiosos, demostrando que emprendimientos como este destruyen la naturaleza. El aspecto más positivo de la audiencia es ese: sentir que cada vez hay más gente que está diciendo que la vida es otra cosa, que por el dinero no vale todo. No se puede pretender que la naturaleza se adapte al ser humano, es al revés”.
José Luis Inglese (ingeniero a cargo de la evaluación de impacto ambiental de Ciudad del Lago): “Es importante que se hayan podido escuchar todas las observaciones y posiciones que existen sobre un emprendimiento de esta naturaleza, es lo que marca la ley y es una acción muy positiva. Todas las críticas fundadas que se han recogido van a ser tenidas en cuenta. Hay que aclarar que no se trata de la pérdida de un humedal sino de la recomposición de un elemento que brinda servicios ambientales y los va a seguir brindando. La porción más significativa en términos ambientales, que está junto al Río Luján, se va a conservar. Esto no es una destrucción total, al contrario, es una potenciación de esos humedales”.
Elsa Claret (Asociación Ambientalista del Partido de Escobar): “Lamento que los señores concejales, que deberían estar presentes en este acto, en este mismo momento estén aprobando la instalación de la terminal portuaria, que también afecta a los humedales”.
Ciudad del Lago
El emprendimiento corre por cuenta del financista y desarrollador inmobiliario Eduardo Costantini, quien compró 1.400 hectáreas ubicadas sobre la margen derecha de la ruta provincial 25, en proximidades del Río Luján, para replicar allí la ciudad cerrada Nordelta que empezó a erigir en el municipio de Tigre desde 1998.
Solo por la adquisición de esas tierras bajas, que cuentan con el atractivo de incluir cinco kilómetros de costa sobre el río, el dueño del Museo de Arte Latinoamericano (Malba) desembolsó US$ 50 millones en 2007. “La inversión total, incluyendo el desarrollo de viviendas, será de aproximadamente 1.000 millones de dólares”, adelantó él mismo, que en esta oportunidad no recurrió a “socios menores”.
El Nordelta actual cuenta con unas 1.700 casas, donde viven 1.600 familias distribuidas en once barrios. Tiene una oferta integral en materia educativa, comercial y de salud, con cuatro colegios a los que asisten más de 1.800 alumnos, un shopping center, hipermercado, área de oficinas y clínicas privadas. Además, se calcula que cada día trabajan allí unas 5.000 personas.
La intención de Costantini es, en un desarrollo a largo plazo, dotar a la nueva ciudad-pueblo de Escobar de la misma oferta de servicios que dispone su creación en Tigre, con capacidad para alojar a 80 mil personas. “Siempre tengo esas miradas con perspectiva a largo plazo”, expresó el multimillonario.