Comenzó en 1936 como talabartería, de la mano de Gilberto Domenech, y tuvo tiempos dorados como tienda deportiva. “Ya es hora de dejar y descansar un poco”, afirma su hijo, Oscar.
Con una trayectoria notable de 86 años, en los que atravesó todo tipo de adversidades y también disfrutó de momentos de bonanza, uno de los comercios más antiguos de Belén de Escobar está a punto de cerrar sus puertas: Casa Domenech.
La tienda inició su historia en 1936 de la mano de Gilberto Domenech, quien abrió el negocio en el mismo lugar que donde está ahora, al 714 de la avenida Tapia de Cruz, que en ese momento era una calle de tierra y se llamaba Camino Real.
Inicialmente era una talabartería y él mismo fabricaba los aperos para los carros y los caballos. Después empezó a arreglar y coser pelotas de cuero. De esa manera se acercó al deporte, que sería su rubro definitivo.
Con los años incorporó botines y pelotas nuevas. También sumó la marca de ropa y accesorios Sportlandia, de la que era agente oficial en la zona. Así, el negocio fue mutando gradualmente hasta transformarse en casa de deportes. Su artífice falleció en 1992. Entonces, su hijo Oscar tomó la posta del comercio junto a su sobrino, Diego Aguerrebere.
En este 2022, año del 86º aniversario, ambos acordaron ponerle punto final a la historia de este emblemático comercio. “No sé si para bien o para mal, pero llegamos al fin”, le cuenta Oscar Domenech (76) a El Día de Escobar, en una de las últimas semanas que el local permanece abierto.
Asegura que varias razones confluyeron para tomar esta decisión: “Diego necesita más tiempo para dar sus clases de tenis y me planteó dejar, mientras que mi hijo más chico estuvo un tiempo pero tiene otra actividad. Así que ya es hora de dejar y descansar un poco. Yo estaba para acompañar, nada más”, explica el conocido vecino y comerciante.
“Da nostalgia, sí, pero no escapa a los problemas que tuvimos. La pandemia nos hizo un agujero, un año y pico no pudimos trabajar bien y eso influyó mucho. Vendíamos algo por Internet, pero no podíamos reponer la mercadería porque no había mayoristas que puedan traerla”, amplía sobre los efectos de las restricciones tomadas ante el Covid-19.
Otro gran inconveniente para el comercio es la falta de productos importados, principalmente en el tenis, una disciplina de la que fueron especialistas. “Muchos productos no se consiguen, el 70% u 80% de lo que vendemos son cosas importadas y no se consiguen por las medidas tomadas contra la importación. Es muy difícil así, no puedo ver el negocio escaso de mercadería, es lo peor que me puede pasar”, confiesa Domenech.
El desenlace se veía venir y terminó de confirmarse hace seis meses, cuando Domenech y Aguerrebere resolvieron no reponer lo que se vendía hasta agotar stock. Por eso, el comercio ahora ofrece descuentos importantes por pago en efectivo y cuotas con tarjetas de crédito.
Las vidrieras y vitrinas internas no exhiben la cantidad de cosas que había años atrás, se nota claramente que falta mercadería y mucha gente aprovecha para entrar, preguntar y comprar lo que necesita, aprovechando las rebajas.
“La idea es cerrar el 30 de junio, como máximo podríamos llegar hasta julio para vender lo que nos queda. Hay cosas de danza, taekwondo, hockey, boxeo, tenis y algunas pelotas”, señala el “Negro”, en su despacho de atrás del local, donde todos estos años se encargó de llevar los números y las cuestiones administrativas del comercio creado por su padre.
Casa Domenech quedará en la historia escobarense por ser el negocio deportivo que más años estuvo abierto de manera consecutiva. Equipó a grandes deportistas, clubes e instituciones, pero hasta acá llegó. En muy poco tiempo tendrá el cartel de “Se Alquila” y un nuevo emprendimiento se iniciará en su lugar, en pleno corazón de la ciudad.
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Por Javier Rubinstein