Escobar vivió este jueves 8 un día distinto. Amaneció con la avenida Tapia de Cruz cortada desde las vías hasta la plaza, los cordones de las veredas recién pintados y las banderas colgantes que ornamentan la ciudad cabecera con motivo de la Fiesta Nacional de la Flor; con la Banda Municipal de Música en la plaza de las Américas, una muchedumbre frente a la cocatedral y un sol compinche que iluminó radiante la celebración del cincuentenario de la creación del distrito.
Sin embargo, no fue una jornada memorable por lo festiva. Demasiado protocolo -podría decirse- para tratarse de un acontecimiento de tan significativa trascendencia institucional, al que extrañamente se organizó como “conmemoración” -ese fue el término utilizado oficialmente- en vez de celebración. Análisis al margen, Escobar cumplió 50 años de vida independiente y el acto -ciertamente prolongado- se desarrolló con un programa de actividades diversas que incluyó unas cuantas apostillas.
La recepción de autoridades e invitados se hizo en el Palacio Municipal, donde se destacó la presencia del tres veces intendente Fernando Valle, quien llevaba varios años sin ser visto públicamente. El actual titular del Ejecutivo, Sandro Guzmán, estuvo permanente acompañado por Valle y también por el obispo de Zárate-Campana, Oscar Sarlinga. Los tres realizaron el descubrimiento de una decena de placas recordatorias colocadas en el hall del edificio de gobierno de Asborno y Estrada.
El acto oficial se inició a las 10 en la explanada de la cocatedral de Natividad del Señor, donde la participación del pastor evangélico Domingo Ibáñez como orador resultó, cuanto menos, llamativa. A sus palabras le siguieron las del obispo Sarlinga. Y tras ambos mensajes se colocaron ofrendas florales frente al lugar donde descansan los restos de Eugenia Tapia de Cruz, a quien se le rindió un especial homenaje por su carácter de antigua pobladora de estas tierras y artífice de la formación de Belén de Escobar.
La tercera parte de la ceremonia se realizó a dos cuadras, en la esquina de Tapia de Cruz y Colón. Allí, la estudiante Paula Gómez Kerbs, del Instituto General Belgrano, recibió una distinción por haber ganado el concurso del logo del cincuentenario, con lo que se hizo acreedora de un premio de mil pesos y una computadora.
El momento más esperado quedó para el final: la apertura del Cofre Centenario, enterrado en 1989 con recuerdos y documentos de esa época que desde ahora permanecerán en exposición en el museo Campiglia. A su vez, la cápsula del tiempo volvió a llenarse de nuevos elementos: mensajes, cd’s, dvd’s, una bandera argentina, cartas de visitantes, láminas, tarjetas, un libro de actas firmado por los asistentes y una botella de champagne que se descorchará para el festejo de los 75 años del distrito. Esto último se debe a que por disposición del intendente el cofre será nuevamente abierto en 2034 y no en 2059, como establece la ordenanza 723/89 que instauró dicho cofre.
En el cierre del protocolo, Guzmán pronunció un breve discurso en el que hizo un especial reconocimiento a los integrantes de la comisión popular formada en 1957 que logró la creación del nuevo distrito. “Tenemos que trabajar por la integración social y pensar en el mejor futuro para Escobar”, apuntó el jefe comunal en el párrafo final de su mensaje.
Antes de que cayera el telón, grupos de baile de todo el distrito interpretaron la “Zamba de Escobar” sobre la avenida principal de la ciudad, mientras que la Dirección de Deportes realizó una caminata participativa que le puso punto final a un día distinto, aunque sin clima de fiesta.
Escobar, al fin de cuentas, llegó a las bodas de oro.
Cobertura fotográfica: Ricardo Perdersen